III

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6 a.m. Empezaba el día de KyungSoo y sus dos hijos.

La rutina no era complicada en sí. Levantarse, asearse, vestirse, ir a la habitación de TaeOh a despertarlo abriendo las cortinas y encendiendo la luz. Ir a la habitación de JuWoon para encender la luz y darle los buenos días. Ir a la cocina, poner la cafetera a funcionar y empacar los almuerzos y snacks de sus hijos además de servir cereal con fruta picada a JuWoon junto con un vaso de leche tibia, preguntarle por sus clases, tareas y planes del día mientras come su propio desayuno simplemente más tradicional acompañado de un café, que deja a medias para volver al cuarto de TaeOh y moverlo en la cama para despertarlo definitivamente.

Vuelve, termina de comer y JuWoon sube a vestirse con su uniforme perfectamente planchado y doblado, toma su mochila y tiende su cama. TaeOh se viste con el uniforme arrugado que él mismo dejó en el suelo y su padre no encontró para plancharlo; estira su cama por encima y va a desayunar su inmenso pocillo de arroz y banchans que cada mañana su padre le deja listos junto a un vaso de leche fria.

Salen exactamente a las siete de la mañana; suben al auto y KyungSoo maneja rápido pero seguro a la escuela de los niños que queda a veinte minutos. El primer bloque de clases es a las  ocho pero no puede ir a dejarlos más tarde, sino él mismo llegaría tarde a su trabajo, pero sus hijos se quedan haciendo tiempo en la biblioteca o en el parque cerca de la entrada cuando no está lloviendo o nevando. JuWoon siempre se quedaba jugando con una amiga de su grado, Ji-Ah a la que sus padres también dejaban temprano, y TaeOh hacía las tareas que no hacía en las noches por quedarse jugando.

— ¿A qué hora sales hoy papá? — JuWoon era más de estar ansioso de saber a qué hora volvería su padre. Le encantaba estar con él y aprovechar su tiempo juntos, pero las horas extras eran un escenario constante que lo alejaban de sus tardes familiares.

— No lo sé cielo, pero sí debe ser antes de las siete. Tengo que hacerle la entrevista al candidato de niñero. —Viró suavemente el manubrio ya cerca de la escuela.

— ¿Sigues con esa estupidez?

— Respeto, hijo.

— Perdón. — Su tono bajó ligeramente mientras miraba a su padre en su posición de copiloto. — Pero es ridículo. ¿Un niñero alfa? no creo que encuentres a una persona decente realizando ese trabajo, y además, soy lo suficientemente mayor para no tener niñero.

— No digas esos comentarios sobre los segundos géneros, hijo. Persona es persona, trabajo es trabajo. Yo solo necesito un alfa por ustedes y su enseñanza, que de paso a ti no te haría mal recordar. Tu profesora me dijo sobre tus feromonas y como se te escapan e incomodan a los demás. Ser un alfa dominante no es cualquier cosa.

TaeOh solo miró por la ventana. Su primogénito era una copia de su padre, con su cabello oscuro castaño y liso, alto para su edad y con un tono de piel ligeramente más oscuro al suyo, de ojos almendrados en vez de redondos, pero al menos tenía la misma forma de sus labios acorazonados, con un temperamento rígido y complejo de llevar si no estabas acostumbrado, aunque eso supuso se debía a su reciente pre-adolescencia, antes era un niño bastante dulce. Si le preguntaban, su hijo era un alfa precioso y enojón de trece años, que era impulsivo e inmaduro, pero en el cual podías confiar si estabas en problemas.

— Por favor, apoyame en esto y no vuelvas la vida de la persona que los cuidará difícil. Será su trabajo, y aprenderán de ella. ¿Tu qué piensas, Ju?

— No es que me moleste, pero me pone incómodo la idea de una persona extraña en casa, más si es alfa. ¿Estarás bien? —Sonrió por la pregunta de su hijo, y le dio una mirada por el retrovisor.

— Cielo, un padre cuida a sus hijos, no al revés. Ustedes son los que deben estar bien con la persona que elija, y que sea alfa no es problema para mi.

KyungSoo ya había pensado en eso. Un alfa en su casa, siendo él un omega divorciado no era muy buena idea en la mayoría de los casos, pero en su caso era un tema que podía pasar por alto. Se casó joven y enamorado, por lo que recibió la marca que lo enlazaba a su actual expareja y ésta se veía perfectamente en su nuca cada vez que no usaba camisas, además de no pasar por celos si no estaba su pareja presente, y sus feromonas no podían percibirse por nadie que no fuera su pareja enlazada. Era prácticamente un beta para los demás.

¿Lo ponía triste estar marcado pero sin un alfa? no realmente, le había sido muy útil ser un omega marcado, tanto como para conseguir empleo como para evitar atención innecesaria de alfas molestos, siendo que de paso las feromonas de sus alfas miniaturas no le afectaban en nada y podía apoyarlos mejor, ya que su padre no estaba presente para educarlos desde su experiencia de alfa.

Probablemente se debe a que las cosas con su ex terminaron mal, y él se fue un día después de una discusión dejando solo una nota con un número de celular al cual lo podían llamar. No lo culpaba, las cosas eran insostenibles entre ambos y fue la mejor decisión, pero se había ido demasiado lejos como para que sea bueno para los niños. A veces aparecía para ver a sus hijos, pero no era constante. Pagaba una buena pensión por ambos niños que servía para pagar la escuela y algunos gastos, y estaban legalmente divorciados, además llamaba de vez en cuando, aunque se había desaparecido en el último tiempo. Pero al menos que aun mantenga su marca se lo agradece.

— Bueno, si es así, solo no elijas a alguien muy serio. Me recordaría a papá.

JuWoon no era fanático de su padre, y KyungSoo atribuía eso a que su pequeño era una replica exacta de él mismo, desde su cabello negro liso, sus labios gruesos y sus ojos redondos y curiosos, hasta su temperamento firme pero amable, a veces temperamental, pero principalmente tierno si estaba tranquilo. Era un pequeño serio, pero sensible y risueño, además de ligeramente pícaro.

— Lo intentaré. Que tengan un buen día, los amo. —Por fin se estacionó a unos metros de la entrada, con sus luces de emergencia dando a entender que se marcharía rápido para no recibir la bocina de otros conductores.

Ambos le dieron un beso en la mejilla a su padre y bajaron del auto, dejando tras de si solo el ruido amortiguado de las puertas al cerrase. Esperó a verlos avanzar algunos metros, como cada mañana asegurándose que entren al recinto y comenzó a conducir de nuevo, ahora solo quedaba ir acelerando en medio del tráfico horroroso de Seúl en la mañana y llegar a su trabajo a tiempo. 

Tenía un registro perfecto de llegada, y no lo pensaba arruinar, lo acercaba a un aumento que necesitaría para pagar el sueldo de su nuevo o nueva niñera, que esperaba, le resultara bien, porque era la única aplicación al empleo que había recibido.

— Cielos, ayúdenme y denme suerte hoy.

Alfa ¿Niñero? || KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora