Epílogo

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Caminó hacía el sofá con la taza humeante entre sus manos, dándole demasiado calor por la exagerada temperatura a la que calentó el agua, pero lo toleró hasta poder dejarla reposar sobre la mesa auxiliar al lado del pequeño sillón verde olivo, justo al lado del libro que planeaba por fin terminar luego de meses de abandono. Ansiaba saber en qué terminaría esa historia, era un drama realmente envolvente, tal y como le mencionó Baek la semana pasada, pero antes, para darle un poco más de ambientación a su cómodo espacio caminó a la tornamesa en la esquina de la sala, quitando con cuidado la tapa plástica y transparente que la cubría y tomó el envoltorio del vinilo con cuidado, sacándolo de su jaula de cartón, para posicionarlo con cuidado al tiempo que ubicaba la aguja sobre las pequeñas ranuras negras brillantes.

La música inundó la sala, rebotando suavemente contra las paredes y sonrió al escuchar las primeras notas del piano instalarse a su alrededor, llevándolo a otros momentos, otros recuerdos, otros años. Sin evitarlo caminó de vuelta a sofá meciéndose lentamente con los ojos cerrados, como si bailara con las manos haciendo pequeños gestos. No le preocupaba caer, conocía de memoria el espacio que le rodeaba, así que siguió su andar cuando sintió una mano tomar las suyas, y solo se dejó llevar hacia ese cuerpo que lo jalaba para aprisionarlo entre los cálidos brazos y la rugosa tela del suéter que usaba.

Sintió como ese cuerpo siguió sus movimientos, y un rostro se acercó al suyo, reposando mejilla contra su propia mejilla, entrando en la burbuja de fragancia que significaba estar al lado de ese hombre. Bailaron un momento, suavemente con sus pies vestidos de pantuflas resonando y haciendo fricción contra la alfombra beige perfectamente limpia. Su corazón palpitante en su pecho se movía con calma, y su cuerpo completó se relajó mientras se fundía más y más en ese abrazo, cada vez más protector.

Disfrutaba tanto del movimiento, que prácticamente era un arrullo que olvidó su café enfriándose sobre la mesa, también se olvidó del libro que quería leer, solo podía dejarse llevar por esas manos que ahora estaban en su cintura y dejaban pequeñas caricias por sobre la tela de su playera gris. Cuando la música se detuvo y dio paso a esos pequeños segundos de estática que indicaban el cambio de pista en el vinilo, abrió los ojos para ver los orbes oscuros que lo observaban con una sonrisa brillante que marcaba ligeramente esas arrugas en la esquina de sus ojos almendrados, y sintió los suaves labios posarse en su frente un par de segundos, sintiendo la respiración en su cabello y la ligera humedad del contacto.

— Creí que estarías en el estudio.

— De solo escuchar la música quise venir a verte, no pasará nada porque hoy no revise documentos infinitos, este día será para nosotros.

— Todos los días lo son —Subió sus manos por el pecho contrario y las dejó reposar en los hombros ajenos, dando pequeños apretones cariñosos.

Dejó un beso suave en los labios contrarios y se comenzó a distanciar con pereza, ya no tenía ganas de sentarse a leer, así que caminó al sofá y se sentó palmeando a su lado para que su alfa lo acompañe, viendo la sonrisa de JongIn extenderse mientras se dejaba caer a su lado, abrazándolo por los hombros. Podían ver esa serie que habían dejado a medias la semana pasada, de todos modos tenían toda la tarde para solo estar juntos tirados en un sofá viendo algo, tal vez incluso sólo dedicándose a escuchar música o salir a dar una vuelta por el parque. El día primaveral les invitaba a salir.

Pero el ruido del portón de la cerca eléctrica los hizo mirarse y después mirar por la ventana que daba hacia la entrada, observando a través de los pesados visillos blancos la silueta de un auto entrar, pero sin distinguir la matrícula, lo que era de hecho importante para identificar al invitado.

— Diez a que es Tae, no aparece hace varios días por aquí.

— Veinte a que es Ju, debe venir a buscar algunas guarniciones —El omega se puso de pie y comenzó a caminar a la cocina preparándose para sacar algunos recipientes, sabiendo que fuera el que fuera, se llevarían algunas preparaciones suyas.

Alfa ¿Niñero? || KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora