VII

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La mañana del domingo llegó un poco más oscura y fría que la del día anterior, y por ratos podía escuchar repiquetear la lluvia gruesa en el suelo de su balcón y contra las ventana. Toda esa lluvia que no lo lograba volverse nieve como sus compañeras más pequeñas, que se deslizaban más suave por fuera de las ventanas que observaba KyungSoo, mientras tomaba una taza de café sentado en la mesa de su cocina, con la pesada montura de sus lentes reposando en el puente de su nariz.

Los niños estaban dormidos aun, y Mongryong se encontraba durmiendo en su pequeña cama puesta en medio de la sala de estar. No tenía intención de despertar a ninguno, estaba tranquilo pensando. No tenía realmente mucho tiempo para estar solo y en silencio, y le gustaba poder pensar o simplemente ver por la ventana que daba a su pequeño patio, sintiendo sus pensamientos alejados de sí mismo, como si estuvieran en segundo plano, hasta que uno en específico saltó por sobre los demás.

¿Estaría Tao bien? a veces lo recordaba y le daba una sensación de tristeza, pero una muy suave, como melancolía, pero sin el deseo de devolver el tiempo a esos años, a esos días. Aumentaba a veces cuando sentía punzar ligeramente la marca en su nuca, y en la piel extrañaba el contacto del hombre al dormir de noche, o su aroma en la casa mientras los niños eran pequeños y los bañaba en su olor para que estén tranquilos unas horas y pudieran dormir. Amó mucho a ese hombre, y a veces se encontraba a sí mismo preguntándose si fue la mejor decisión alejarse ambos uno del otro, porque si le dolió tanto ¿era correcto? Su compañero no era perfecto, y no sabía si era el amor de vida...

Exhaló profundo mientras sentía el calor en su nariz y comenzaba a ver borroso. Siempre evitó llorar desde que Tao se fue de la casa, no quería que sus hijos lo vieran, y no quería que por el vínculo él supiera que estaba triste, pero habían momentos como este, en que solo podía respirar corto y despacio mientras las lágrimas se le atoraron en las mejillas. Antes de caer las iba limpiando, secándose las manos en el pantalón, mientras sorbía su nariz. ¿Qué más iba a hacer? le pesaba el pecho como si tuviera algo colgando que le impedía levantarlo más para respirar, y le hacía sentir que de verdad, de verdad lo había amado tanto. 

Lo amé mucho de verdad, pero no puedo amarlo de nuevo, y eso, eso era lo que en verdad le estacaba el corazón. No podía amar de nuevo a su compañero, al padre de sus hijos. Era demasiado triste pensarlo.

Dejó sus lentes sobre la mesa, y con ambas manos limpió sus ojos, suspirando profundo hasta que sintiera que de nuevo su pecho era suyo y no preso de la pena. Se mantuvo largo tiempo solo sosteniendo su rostro por sus mejillas, Tao no sería su pareja de nuevo, su casa no sería de nuevo el hogar de ellos cuatro, y tendría que seguir con esa pena que lo abordaba de la nada por culpa de un vínculo físico, pero roto.

Por ello se recordó que no era un día para ponerse a llorar tan temprano, había mucho que hacer. JongIn vendría hoy, y ChanYeol dijo que pasaría a cenar con ellos hoy porque ayer tuvo una emergencia. Cocinar, limpiar y pasear al perro, todo antes de las cuatro. Un padre no descansa, así que se puso de pie, limpió su nariz con un pañuelo y de nuevo ubicó sus lentes sobre su nariz, sonriendo con los labios apretados.

— ¡TaeOh, de pie, JuWoon, el desayuno! — Mongryong corrió a pasarse sobre su pierna al escucharlo hablar. — También el desayuno para ti, perro.

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Estuvo toda la mañana corriendo, desde que los niños por fin se levantaron, hasta que hizo el almuerzo mientras en simultáneo horneaba algo para la cena (los pasteles que compró ayer se los comieron entre ellos y no pudo guardar una porción a Yeol). Para su suerte los niños se ofrecieron a pasear a Mongryong, así que los dejó ir con la condición que solo vayan al parque que estaba a una calle de su casa, y fueran perfectamente abrigados. La limpieza también corrió con apoyo de sus hijos, que apenas volvieron de pasear al perro cumplieron cada uno con el orden de sus cuartos para que él pudiera aspirarlos más rápido, y le ayudaron lavando platos, tarea de TaeOh, y desempolvando los muebles y cuadros, tarea de JuWoon. Los tres conocían su rutina de domingo, así que no había que recordarles tanto a los niños, que hasta cierto, punto disfrutaban de estar con su padre mientras lo escuchaban cantar y cocinar.

Alfa ¿Niñero? || KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora