XXVI

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Despertó con la alarma de las nueve de su celular. Ayer olvidó desactivarla al parecer, así que con los ojos cerrados buscó su celular tentando con la punta de sus dedos, pero no estaba en la mesa de noche. 

Abrió los ojos notando que estaba acostado sobre su lado izquierdo, y sintió la presión del brazo de JongIn en su cintura, igual que su cabeza, que reposaba sobre su espalda en la zona de sus omóplatos mientras respiraba suavemente. Aun estaba dormido, y ni siquiera se movía por el sonido estrepitoso de la alarma.

Ya irritado por el sonido incesante tuvo que despegarse como pudo del agarre del alfa y levantarse, no sin quejarse ligeramente por la molestia en su espalda baja. Buscó sus pantalones en medio del desorden de ropa, y cuando los encontró y desactivó el sonido, revisó de inmediato si había  algo importante en sus notificaciones. 

Por suerte no tenía mucho mensajes, solo uno de Tae diciéndole que se iban a la cama y estaban bien, y un par de Baek y ChanYeol. Le respondió a su hijo con un buenos días rápido, ignorando los demás mensajes no urgentes y conectó el celular, estaba a punto de apagarse.

Pero de pie al lado de la cama, cerca de la puerta, recordó el espejo que se encontraba a su espalda, así que se giró sobre sus talones por mera curiosidad. 

Seguía desnudo, con JongIn cayeron irremediablemente dormidos después del sexo, así que pudo apreciar la cantidad considerable de manchas rojas en su pecho. Incluso habían pequeñas marcas redondas en su cadera por la presión que puso JongIn con sus manos al sujetarlo, pero no pudo notar la presión o dolor en el momento, demasiado concentrado en el placer, aunque por otro lado, hay un dolor que si sintió constantemente por un buen rato. 

Puso su mano en su nuca, e intentó ver la piel en el espejo. Se notaba medianamente roja, y al tacto estaba caliente, soportable, pero incluso la tela podría incomodarlo si usaba una camisa o algo ajustado. Era curioso que el dolor fuera constante pero moderado, como haber tenido una quemadura por el sol en la zona, lo que le hizo sonreír, al parecer definitivamente su marca no logró detenerlo. 

Giró de nuevo hacía la cama y se encontró con JongIn tendido a medio cubrir por las sábanas y colcha, durmiendo boca arriba ahora podía notar también las pequeñas marcas que le dejó el los hombros y parte del pecho. También sonrió por eso; nunca había sido del tipo de dejar marcas durante el sexo, pero no pudo resistirse a morder y succionar la piel del alfa mientras lo tenía encima.

Con cuidado volvió a meterse entre las sábanas cálidas para huir del frío que recorría la habitación y vio por la ventana el cielo nublado, gracias a las cortinas que no tuvieron el tiempo de cerrar. 

El día estaría frío y había probabilidades de lluvia según sabía, y por eso realmente preferiría quedarse en casa y descansar, pero si JongIn tenía planeado que salgan, lo haría. Se acercó al cuerpo cálido del alfa, que se removió entre quejidos para volver a tomarlo y pegarlo a su lado. No creyó que realmente llegarían a tener sexo, pensó que su temor a lo rápido que iban como pareja lo detendría, pero estando juntos, desde el primer coqueteo de JongIn en la noche, no pudo quitarse la idea de consumir su deseo a su lado de la cabeza ni por un instante. 

Fuera del placer que pudo conseguir, que fue realmente maravilloso, la sensación de estar tan cerca de JongIn, de tenerlo dentro y aferrarse a él era lo que más había disfrutado. Sabía que no era bueno comparar, pero fue una experiencia totalmente diferente a las veces que estuvo con otras personas en su adolescencia o incluso con Tao; la forma en que se sintió querido fue diferente, su necesidad fue diferente... ¿qué tiene de mágica la relación con este hombre que lo hacía sentirse así? Era aterradora incluso la forma en la cual solo deseaba entregarse, ignorando cualquier advertencia o inseguridad.

Alfa ¿Niñero? || KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora