XVIII

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Continuó con la mano de él aun en su mejilla, acunándola mientras lo observaba atentamente. Su rostro sonrojado, su respiración lenta, su aroma embriagador, la piel expuesta de su cuello y parte de su pecho por los botones abiertos de su camisa, su cabello negro aún peinado con débiles retos de gel.

Sus labios entreabiertos y sus ojos brillantes. 

Era el momento de arrepentirse de su decisión y solo dar marcha atrás para no arruinar nada, pero ¿cómo podría? era bueno controlando sus impulsos, pero no sabía que podía llegar tan rápido a sus límites solo por estar así. Ni siquiera estaban tan cerca, pero sentía como su propio corazón latía dentro de su pecho, y cómo no podía evitar respirar un poco más fuerte, sabiendo que KyungSoo debía estar notando todo por la iluminación de la sala.

La mejor opción era esperar, ver qué haría. Él dio el primer paso, pero no podía seguir mientras se le llenaba la cabeza de escenarios en que podría ofender o traspasar más límites de los que ya estaba sobrepasando. Sabe que no fueron muchos minutos, probablemente con suerte fue uno, pero le pasó tan tortuosamente lento, que parecieron al menos unos diez. Vio como KyungSoo apretaba ligeramente los labios, y acarició un poco más su mejilla con el pulgar, pero haciendo un poco de presión para alejarse del contacto sin dejar de verlo ni un momento. No le dijo nada, y lo dejó ir con pesar de perder el contacto con la piel de su muñeca, y el calor de su caricia.

— Creo que ya es tarde, JongIn. Me gustaría poder ir a dejarte a casa pero...

Le sonrió ligera y rápidamente, ya había entendido que no podría seguir intentando más y esperaba no haber arruinado algo, como tendía a hacerlo desde hace meses.

— Lo sé, no es problema, KyungSoo. — Se levantó del sofá y sacudió sus pantalones para quitarse pequeñas migajas de las palomitas que habían comido. — Muchas gracias por todo.

— A ti, fue un gusto compartir contigo, JongIn. — Lo escuchó seguirlo mientras se dirigía a la entrada para ponerse su chaqueta y zapatos. — En serio, fue muy agradable.

Querría haber podido sonreír más de lo que lo hizo, y quiso que su voz sonara menos apagada de lo que lo hizo cuando se despidió de él con la promesa de verse el lunes, pero no fue así. No pudo evitar el pesar de sentirse rechazado, de sentir que había cometido un error demasiado grande y que solo había incomodado a una persona que realmente no había mostrado ningún interés sobre él que no fuera más allá de la amistad. 

No dejó de darle vueltas a todo el asunto mientras caminó por la noche fría de Seúl casi arrastrando los pies, con la chaqueta sin abrochar sintiendo todo el frío directamente sobre su cuello y su rostro, sabiendo que podría enfermarse, pero sin importarle realmente mucho lo que pudiera o no pasar con su cuerpo o su estado de salud.

La noche se le hizo eternamente larga entre las sábanas, y más que nunca le molestó la luz que lograba entrar por la ventana justo sobre su cabeza mientras giraba de izquierda a derecha, sin cesar, sin dejar de pensar y sin dejar de reprocharse lo que había ocurrido. Estaba todo bien, había logrado acercarse a KyungSoo para notar que le gustaba lo suficiente como para ponerse nervioso, le gustaba lo suficiente para admirar y querer apoyarlo en cualquier problema que se le pudiera poner por delante. Era un afecto tan intenso que ni siquiera sabía cómo controlarlo. 

¿Qué era lo que le gustaba tanto de ese hombre?

Se le hacía tan complicado poner en palabras las sensaciones que le producía estar a su lado. Se sentía tranquilo, podía confiar en KyungSoo, que siempre se demostraba desinteresado a la hora de ayudar, y le prestaba atención a cada detalle. ¿Su consideración jugó el papel de atraerlo? definitivamente, sentirse querido es deseable, pero no era solo eso. Le atraía, le gustaba por su forma de reír y de mirar, por su forma de hablar y de cuidar de sus hijos, pero aún sentía que le faltaba ver más de KyungSoo mientras no esté en su rol de cuidador... y eso también le gustaba, porque la idea de conocerlo más, de saber todo, de ver todo y ser parte de su mundo era tan deseable que quería seguir acercándose más y más... 

Alfa ¿Niñero? || KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora