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Se iba a volver loco, definitivamente enloquecería en cualquier momento si ese ruido incesante no para en menos de un minuto. 

Le dolía la cabeza, sentía que le dolía todo el cuerpo y su mal humor en general le hacía solo querer gruñir a cualquiera que se le acercara más de dos metros. No era su mejor día, tampoco su mejor semana, y es que el estrés de su trabajo lo había ido consumiendo en los últimos tres días por culpa de esa maldita junta directiva de alfas que querían informes completos de todos los departamentos lo antes posible, ¿por qué? Solo porque querían ver la posibilidad de vender acciones por la presión que reciben de otras editoriales por su incremento en ingreso de los últimos meses.

Sehun se veía contento con eso, claro, significaba que su gestión era impecable, pero no pensaba en sus pobres empleados que llevaban horas maratónicas de horas extras, que por suerte no eran pagadas con pizza, sino ya tendría una huelga por abuso laboral que él mismo encabezaría. 

Y sumado a su estrés laboral estaba esa incomodidad en su cuerpo por no haber visto a JongIn en ya una semana, ya que decidió viajar a ver a su hermana por el cumpleaños de Min, y él habría estado encantado de acompañarlo al menos por un par de días, pero Sehun no le permitió sacar ni un pie de la empresa.

Y ese, de paso, era el ruido que aun no paraba y que le había colmado la paciencia; la voz de Sehun.

— ¡Podrías practicar tu estúpido discurso en tu oficina!

— Me tuteaste, sólo le permito eso fuera de horario laboral, sr. Doh —El ahora castaño, que por fin había vuelto a su color natural para mostrar más madurez, lo miró por encima del hombro, y no le quedó otra más que apretar sus dientes de frustración.

— ¿Podría practicar su estúpido discurso en su oficina, señor?

— No, me siento incómodo hablando solo, prefiero estar aquí contigo.

Sus manos recorrieron su propio rostro restregando sus ojos cansados bajo sus lentes, que terminó quitando y dejando al lado de su teclado. Eran las nueve y media de la noche, y daba gracias al cielo que esta era la semana en que le tocaba a Tao estar con los niños, porque de otra forma no hubiera resistido correr de aquí para allá cuidándolos y encargándose de su trabajo. La presencia de su alfa le era tan necesaria, desde el punto en que pudiera estar con los chicos como también la necesidad de hacerle compañía a él. Nunca habían pasado tanto tiempo distanciados desde que comenzaron su relación, menos desde que se volvieron una pareja enlazada, y el dolor físico que sentía era algo impresionante.

Por lo mismo se removió incómodo en la silla, moviendo en círculos sus hombros tensos, haciendo que Sehun por fin detuviera su ridículo discurso y lo observaba en silencio unos segundos.

— ¿Aún no vuelve Kim?

— No, llegará en tres días, su hermana no lo suelta —Su voz sonó lastimera, casi como un gemido.

— Oww, pobre omega enlazado.

— Cállate.

— Con respeto, seguimos en la oficina, soy tu jefe.

— Cállese. — Abrió los ojos y se recostó por completo en la silla, observando que ahora el alfa estaba sentado en la orilla de su escritorio. Llevaba sólo su camisa arrugada, sin corbata y con los primeros botones desabrochados al igual que su cabello revuelto, sin rastros de gel por haberlo sacudido tanto de estrés. — Es su culpa que aún esté aquí encerrado, la mayoría ya se fue a casa, y mis informes están listos.

— Pero necesito a alguien que me haga compañía, no es mi culpa que Byun nos haya abandonado a ambos a las seis —Y eso cierto, su amigo solo esperó que fuera la hora de salida justa y solo tomó sus cosas y los abandonó a ambos, siendo que él debía terminar informes y Sehun hacer su ridículo discurso— Deja de mover tus hombros, me pones nervioso.

Alfa ¿Niñero? || KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora