Capítulo 5: La sala VIP

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—¡Pero si es Pluma! —me da la bienvenida Daga—

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—¡Pero si es Pluma! —me da la bienvenida Daga—. Ven, siéntate acá con nosotros.

Miro el sitio al que se refiere y es el espacio entre él y Látigo.

—No quiero incomodar —respondo, pero el anciano me empuja para ayudarme en lo que cree que es un enamoramiento hacia el hombre silente.

—No, no molestas, ven —responde Daga y me sienta a la fuerza prácticamente.

—Bueno... Si insistes —termino por aceptar su pedido.

La alegría del lugar es notable. Está todo alumbrado con antorchas lo que deja bastante calor, los colores son amarillo y rojo. La mesa es bastante larga y caben todos a la perfección, solo hay unas dieciocho personas.

Látigo toma su vaso y lo baja de una vez, luego lo sirve y me lo pone delante.

—Gracias, pero no bebo —le niego la bebida, sin embargo, él no la retira y termino por aceptarla bajándola de a poco—. Gracias...

Solo así aparta la vista de mí y continúa comiendo. La mano de Daga se pone sobre mi hombro.

—Pluma, eres muy bueno en las alturas, ¿cómo lo aprendiste? —sus ojos miran a Látigo con cierta complicidad y luego van a mí. ¿Estos tienen algo?

—Bueno, de pequeño quería ser ninja junto a una amiga muy importante.

—¿Tu novia? —levanta y baja una ceja de forma rápida con picardía.

—No, no, qué va —niego rápido y nervioso. Siento que mis mejillas se ponen rojas ante la pregunta y el alcohol—: es mi mejor amiga de la infancia, crecimos juntos desde renacuajos.

—Vaya, bueno, si no la quieres preséntamela. —La mano de Látigo le da una colleja—. ¡Ay!, perdón.

—No, no pidas perdón, pero ella se comprometió. Se supone que se casaría en junio, dentro de dos meses —lo suelto y admito que me duele, ella me gustaba mucho y realmente creí que íbamos a ser felices juntos. La vida no me quiere, al final se enamoró de otro.

—Vaya, deja, retiro lo dicho —me dice Daga y parece que se dio cuenta.

—Da igual, ese amor es cosa del pasado —le digo con una sonrisa—: Látigo, pone otro vaso.

—¡Eso!, ¡hoy es día de fiesta, ganamos mucho dinerito con la función! —grita Daga con alegría, parece que le gusta el efectivo, ya que los ojos le brillan.

Por mi parte miro el nuevo vaso que me sirvió Látigo donde veo reflejado mi rostro. Vaya, no me había dado cuenta de que cargo buenas ojeras. Mi cabello está algo desarreglado, me gustaría que fuera como el de Daga, pero el mío es negro, igual a mis ojos. ¿Tengo algo que destacar?

Siento la mirada de Látigo sobre mí y le observo.

—¿Es normal que no se fijara en mí, soy muy normal? —le digo sonriendo.

Él no se inmuta, solo me continúa observando. Me pregunto ¿qué quiere de mí?, soy un simple extraño para él. ¿Será un mujeriego o algo así?, bueno, en este caso gay. En fin, yo no, mejor no lo pienso tanto.

Me regreso la vista al frente y bajo el trago de una. Este es diferente y más fuerte, siento que me quema la garganta para terminar tosiendo.

—Cuidado jovencito —me dice el anciano de la cabra desde el frente de la mesa—. Si tomas tanto, luego no vas a durar toda la noche.

"¿A qué se refiere?", pienso.

—Estoy bien, tranquilo —le digo sin saber que mis mejillas están del color de tomates.

Me sirvo otro vaso, pero la mano de Látigo lo tapa y con la otra hace un gesto de "No", moviendo el dedo índice.

—Puede con otra —responde Daga con una sonrisa mientras apoya el codo en la mesa y su rostro sobre la palma de su mano sin dejar de verme—: ¿verdad, Pluma?

—Sí, una no está mal. —Creo que hoy no podré avanzar la misión, ¿o sí?

La noche continua entre risas y juegos, recuerdo que giraron una botella donde varios se dieron besos, otros perdieron ropa. Creo que estas personas solo tratan de disfrutar. ¿Realmente hay algo malo en el sitio?

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Daga y Látigo me acompañan fuera de la carpa para que tome aire, estoy bastante mareado así que me siento en uno de los cajones para respirar mientras les veo doble.

—Se me jodieron los planes... No debí dejarlo beber tanto. Aun así, puede que le guste —le comenta Daga a Látigo.

—¿Gustarme qué? —le digo sonriente y confundido con el alcohol.

—¿Nosotros? —responde Daga para pararse delante de Látigo, a lo que él termina tomándolo por la cintura y fundiendo sus labios en un beso bastante húmedo y juguetón. La mano extra del más alto va hacia el rostro del rubio para manejarlo a su antojo.

—¿Qué... hacen...? —digo nervioso, mi cara debe ser un poema.

Ellos separan sus bocas y ambos me miran con complicidad sin soltar sus cuerpos.

—Estamos jugando, Pluma... ¿No quieres jugar?, pude notar que sientes atracción por Látigo —responde Daga con sus ojos llenos de lascivia.

—Yo... No... Yo no pienso eso. A mí me gustan las chicas —protesto con el corazón a mil.

—¿Es así?, bueno... —dice Daga mientras camina hacia mí y se agacha en el suelo abriendo mis piernas. No presento resistencia y él termina agregando—: ¿Entonces, por qué estás duro aquí abajo?

Sus palabras solo hacen que mi miembro crezca más y haga presión en los pantalones, pero me levanto de golpe del asiento huyendo de él unos metros.

—No, no es nada... —digo y siento que choco en mi espalda con Látigo, parece que fue hacia allí. Levanto la cabeza para verlo, me saca un buen tramo a pesar de que no soy bajito—: Tú...

Las manos de él me aprisionan; una por la cintura, sin dejar que me dé la vuelta, y otra toma mi mentón, guiando mi rostro hacia el suyo para besar mis labios esperando mi reacción.


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Buenas :3, espero que estén bien.

¿Qué les pareció el capítulo? Es corto pero creo que la cosa va avanzando entre ellos.

¿Qué creen de la situación que hay entre Daga y Látigo? ¿XD y cómo les caen?

Los estaré leyendo, un beso UwU

Kirara

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