Capítulo 38: Se cierra el espectáculo

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Corro desesperado al consultorio donde está el doctor, todo para encontrarme con su cadáver.

—¡Demonios! ¡¿Nadie en este puto lugar sabe de medicina?! —Grito para ver al anciano entrar en la carpa tras escuchar mi voz. Parece que salió a buscarme cuando todo el revoloteo.

—Pluma, ¿qué pasa? Santa cabra... Daga y el gordito también... —Dice él en asombro.

—Necesito ayuda, por favor, no quiero que Daga muera. ¿Alguien aquí sabe algo de esto? Necesita ayuda rápidamente —digo manteniendo el cuchillo en su lugar, por el lateral del abdomen.

—Hombre... Solo yo y Látigo, somos veterinarios, o algo así. Él está en la función. Así que te ayudo yo. Está difícil, pero voy a... —Le interrumpo.

—Haga lo que sea, me da igual, solo que no muera. —En ese momento noto el temblor excesivo de mis extremidades.

—Haré lo que pueda... —Me responde para ponerse manos a la obra.

"Dios, por favor, en serio, por favor. Que no muera, no quiero que muera... Soy un pecador, soy un asco, soy un demonio... Pero no quiero que muera... Ellos son... Son... Casi como la familia que nunca tuve", comienzo a rezar.

Pasa una hora y veo al anciano hacer montones de cosas que no entiendo. Incluso cambia varios paños llenos de sangre. El cuerpo de mi compañero se llena de fiebre y palidece a la vez... Todo es un jodido desastre.

El tiempo corre y el viejo cierra la sesión.

—Hice lo que pude... Por suerte no tocó ningún punto vital, todo queda a que sobreviva la noche —dice el veterinario.

—Gracias... En serio... Él podrá, Daga es una persona muy fuerte —digo tomando la mano del inconsciente.

—¿Y qué pasó con quién le hizo esto? —Me cuestiona el marido de la cabra...

—Yo... Yo la maté... Yo... La maté... —Las lágrimas corren por mis mejillas y las limpio con la mano de Daga—. No me gusta... Pero joder... Si lo hubiese hecho antes... No hubiese pasado esto... No estaría a un paso de perder a este enano.

Siento que alguien entra con mucha prisa a la carpa, es Látigo, el cual corre a ver el estado de su mejor amigo.

—¿Cómo está? —Dice parado a mi lado.

—Depende de la noche, perdió mucha sangre... Y el doctor estaba muerto, así que el yayo improvisó —le comento entre sollozos.

—¿Dónde está quién le hizo esto? —Sus ojos parecen inyectados en sangre, al punto que si fuese dirigido hacia mí, estaría muerto del miedo.

—Ya esa persona... No existe, fue Nube —le respondo, a lo que él me toma por la camisa levantándome en peso.

—Tenía que haberla matado cuando pude, todo por tu estúpida misericordia —grita lleno desesperado.

♣️Amor De CircoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora