Capítulo 17: ¿Sí o No?

126 33 26
                                    

Subo a lo alto del podio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Subo a lo alto del podio. Desde acá puedo ver a Daga a unos ocho o nueve metros de altura, realmente no lo sé. Incluso bajo de mí, todo se resume a una caída sin supervivencia posible.

—¡Ánimo, Pluma! —Grita él, al verme quedar de piedra en el extremo.

—¡Jódete, imbécil! —Me expreso al borde del paro cardíaco.

—Yo solo te doy ánimos, venga, venga —me dice tan pancho.

—Estás loco, esto es una locura... —Señalo mirando al otro extremo, debe estar a unos siete metros más o menos.

—Cisne puede, ella lo logró —me comenta eso, y por algún motivo siento que trata de picarme.

Cierro los ojos procesando lo que voy a hacer, dejo mi mente en blanco unos segundos para colocar el pie en la cuerda aun sin decidirme a avanzar. La voz de Daga deja de escucharse por todo aquello, dejándonos solos a mí y mis nervios en este escenario.

Sé que voy a caer, dios... No tengo el entrenamiento suficiente para enfrentar esto. Dudo si apoyar mi cuerpo sobre el pie que tengo al frente, pero lo hago, lo hago y siento como si fuera un suelo delgado, uno inestable y peligroso.

Si hubiese una red abajo creo que lo disfrutaría, me gustan las alturas. Ahora que lo pienso, ¿llegar a la otra esquina y sobrevivir significa entrar a un mundo de maldades y crueldad? No sé aún qué hacen en la zona VIP.

Siento a mi cuerpo perder el equilibrio y detengo mi avance a solo unos pocos centímetros del inicio. Para recuperarlo, con las manos me balanceo hacia la contraparte.

Algo me jala por la camisa haciéndome caer, pero al estar tan cerca del borde caigo sentado sobre el límite de madera del podio.

—¡¡¡¡¡Ah!!!!! —Grito a todo pulmón pensando que moriré, para toparme con la risa de mi compañero en mi espalda.

—No pensé que de verdad lo fueras a hacer —dice Daga, es quien me jaló de vuelta—: Nube está ayudando a poner las redes abajo, aunque esto me pareció muy buena broma. También para que me dijeras todo, Pluma

—Daga... ¡Yo te mato! —Me para con cuidado y tratando de sobrevivir al vértigo y confieso que es difícil. Lo agarro por la camisa, por la molestia.

—Calma, calma, sí quería hacerte una propuesta, una bastante sencilla y que se trata específicamente de esto mi querido Pluma —dice acariciando las puntas de mi cabello e ignorando mi postura.

—¿Qué demonios quieres? —expreso lleno de rabia. Caí cómo un tonto en su juego.

—Realmente... —Su mano coloca una daga desde abajo en mi cuello y otra en mi abdomen—: tienes dos opciones, mueres aquí o pasas a formar parte del circo de media-noche.

—¿De qué hablas? —Dirijo mi mirada hacia el filo en mi cuello.

—Ya casi empieza la función, búscame al terminarla. Me toca ser tu mentor si así lo decides... Si no, pues tendré que ser tu verdugo. —Ahora más que nunca me fijo en la herida de quemadura de su rostro, me resulta curioso cómo se la hizo.

—No entiendo nada.

—¡Pluma! —Escucho que alguien me llama desde abajo y las armas de Daga se retiran—: ¡Me dijeron que me estabas buscando!

Nube está abajo, con su atuendo de payaso y parte de la red en las manos. Es de los que ayudan a colocar y preparar el área, al menos eso parece.

—¡Yo bajo!, dame un segundo —digo mientras el rubio me libera.

—¿Viste?, no la toqué. —La risa amable de Daga regresa, pero jamás la volveré a ver de la misma manera—: Oh, si quieres saber por qué Látigo tuvo que pedirme el favor de ser tu mentor, puedes preguntarlo.

—No me interesa nada que tenga que ver con él —le respondo aún con la molestia previa.

—Cómo quieras... Hasta la noche, pluma. Tenemos una cita, espero que seas puntual.

Cuando llego abajo abrazo a Nube, lo que hace que ella se sienta bastante extraña por ello. Sé qué me pasé un poco, pero pensé que le había pasado algo grave.

—¿Estás bien?, ¿Daga te hizo algo? —Digo casi gritando lo que hace que ella se ponga nerviosa.

—P-pluma... Estoy bien, calma —dice nerviosa—: estaba buscando la red y preparando unas cosas. Daga me encontró en la tarde y ordenó mucho trabajo.

—¿Fue solo eso?, ¿de verdad? —Digo mientras noto cada vez más como la histeria en mi cuerpo no tiene lugar.

—De verdad... ¿Qué hacías allá arriba?, es muy peligroso sin las protecciones, podrías morir —dice tomando mi rostro entre sus manos trayéndome a la realidad.

—Yo... —Es hora de mentir—: solo ayudaba a Daga a revisar una cosa de la cuerda, nada importante. Voy a ir a la tienda a arreglarme. Nube, no te desaparezcas así... Menos después de...

—Estoy bien, no pasa... nada —deja salir con un poco de desánimo, como recordando algo que no debió ser—: Yo voy a ir a buscar a Soga... Debe estar preocupada también.

Sus manos abandonan mi rostro y me hace sentir que de alguna forma huye de mí. Creo que me ve como su salvador y a la vez como alguien capaz de hacer cosas horribles... Nube, yo no soy como las personas de aquí, no pienses eso por favor.

—¡Luego te veo! —Le veo marcharse y no me atrevo a detenerla.

Me quedo en el espacio viendo pasar a los de mantenimiento que antes no veía por la oscuridad y su ausencia. Daga tuvo que haberles ordenado salir, recuerdo que no había nadie.

¿Qué voy a hacer? Si quiero huir debe ser ahora, no después. Sin embargo, abandonar ahora sería perder a Dalia para siempre, también tener que cuidar mi espalda de Daga.

—¡Un gran tiro! —dice alguien que no conozco ante el entrenamiento del susodicho.

—Es lo normal, no tiene nada de especial —comenta el rubio del rostro quemado mientras sigue lanzando Dagas hasta que para un segundo y me mira—. Pluma, si quieres te puedo enseñar, es muy divertido acertar los disparos en la diana.

Su sonrisa, su inocente sonrisa. No, no es inocente, oculta toda la oscuridad de este lugar.

—Debo irme, no quiero faltar a nuestra cita esta noche —argumento antes de salir del lugar.

Como si fuera poco lo de Látigo, ahora también debo mantener un ojo sobre el enano.

♣️Amor De CircoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora