Cap 9: La carta oculta

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Dicen que llegará un momento en tu vida, uno muy especial que cuando lo quieras explicar no tendrás palabra alguna que lo logré describir.

Recuerdo que hay una palabra y que lo recuerdo bien, pues no solo tiene un récord Gines, por ser la palabra más concisa del mundo, si no porque más que una definición como tal, es una mezcla definición y explicación de una situación.
La palabra es Mamihlapinatapai.

Término en Yaghan, lengua de tierra del fuego, que expresa ese momento en que dos personas se miran con intensidad y comparten el mismo deseo, sentimiento y sensación queriendo decir o hacer algo, pero ninguna de las dos lo hace.

Eso es lo que sentía a este extremo de la mesa, en aquella mirada que sentía de parte de Enid y aunque estás eran efímeras, y podría ser una mala jugada de mi mente, cada vez que la atrapaba viendo hacia mi, más me aseguraba que no eran ideas mias.

Lo particular de estás, era que eran diferentes, está era diferente, muy diferente a las que antes me dirigió, pero si bien no lograba saber que había en su mirada, algo me hacía quitar la posibilidad de que fuera algo malo.

Desde esta distancia podía notar algo en el ambiente, algo que era casi eléctrico cada vez que cruzaba miradas con ella, algo tan atrayente que no importaba que, toda mi atención estaba en ella, algo había tan diferente que no podía ignorar, esa sensación dónde el sonido de su risa la sentía más suave y está sensación de sinestesia que me da verla, sin haber bebido ni estar drogada, solo me hacía sentir abrumada, y nuestras miradas producían la perfidia perfecta, donde el tiempo se sentía más lento, donde sus ojos se agudizan y su voz brilla, todo tiene el efecto para producir algo en mi, pero sobretodo en mi estómago.

Una pequeña parte de mi no quería que volviera a bajar la guardia con ella, que esto no me emocionara, porque seria darle cabida libre a que me rompiera el corazón una y otra vez, porque ya lo había permitido muchas veces, así que al toparme con su mirada, tímida y profunda, yo solo respiraba profundo y rehuia de su mirada, de lo que me hacía sentir, huía de ella.

Pronto escuche mi móvil sonar, al verlo era un mensaje de texto.

"Feliz cumpleaños hermanita, cada día te siento más dentro de mi, Pugsley"

Maldito idiota psicópata…

Escondí mi móvil otra vez y mire hacia enfrente, encontrándome a Yoko haciendo el ridículo y bueno sorpresa no era.

Recuerdo que la conversación que tuve con Carmen, cuando nos quedamos a solas sobre que Pugsley y mi madre se habían ido de casa esa misma noche con unas maletas, que lo que se comentaba entre sirvientes era que ellos habían viajado a una cabaña que posee la familia en la playa, que se fueron antes de que mi padre lo intentara internar en un centro psiquiátrico, para que lo pudieran ayudar de su desequilibrio.

A estas alturas no podía saber a ciencia cierta si creer que mi padre podría hacer algo como ello, todo esto comenzó por querer tapar las mierdas de Pugsley, y todo esto, como internarlo opacaria a la imagen empresarial que con esfuerzo ha intentado mantener Gomez Addams, no podía siquiera pensar que el lo podría hacer, ¿De verdad seria capaz de hacer algo así por mi?.

"¿Es un crimen pensar en mis hijos?" "También te salve a ti"

Sus palabras en mi mente...

Pero sinceramente no puedo creer en sus palabras o métodos siquiera. Mi madre por otro lado, al asustarse se lo llevó, pero al parecer mi hermano no conoce la vergüenza o arrepentimiento al enviar un mensaje de lo más bizarro, que lo único que hace es llevarme de vuelta a la noche anterior, donde los recuerdos aparecían con fuerza, la sensación de sentirme aprisionada debajo de su cuerpo, su respiración cerca de mi y era como sentirme debajo de él, de nuevo en sus garras.

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