Cap 10: Culpable

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[¡sorpresa al final del cap!.]

Había pasado un buen rato desde que al fin detuve mis sollozos, pero Yoko aún dejaba escapar de vez en cuando un suspiro con pesadez, cuando pudimos calmarnos un poco salimos al jardín y así poder sentir como algo de aire nos calmaba poco a poco, mantuvimos el silencio hasta que sentimos como esa densa capa de tristeza nos abandonaba un poco, así que ahora solo caminábamos al lado de la otra sin decir nada.

Mis pulmones se llenaron de aire y mis ojos del verde que ahora impacta sobre el oscuro de mi dolor, lo limpiaba con su pureza y lo aliviaba. 

—¿Cómo vas Addams?.—escuche el susurro de Yoko. Entre el abismo de mis pensamientos su voz la sentía lejana.—¿Mejor?.—creo que eso no pasará ni hoy ni mañana, porque esté pesar, lo tenía en mi cuello como una sanguijuela.

Olvide el jardín y la miré, podía ver en su mirada algo que no espere y era piedad, aquella que tenía la dosis justa para darle el golpe más certero a mi culpa.

Culpa… El monstruo que me estaba siguiendo era gigante, corría tras de mí a cada segundo, así que yo no podía parar de correr, no podía dejar que me alcanzará por qué cuando lo hacía sus pies enormes lograban aplastarme igual que a un pobre bicho en el suelo. 

No respiraba, no podía respirar, estaba ahogada y la desesperación me consumía desde dentro…

 Este monstruo me quitaba el pie de encima solo para levantarme y sacudirme en el aire, me tomaba de las alas, como un niño toma una mariposa con curiosidad y me las rompía, las arrancaba sin piedad para luego volver a tirarme al piso.

La culpa me mataba y de manera tortuosa, pero el amor… el amor me mataba de la misma forma.

—Me siento bien, estoy bien…— dije con pesar. Yoko me miró y últimamente no podía descifrar sus miradas, quizás porque ya ni siquiera yo podía reconocer las mías. iba a decirme algo cuando escuchamos unos pasos rápidos, ruidosos y mi nombre a lo lejos, vimos a la dirección de donde venía aquel ruido, era Carmen quien luego ya estaba a la par nuestra.

—¡Se…señorita Willa!.—Decía Carmen entre los intentos de recuperarse de aquella carrera.—Enid… bueno resulta que ella está un poco alterada, en la entrada de la casa…—¡Enid!

—¿¡Qué le pasó Carmen!?.—Entre en pánico de manera automática.

—Ee…taaa…— Carmen intentaba hablar pero no tenía aire en los pulmones—Esta …esta … —solo tartamudeaba y eso hacia peor mi preocupación.

Me enfade bastante, más de lo que debería y era consciente de eso, pero mi paciencia nunca fue mucha y si se trataba de Enid, mi paciencia desaparecía por completo. Así que dejé escapar un bufido molesto y salí corriendo hasta la entrada de la casa. Escuchaba a Yoko a mis espaldas siguiéndome, atravesé todo el jardín y parte de la casa, para poder llegar al fin a la entrada y allí estaba ella, una figura que reconocería a lo lejos.

La vi de lejos y note que estaba aquel muchachito, Ajax. No lograba escuchar nada, pero se veía como discutían por la forma en la que se paraban el uno contra el otro, elevando los brazos. me quede un segundo viendo a ese pequeñísimo idiota, para luego volver a correr hasta ellos.

—¡Enid!.—grité al tiempo que me acercaba a ellos. Vi como se giraba con sorpresa, supongo que no se esperaba que estuviera ahí. Su cara estaba enrojecida, tal vez por la ira.—¿Qué está pasando, Enid?.—decía yo al tiempo que recuperaba el aliento.

—Oh al fin.— escuche junto con un suspiro detrás de Enid.—Que bueno que la veo finalmente.–decía el muchacho entrometiendose.— he querido hablar hace tiempo con usted, pero…—Le di una mirada molesta y persistente por varios segundos a Ajax, hasta cambiar de nuevo a Enid ignorándolo, me crucé de brazos levantando una ceja, esperando que ella dijera algo.

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