Cap 11: El miedo

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Miedo… Emoción natural ante la percepción de un peligro real o imaginario.

Emoción útil en la vida animal y puede ser útil en algunas situaciones diarias para el ser humano también, ya que puede ayudarnos a estar más alerta y tomar precauciones frente a posibles daños físicos o emocionales.

Puede originarse por una amenaza de peligro ya sea real o imaginaria…

Imaginaria.

Mi ansiedad constante, mi tensión muscular, la sudoración excesiva y las palpitaciones que llegaban de la nada…

Hacían que yo evitará a las personas, escapaba de la posible interacción social, y cuando lo hacía, cuando tenía que enfrentarme a esas situaciones, probablemente sonaba pedante,o con soberbia sin querer, por lo que era fácil suponer que yo no tenía amigos.

La parálisis en los sueños me llevó a sentir miedo de dormir por lo que lo evitaba a toda costa si era necesario.

El estrés al que me sometía frente a mis propias exigencias, provocaba que en mis oídos se escuchará una nota, una interminable nota de piano, una que cambiaba, podía ser una nota, a veces era una voz , o muchas voces, también eran risas…risas dirigidas a mi mi.

El miedo era tanto y tan grande que me ocasionaba diferentes cosas. Cuando escuchaba un ruido fuerte, o me sentía en extremo vulnerable, inevitablemente terminaba orinándome en mis propios pantalones. Aquellas ocasiones en donde el miedo se volvía insoportable y no podía hacer otra cosa más que llorar y vomitar, cuando no podía dormir pero mi cuerpo me exigía aquel descanso, cuando la vida se vuelve a sí de humillante, miserable, desesperanzadora y en soledad. ¿Que te queda?.

El miedo y la eterna agorafobia que mi cuerpo tenía, la controlaba bebiendo alcohol, donde su efecto inhibia mis emociones y aquella nota de piano no existía, donde aquellas voces eran un silencio. Las drogas me hacían sentir un hombre, uno verdadero, aquel que todo el mundo esperaba que fuera… Aquel hombre que gracias a las mismas drogas, había cometido los peores errores de su vida.

—¡Llegamos!.—escuché el grito de mi madre mientras que con fuerza golpeaba mi hombro.

¿En qué momento me dormí? ¿Estaba despierto? No lo sabía, baje de aquel auto con dificultad ¿En realidad importaba si estaba dormido o despierto? En ocasiones pensaba que en realidad no dormía y solo me quedaba ahí disociando sobre la cama boca arriba.

Mi madre caminaba por delante de mí y yo seguía sus pasos de manera lenta y torpe.

Cuando entramos a la mansión ahí estaba mi padre esperándonos, al pie de las escaleras, erguido con soberbia y con su bastón…

Y los recuerdos me atraparon, comencé a temblar inmediatamente igual que un niño, de la misma manera en la que siempre reacciono frente a él…

—Pero vaya, ¿Recordaron que tenían casa? .— preguntó con ironía al tiempo que daba un golpe al piso con su bastón.

—¿Acaso nos llamaste siquiera?¿Llamaste al menos para saber cómo estaba yo? .— mi madre le reprochaba con ira en su voz también.

—¿Tengo que hacerlo? Tenías miedo de que este pedazo de inútil, que se esconde tras de ti — veía como me señalaba.— se fuera psiquiatra.—y dio un paso al frente.— y no contenta, lo escondiste como el maricon que es, porque no es ni siquiera capaz de salvarse por sí mismo…

—Me importa una mierda que vaya a un psiquiatra, ¿Sabes lo que realmente me importa? ¿Sabes lo que diría la gente siquiera? ¿Qué dirán mis amigas?.—su voz mezclada con aquella risa falsa y desgano.— el hijo de Sasha es médico, la hija de Sarah es actriz y su hijo es abogado, con uno de los bufetes más prestigiosos de la ciudad.— ahora hablaba con envidia.— en cambio que tengo yo… un esquizofrénico al que le dieron de baja de la milicia por sus estupideces y una hija casada con una mujer ¡menor de edad!

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