Cap 13: Hija de Dios.

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"La fe significa vivir con incertidumbre, sintiendo el camino a través de la vida, dejando que tu corazón te guíe como una linterna en la oscuridad"...

"La Fé consiste en creer cuando está más allá del poder de la razón creer"...

Una de las cosas que más me caracterizaba era mi fe y mi devoción, donde ninguna sería doblegada.

Solía creer en Dios...Ingenuamente Ciegamente y eternamente...

Incluso cuando lo que leía me dolía, carecía de sentido, incluso cuando iba en contra de mi corazón y de aquello que yo sentía.

Mi creencia no solo era porque si y ya, si no porque necesitaba hacerlo, porque era la único que tenía, era lo único que me quedaba, era todo aquello que me mantenía en pie, pero ...

El me abandono...

Sinceramente debí haber visto las señales aquella noche, cuando me destrozaron la vida, pero seguí creyendo a pesar de que me separaron de mis hermanos.

Había un dolor, un dolor que me lo provocaba Willa, uno tan grande que sentía como me estaba quedando sin alma, sin corazón y sin cuerpo. No podía comer no podía dejar de pensar en ella y de preguntarme constantemente ¿Porque si había querido tan bonito, tan puro e incondicionalmente, ella simplemente me estaba apuñalando el pecho con la daga más grande que tenía?.

Dios podía salvarme las veces anteriores, pero ahora me di cuenta que el me abandono y tampoco me amaba, me había abandonado en el infierno, en el lugar más desolado y desesperanzador.

Mi vida la dediqué en cuerpo y alma por él, toda mi devoción y fé por él. Yo que creía en él, como creía en el sol, como en la luna y las estrellas, como creía en ella ...

Como creía en mi Willa, en mi hermosa y adorada Willa.

Aquel ser que ya no sabía si era ángel o demonio, aquel de estilo oscuro y brillante, tan atrapante, que pobre e ingenua caí rendida a su favor, aquella de labios rojos que en más de una ocasión me quedé viendo, y de mirada penetrante donde quería estar...

Ah mi Willa, la chica que besaba a todos menos a mí, yo no podía siquiera esperar aquello.

De mano en mano había estado pasando, regalando a cualquiera lo que yo pedía por piedad, por necesidad, porque la quería tan mal y tan mía, porque ella era lo que mi alma anhelaba con fervor... Un abrazo... un abrazo habría bastado para que me salvase de mi misma, pero me lo negó, mientras yo la abrace como último recurso, como gesto desesperado de buscar algo en ella como que lo que yo sentía era real, donde solo con un abrazo y sentirme entre ellos, sería lo suficiente para vivir el resto de mi vida, solo con eso todo bastaría, pero junto con su rechazo, se llevó todo lo que tenía, todo lo que me esforcé por mantener.

Mi esperanza, fe y amor propio.

Me estaba rompiendo el corazón mi Willa, ¿no podía ver qué me estaba haciendo pedazos?, no podía darse cuenta que cada actitud hacia mi, me rompía poco a poco.

Ya no creo en Dios, ya no creo en ella, ya no creo en mi misma ...

Mi Willa con gran seguridad puedo decir que te odio.

Había estado muriendo lento estos días, letargicamente mi interior se marchitaba como la hoja de una rosa que cortas y no se la das a nadie. Mi corazón que estaba tan lleno de amor para dar, escupía con vómitos aquellos sentimientos que jamás fueron entregados, mi alma putrefacta y bañada en mierda y desprecio, mi alma que en algún momento fue tan pura, ahora me mostraba en el espejo, directamente desde mis ojos enfermos, rojos, hinchados, cansados y tristes, lo estúpida que fui.

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