Cap 14: La verdad nos hará libres

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Mis latidos estaban en sus niveles más bajos, apenas perceptibles para mí.

La respiración fluía de forma suave entre mi nariz y mis pulmones, pero dolorosamente, como si estuviera respirando ácido.

Parecía que una aguja pasase aquel veneno por mis venas, pues sentía como delicadamente recorría cada parte de mi cuerpo con su ausencia.

Estaba boca arriba sobre mi cama, mirando el techo y su vacío infinito, el vacío que me llenaba melancólicamente de nada, a los costados de mis ojos, lo que sentía como sangre, que posiblemente no era más que agua. Pero para mí era sangre, la espesa del dolor corriendo a sus costados.

Levanté mi mano y la dejé así, como si fuese a alcanzar algo.

Está casa, vacía y fría, a pesar de lo pequeña que era, no ayudaba a mi ahogo de tristeza en absoluto. De hecho empeoró cuando sentía la lluvia golpear con fuerza.

—Enid…—dije al viento en forma de reclamo— mi Enid…—reclame más, como si aquel viento le avisara que yo estaba muriendo, mi cuerpo se retorcía cómo un gusano esperando por aquel sueño que no se cumpliría jamás. —Esperaré por ti, estoy esperando.—mi fuego se había apagado y ahora solo quedaba la brasa mojada y polvorienta.—Toda mi sangre por la dulzura de tu risa…—mi brazo cayó cansado sobre la cama.—toda mi riqueza por una mirada tímida… mi aliento por escuchar el tono de tu voz…—no pude mirar más hacia arriba, no podía sostener la mirada y cerré los ojos imaginadola.—seras por siempre la lágrima que cuelga de mi alma…

¿Era una gotera o de nuevo estaba llorando?.

Caí dormida como último recurso ante mi dolor y no pude evitar pensar que, este día se cumplían siete días de la última vez que la había visto por última vez…

Debería venir, pensé. Debería…

Mi cuerpo dormía pero mi mente no, Enid se había ido esa tarde que yo estaba convencida de mostrarle mi amor… y aunque mi urgencia por encontrarla era por muchos factores, el mayor era porque corría riesgo su vida. Ella no me había dejado terminar de explicarle que ese bebé no podía nacer, era un embarazo de alto riesgo, literalmente el doctor dijo que no había forma que se salvará y lo más correcto era interrumpir aquel embarazo. Enid se fue y no sabía si mi hermano era capaz de cuidar de ella, si no le haría daño de nuevo, si es que acaso le estaba dando comida o refugió, si sabía acaso que a mí Enid no le gustaba estar sola… que le daba miedo la oscuridad y no le gustaba comer sola, ¿Sabía él que ella siempre tenía pesadillas en la noche? Que había que recordarle llevar agua para que se le quitará... ¿Sabría qué hacer si ella sangraba de nuevo?.

Estaba desesperada. Habían pasado más de siete días y aún no sabía nada de ella… 

Habíamos ido a la policía a poner la denuncia, pero resulta que resolvieron que se fue a voluntad propia, pedí ayuda a un investigador privado y solo pudo encontrar el auto de pugsley, auto que él vendió en medio de la nada… nadie sabía nada. 

Tenía miedo.

Estaba saliendo de una reunión en la empresa cuando Yoko me llamó, no le pude contestar adentro y ahora seguía insistiendo.

Estaba a punto de entrar a mi oficina.

—¿Yoko?— pregunté entrando a mi oficina.

—¿Estás en la empresa?— preguntó.

—Si… tuve que venir, mi padre aún no puede levantarse de la cama.—recordé que dijo que Enid lo había golpeado, era algo difícil de creer.

—Te espero en la cafetería que está en la esquina del edificio, ven pronto.

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