fearless • Casi Angeles

004

Cuando escuchés esta canción
Te va a alegrar el corazón
Hay tiempo para decidir
Vas a encontrar la solución
Loco un poco - Turf

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Ari nunca había sido una experta en tocar la guitarra, pero se podía decir que se las arreglaba. En algún momento había aprendido un par de acordes gracias a un conocido de la calle quien le había conseguido el instrumento. Pero hacía ya mas o menos un año que no tocaba, su conocido se había ido y con él la guitarra también, pero creía recordar algunos acordes.

Esa observación que hacía mientras tomaba agua se debía a que al entrar en la cocina se topó con una guitarra en la mesa que no tardó en llamar su atención.

Le parecía una pena que estuviera ahí, sin que nadie la usara, y ella quien casualmente necesitaba algo que la distrajera y le cambiara el humor...

Mordió su labio superior y caminó hasta la guitarra mirando que nadie se estuviera cerca.

—Cualquier cosa los instrumentos se hicieron para tocarlos —se encogió de hombros sentándose cuando tuvo la guitarra en manos. 

Repasó las cuerdas y luego los acordes que se acordaba. Do, sol, la... y unos cuantos más. Eso le bastó para recordar una canción de The Police, Every Breath You Take.

—Every breat you take... and every move you make... —empezó a cantar en voz baja mientras acompañaba con el instrumento. —Every bond you break, Every step you take... I'll be watching you...

Así empezó y acabó por tocar toda la canción acompañándola con su voz. Cuando terminó sonrió con satisfacción, todavía se le daba bastante bien el instrumento.

Y al perecer no era la única que pensaba eso, porque en ese mismo momento en el que dejó de tocar, se oyeron unos aplausos desde la puerta que la hicieron darse cuenta que no estaba sola.

Cuando levantó la vista se encontró con un chico a quien todavía no conocía.

—Muy bueno, eh. —le dijo con una sonrisa cuando dejó de aplaudir.

—Gracias. —Contestó. —No te había visto, discúlpame.

—No pasa nada. —Él entró a la cocina y habló con una sonrisa. —Te quedó re bien el tema, tenés linda voz para cantar.

—Bueno... gracias. —Le devolvió el gesto luego de dudar unos segundos.

Después de esto prestó más atención al chico que tenía en frente suyo. Era de pelo oscuro, un poco largo y recogido por una colita. Tenía los ojos de un leve color verde y cejas bien marcadas. Su nariz era prácticamente de botón y en una de sus mejillas llevaba un notorio lunar.

Fueron rasgos que inevitable y extrañamente se le hicieron familiares a la castaña.

El desconocido también pareció detenerse un instante a analizarla.

—¿Nos conocemos? —Pensó en voz alta.

—¿Sabes que justo estaba pensando lo mismo? —Comentó él. —¿Cómo te llamas?