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Sin mucho tiempo para pensar Rama tomó la mano de Ari y la llevó para llegar a  esconderse uno al lado del otro al costado de la cama de la mujer justo a tiempo para cuando esta abrió la puerta del cuarto, entrando junto con Cielo.

—Pegame, ¡pegame, Cielo! —pedía Malvina hiperventilando.

—¡No! ¡¿cómo le voy a hacer una cosa así?!, ¡¿está loca usted?!

—Es lo que se le hace a una persona cuando está en un panic attack . ¡Pegame o maquillame! ¡pero haceme algo!

—No, no, está loca usted —Cielo insistió. —. Siéntese y tranquilicese, mejor... Indi... Indi ya va a volver dijo que iba a hablar con el hijo y seguro fue a hacer eso... usted sabe que él es un padrazo... —se detuvo al darse cuenta lo que decía. —...y por eso le debe doler que su hijo no esté en un día tan importante para él.

—¿Vos decís? —se escuchaba el tono de preocupación de Malvina quien estaba frente al tocador arreglándose.

—Sí, seguramente... —la circense se dio vuelta haciendo un gesto de disgusto pero que de inmediato fue reemplazado por uno de sorpresa al percatarse de la presencia de Ari y Rama escondiéndose de forma dificultosa.

Al darse cuenta de esto, los dos comenzaron a hacerle señas, rogándole desesperadamente para que no dijera nada mientras ella preguntaba entre señas que hacían ahí con miradas que denotan una confusión increíble.

—¿Vos decís que no me va a cambiar por una más linda, más mona, más joven? —seguía preguntando la otra mujer mientras los chicos le pedían por favor a Cielo que los cubriera. —Cielito —la llamó al no obtener respuesta. —. ¡Cielito, contéstame please! —Malvina atinó a acercarse a su lado pero entonces Cielo, que por más que no entendiera nada no iba a decirles que no a los chicos, la agarró en un abrazo para dejarla de espaldas a dónde ellos estaban. —¿Que haces?

—Nada, que está muy estresada, doñita —se excusaba. —. Usted necesita un abrazo.

—Yo necesito que me digas que Nicky no me va a cambiar por alguien más joven, Cielo.

—¡No! ¡¿cómo la va a cambiar por alguien más joven?! ¡Si más joven que usted no existe!

Mientras estas charlaban y Cielo la convencía a Malvina de que todo iba a estar bien... o intentaba hacerlo, porque una parte de la circense deseaba que el motivo por el que Bauer no pudiera comprometerse fuera ella, los dos intrusos en el cuarto de Malvina se mantenían pegados el uno con el otro, casi tratando de no respirar esperando a que se fueran.

—¿No te podes correr un poco? —le susurró Ari al rubio, ya que se encontraba entre la cama y el chico.

—Dale y que nos descubra Malvina, ¿no? —respondió irónico sin dirigirle la mirada.

Ella giró su cabeza a su lado abriendo la boca atónita. —¿Ahora vos estás ofendido conmigo?

—Sí, ¿algún problema?

—Sí, que acá la que tiene que estar ofendida soy yo.

Entonces Rama la miró con seriedad, dejando todo más que claro. —Quería ayudarte nada más, no podes reaccionar así.

fearless • Casi AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora