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Ari, al fin luego de unos cuantos intentos y ayudas de sus amigas (que sabían casi tanto como ella), pudo marcar aquél número de teléfono que tanto había buscado y ahora se encontraba esperando ansiosamente bajo la mirada de las otras dos chicas a una respuesta.

Aunue le hubiera encantado verse en otra posición, una en la que estuviese arreglandose con ayuda de las chicas y Cielo para ir a ver a Fede mientras charlaban hasta el cansancio. No quería llamarlo para cancelar todos los planes tanto para ambos, pero eso estaba haciendo.

-¿Hola?

-Ciao, bella? -reconoció la voz del rubio del otro lado.

-Fede, hola, soy Ari -dijo alzando los pulgares a Mar y Jaz que preguntaban si había respondido entre susurros.

-Sí, ya sé que sos Ari -se río levemente. -. No sabés las pastas que me estoy mandando, amasadas a mano y todo.

Aun hablando por telefono y sosteniendolo con una mano, con la otra, Federico sostenía un paquete de pastas prefabricadas en frente de la hornalla donde se encontraba hirviendo el agua y leyendo atentamente las instrucciones escritas en el paquete.

Ariana, por su parte, esbozó una sonrisa apenada al escucharlo y suspiró, se suponía que le iba a hacer las cosas fáciles.

-Eeeh... sí. Sobre eso iba a... -buscó las palabras y apretó los labios mientras Mar y Jazmín le hacían señas para que hablara. -Por eso te llamaba...

-No me digas que me vas a cancelar ahora -bromeó. Sin embargo al no escuchar respuesta del otro lado dejó de volcar los fideos en la olla entendiendo de sobra. -. ¿Me llamaste para cancelar, no? -quiso confirmar ya sin risa de por medio.

-No -se apresuró a decir la castaña aunque de inmediato se detuvo. -. Bueno sí... pero no es porque yo quiera, Fe, es que... pasaron cosas en la fundación y...

Fede suspiró negando con la cabeza.
-Está bien, Ari, no me tenés que explicar nada.

-Disculpa, en serio... -siguió apenada. -¿Lo dejamos para otro día?

-Ari, Tina no está, vamos ahora que no nos va a ver -escuchó Fede del otro lado del teléfono a lo lejos.

Ariana se limitó a levantar los pulgares en dirección a Ramiro, que estaba asomado por la puerta, gesticulando un "ya voy".

-Fede, tengo que irme -volvió a hablar rápidamente. -. Lo dejamos para otro día, ¿sí?

El rubio bufó. -Sí, sí, no hay problema -se levantó a apagar las ornallas con los fideos y la salsa con molestia. -. Mandale saludos a Rama -agregó antes de cortar.

Ante la repetentina acción la chica despegó el teléfono de su oreja con el ceño fruncido y miró a sus amigas.

-Me cortó.

-¿Pero todo bien? -inquirió Mar.

-¿Qué interpretamos por "No hay problema. Mandale saludos a Rama"? -le pasó el teléfono a su amiga.

-Que tiene unos celos de la ostia -dijo Jaz.

-¿Celos de Rama?

-Habrá escuchado cuando vino -se encogió de hombros Mar. -. Y como todos los hombres, pensó cualquiera.

Ariana suspiró y se cubrió el rostro con las manos quejándose bajo.

-No, no, no, chicas, es terrible esto -habló. -. Me dio una pena encima, dijo que estaba haciendo pastas.

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fearless • Casi AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora