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I'm a bad liar
With a savior complex

Savior Complex - Phoebe Bridgers

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Los chicos no tuvieron más opción que acatar las ordenes de Justina.

Rama se puso a intentar explicarle a Monito como armar las muñecas, mientras Tacho se encargó de Ariana. Se trataba más de un tema de la paciencia que ambos tenían, Ramiro tenía una hermanita, sabía como hablar con los más chicos y Tacho no iba a tener demasiados inconvenientes con explicarle las cosas a Ariana.

Al cabo de treinta minutos, la castaña ya había entendido como realizar el trabajo por su cuenta sin demasiado problema, tampoco es que le fuera demasiado difícil.

Pero a quién si se le estaban complicando las cosas era a Ordoñez y Monito. El pequeño lo bombardeaba con preguntas o se distraía de un momento a otro y el rubio ya no sabía muy bien que hacer para que le prestara atención. Incluso Alelí había querido explicarle como se hacían las muñecas, pero Mateo estaba negado a aprender. Ari veía toda la situación de lejos y reía levemente.

—Me parece que no tengo madera de profesor, ¿no?. —Le preguntó él al verla reirse.

—No, es que mi hermano no tiene madera de alumno. —Se levantó de su asiento y caminó a la mesa de ellos.

—Es que este trabajo no me gusta, y si no me gusta no lo voy a hacer. —Explicó con obviedad el niño. —Vos dijiste que nadie me podía obligar a hacer algo que no quería, pancha.

Si bien no eran hermanos de sangre, la actitud del chiquito era un calco de lo que Ariana había sido a su edad. Eso a veces la sacaba de quicio, porque cuando se empacaba con algo, no había quien lo hiciera cambiar de opinión.
La chica suspiró dispuesta a responderle, pero antes de que pudiera decir alguna palabra, Alelí habló.

—A mí tampoco me gusta. Pero hay que hacerlo, así después Don Barto nos da plata y con eso nos vamos a poder ir.

—¿Y con esa plata me puedo comprar caramelos?. —Preguntó más atento.

—Si querés sí. —Asintió la más chiquita. —Con Rama la guardamos para ir a la isla de Eudamon.

—Me parece que ahora me interesa esto de las muñecas, ¿Cómo era?. —Dijo Mateo mirando a Rama.

—Bueno, mirá no es muy complicado... 

Así Rama volvió a mostrarle la tarea por última vez, ya que con la idea de la plata y los caramelos bastó para que prestara atención.

Por otro lado Ariana, en lo que trabajaba, observaba sorprendida la paciencia y tranquilidad con la que el chico había explicado paso por paso a su hermano y hasta la envidiaba, porque era algo de lo que ella carecía totalmente. Pero por otro lado agradecía que le hablara de esa forma, porque incluso ella misma se alteraba cuando trataba de explicarle cosas a Monito y él no la escuchaba.

—¿Posta este tipo tiene la decencia de pagarles?. —Preguntó la castaña a Mar, quien estaba a su lado.

—Mirá, yo mucho de esto no tengo idea, ¿viste?. Pero por lo que me contaron los chicos, algo les da.  —Le contestó. —Igual me parece que es por lo que robemos, no por el laburo de las muñecas.

—¿Y entonces por qué la enana dijo eso?.

—Se lo dijo Rama para que no se pusiera triste cuando tenía que trabajar en vez de jugar y que Justina no la retara. —Le explicó en un tono más bajo. —Pasa que ellos están acá desde muy chicos, no sé si ella no tenía cuatro o cinco años.

fearless • Casi AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora