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You were bigger than the whole skyYou were more than just a short timeAnd I've got a lot to pine aboutI've got a lot to live without

Bigger than the whole sky - Taylor Swift

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Once años tenía Ari cuando caminaba metiéndose en un viejo baldío. Era una fecha de verano cercana a las fiestas y el sol apenas se empezaba a poner, pero había aprendido por las malas que la calle a esa hora no era un lugar apropiado para una nena de su edad, así que buscaba un lugar donde dormir antes de que tuviera que pasearse por las calles sola bajo la luz de la luna.

Aunque creía que aquél sitio estaba desolado, no como el último lugar en el que se venía refugiando en las noches, sandaba con precaución, registrando todo con la vista mientras avanzaba.

Fue cuando al fondo vio aquella caseta y a un hombre frente a un fuego. Se detuvo en seco y maldijo en voz baja antes de darse vuelta con la intención de irse de ahí lo más rápido posible, capaz si corría llegaba a su habitual escondite antes de que la noche la agarrara. Pero un paso en falso y un tropezón la traicionaron. Se estroló contra el piso y el ruido entre tanto silencio llamó la atención del hombre.

-¿Quién anda ahí? -oyo al mayor acercarse.

Ari se incorporó de inmediato y se limpió la tierra de la ropa antes de mirarlo.

-No me haga nada, ya me iba. -avisó ella sobándose la mano por el golpe.

El hombre frunció el ceño al darse cuenta que no se trataba de nada más ni nada menos que una nena. Una nena con dos trenzas mal hechas, un raspón en la rodilla y que no demostraba una pizca de miedo. Una nena que lo miraba desde lejos a la defensiva.

-¿Quién dijo que te voy a hacer algo? -habló y usó un tono más amable. -¿Cómo te llamas?

La menor lo observó en silencio un momento, analizandolo de pies a cabeza, como si lo escaneara para saber si podía confiar en él o no. Un hombre mayor, con ropas desgastadas y el pelo ya casi blanco con bigote.

-Ariana.

-¿Ariana? -la chiquita asintió. -Yo soy Tulio, Don Tulio -ella no respondió, mantenía la lejanía -. ¿Estás sola?

-Sí, pero ya le dije que me estaba yendo.

No tardó demasiado en saber que era una chiquita de la calle, una que parecía no estar acostumbrada a tratar con buena gente o gente que la tratara bien.

-Pero nadie te está echando -se rio levemente negando con la cabeza y al no tener respuesta de la menor se detuvo y suspiró. Miró detrás, a dónde seguía el fuego encendido y se volvió a ella. -. Mirá, Ari, ¿te puedo decir así? -la nena se encogió de hombros como respuesta. -Bueno, Ari, nosotros estábamos por comer, ¿vos ya comiste? -ella negó con la cabeza. -Podes venir si querés, preparé un guiso que está para chuparse los dedos.

Ariana lo miró desde su lugar, sin moverse o decir nada, mientras el mayor la miraba con una sonrisa esperando su respuesta. Entonces una voz extra acercándose le llamó la atención.

fearless • Casi AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora