Q U I N C E .

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Capítulo 15

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Capítulo 15. «Montgomery».

Me recosté en mi cama con una sonrisa ladina, para comenzar con mi misión del día.

Tome mi teléfono y diligente comencé a teclear.

«Buenos días»

«El otro día vi al ruiseñor que rescatamos, ¿quieres ir a verlo juntos?».

Y pulse enviar, esperaba que esta vez Nilla respondiera rápido, con ella nunca sabía.

Tome mi mochila directo a la universidad.

Al llegar confirme que no había ningún mensaje, guarde el teléfono en mi bolsillo decepcionado.

Esperaba que dijera que sí, la verdad desde la película quería verla, puede que me hubiera distraído con más cosas, pero fue divertido pasar tiempo con ella, y quería volver hacerlo.

Subí las escaleras veloz hasta el interior.

Con calma, ya que seguía desanimado.

Entre al salón y me senté junto a Esteban que me hizo señas y me había guardado un asiento.

—Llegaste temprano. —Dije, no era un secreto que ser puntual no estaba entre las principales habilidades del castaño, por lo que me saco la lengua en respuesta.

Y yo coloco los ojos en blanco.

—Hoy desperté temprano y con buen pie y no dejaré que lo arruines. —Dijo alzando la cabeza haciéndose el ofendido.

Reprimí una risa.

Otra de las características principales de Esteban era hacer un gran drama por nada.

Me instalé en el asiento, mientras veía como mi amigo devoraba un montón de snacks, mientras ignoraba el olor y la tentación de comer comida basura revise mi teléfono sin respuesta de Nilla.

Lo único que aparecía era el mensaje de buenos días de la desquiciada, ojalá Nilla escribiera tanto como ella, mis días serían más felices.

Suspiré y le respondí veloz a la desquiciada.

Mentalmente trataba de llamar a Nilla con mi mente.

—Si sigues en el teléfono, el profesor se va a dar cuenta. —Susurro Esteban.

Ahí me di cuenta de que me había distraído un poco.

—No sabía que ya había llegado.

—Llego hace unos segundos.

Ambos clavamos la vista al frente hacia las proyecciones del profesor, Esteban y yo hicimos un sonido de admiración al ver los edificios proyectados.

—¿Crees que algún día podamos hacer algo así? —Pregunto Esteban con un brillo en los ojos aun sin despejar la mirada de la imagen.

Fausse NoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora