Empieza el reto

31 4 42
                                    

Estaba esperando a Xander en lo que hablaba con su padre, así que me encontraba en la cafetería del hospital comiendo una ensalada y leyendo el libro que me habían prestado mis tíos.

La verdad es que el libro era muy bueno, pero había cosas que sentía demasiado surrealistas; digo sabía que mis padres y mis tíos eran humanos transgénicos creados por algún científico loco, pero que yo supiera, nadie los había visto utilizar superpoderes.

—Es ciencia ficción —murmuro leyendo como mi tío Elías hace explotar un árbol de la nada —Debe haber sido solo para poner algo interesante

Veo de reojo a alguien pasar cerca mío y unos segundos después escucho cómo mi mochila cae al suelo, cierro el proyector y alzo la vista; la silla frente a mí ha desaparecido y mi mochila reposa descuidadamente sobre el piso del hospital, busco con la mirada y veo a una chica arrastrando una silla detrás de mí.

—¡Oye! —reclamo haciéndola girar, esa piel morena, y esos horribles lentes redondos son inconfundibles —¿Tú?

—No molestes —escupe y da media vuelta para seguir su camino, yo abro la boca con sorpresa.

Me quedo de piedra por unos cuantos segundos y cuando reacciono me levanto de mi lugar, tomo mi mochila, guardo el proyector y me encamino a la mesa donde ella está.

La veo teclear algo en su teléfono me acerco en silencio para posarme detrás de ella y tomar la silla; cuando está por sentarse, levanto esta y la saco de su camino haciendo que ella caiga de sentón en el piso.

—¡Oye! —reclama volteando a verme —¿Qué te pasa?

—Yo podría preguntar lo mismo —respondo apoyando mis brazos en el respaldo de la silla viéndola con una sonrisa triunfal.

—¡Tú eres el que acaba de tirarme al suelo! —grita enojada, yo abro los ojos impresionado.

—Vamos por partes —exclamo apartando la silla y cruzándome de brazos —Primera, no te tiré, te dejé caer, segunda, tú tiraste mi mochila de esta misma silla y tercera me caes mal

—Tanto berrinche por una mochila —contraataca levantándose molesta —No seas patético

—No dirías lo mismo si supieras lo que llevo en la mochila —repongo.

—Nada de lo que lleves podría interesarme —escupe y yo exhalo una risa.

—¿Segura? —pregunto levantándola para abrirla.

La chica se cruza de brazos con una mueca de fastidio hasta que ve que saco de mi mochila una tablet del hospital.

—Mi tablet —murmura arrebatándomela y revisándola después de unos momentos exclama —¡Maldito ladrón! ¿Por qué tienes mi tablet?

—A ver, a ver, momento —sentencio calmándola con mis manos —Yo no me la robé, a ti se te cayó y yo la recogí, no me acuses de cosas que no sabes

—¿Por qué debería de creerte? —reclama cruzándose de brazos —¿Sabes que basta una queja mía para que te saquen de aquí por el resto de tu vida?

Sin poder evitarlo, suelto una sonora carcajada que la enfurece aún más.

—Niña tonta —exclamo aún riendo —No amenaces a alguien que no conoces

—¿Me estás retando? —amenaza haciéndome reír —¿Quién te crees?

—No es quién me creo, remolacha —repongo egocéntrico —Es quién soy

—¿Y quién es usted, gran señor no sé quién de no sé dónde? —interroga sarcástica.

—Soy el hijo del doctor Oliveira y el doctor Castro —respondo y ella ríe.

—Sí claro, y yo soy la princesa de Nunca Jamás —afirma burlona.

—Riéte todo lo que quiera niña —escupo con una sonrisa arrogante —Preguntale a quien tú quieras y verás cómo temes por tu vida

—Pues averiguémoslo entonces —sentencia y da media vuelta para irse.

—Buena suerte —murmuro y me cuelgo mi mochila listo para irme.

INMORALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora