No... ¿O sí?

20 2 21
                                    

Siento mi cabeza punzar como si tuviera un maldito abejorro en el cerebro, siento la cabeza dolorida y el gusto metálico en mi boca me hace saber que estoy o estaba sangrando.

Intento abrir mis ojos aunque es como si cada pestaña pesara como trescientos kilos, siento como tiemblan mis párpados y finalmente lo consigo, me adapto a la luz para notar que me encuentro en una especie de bodega, sacudo la cabeza e intento mover mis brazos, dándome cuenta que tengo las manos atadas.

—Buenos días bello durmiente —escucho detrás de mí haciendo que gire la cabeza chocando con esa persona —¡Auch!

—¿Tío Gyan? —cuestiono al analizar su voz.

—Hola Karim —saluda cansado.

—¿Qué pasó? —pregunto confundido volviendo mi vista a la bodega/sótano.

—No lo sé —responde mi tío —Me parece que nos secuestraron

—¿Quién?

—No sé

—¿Cuánto tiempo llevamos aquí?

—No sé

—¿Cuánto llevas despierto?

—Calculo que de 10 a 15 minutos

—¿Dónde estamos?

—¡No lo sé Karim! ¡No lo sé! —reclama mi tío haciéndome bajar la vista apenado.

—Lo siento —murmuro.

—A veces entiendo por qué tu padre decía que eras exasperante —exclama mi tío haciéndome sentir peor —Haz algo e intenta averiguar con qué estamos atados, ¿sí?

—Claro —afirmo en voz baja girando mis manos varias veces hasta que consigo dar con las de mi tío Gyan.

Puedo doblar un poco mis codos permitiéndome subir un poco las manos encontrando sus muñecas y el borde de algo rugoso, lo tanteo con mis manos dándome cuenta de que son varias capas de cinta de aislar y lija.

—Es cinta —exclamo.

—¿Puedes romperla? —cuestiona mi tío —Lo haría yo, pero tengo los codos atados

—Lo dudo —murmuro —Pero lo intentaré

Muevo mis manos intentando rasgar la cinta con el poco movimiento que mis propias manos tienen hasta que caigo en la cuenta que tanta libertad significa que no estoy atado a mi tío, doblo mis rodillas jalándome hacia adelante antes de girar sobre mi mismo.

Veo que mi tío tiene las manos atadas con cinta y éstas se clavan con una cadena de seguros al suelo, me giro un poco para intentar tomar los seguros con mi mano y con estos rasgo la cinta que ata las manos de mi tío; mi tío suelta el nudo de la corbata que ata sus codos solo abriendo los brazos, se sacude un poco antes de voltear hacia mí para ayudarme a soltarme.

—¿Estás bien? —pregunta una vez que termina y puedo mover mis brazos.

—Sí —murmuro sobando mis muñecas.

—¿Te lastimaste?

—Creo que me mordí —menciono, mi tío se acerca y me hace abrir la boca para revisar.

—Algo me dice que vas a necesitar un médico —comenta —Se te rompió un diente

Tomo con cuidado la zona de emi mandíbula adolorida y siento como mi diente se mueve un poco así que cierro la boca apenado.

—No te toques mucho —aconseja mi tío bajando mi mano.

—Lo intentaré —murmuro y me levanto, mi tío imita mi gesto.

INMORALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora