Avanzar y Regresar

10 1 11
                                    

Marcos está sentado en su oficina revisando algunos documentos cuando escucha que tocan a la puerta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Marcos está sentado en su oficina revisando algunos documentos cuando escucha que tocan a la puerta.

—Adelante —exclama alzando la vista confundido.

La puerta se abre mostrando la cabellera pelirroja rizada de su esposo haciéndolo sonreír un poco.

—Hola —exclama este entrando en la oficina.

—Hola, ¿qué pasa? —pregunta Marcos volviendo la vista a su escritorio.

—Venía a ver si podías firmar esto —exclama Irán y le tiende los documentos de alta de un paciente.

—Ujum —murmura Marcos antes de firmar —Listo

—Gracias, hasta luego

—Irán, espera —llama Marcos haciendo que el aludido voltee —¿Qué te pasa? Últimamente estás muy raro

—¿Al fin lo notaste? —reclama Irán.

—No, pero normalmente tú hablas primero en este tipo de situaciones —explica el castaño —Ya que parece que ésta vez no será así, debo intervenir

—Te tardaste mucho

—Lo siento —refuta Marcos levantándose y rodeando su escritorio —¿Me vas a decir qué te pasa?

Irán parece pensárselo un momento antes de responder.

—No es importante

—Irán, por favor

—Me estoy cansando, Marcos —exclama Irán —Me estoy cansando

—¿Cansando de qué?

—Mira, me enamoré de ti sabiendo que amabas a otra persona, sé que aceptaste salir conmigo amando a otra persona, es más, sé que te casaste conmigo amando a otra persona —señala Irán —Pero no me parece justo, que veinticinco años después sigas enamorado de otra persona

—Eso no es cierto

—¡Es cierto y lo sabes! ¡Por eso esa mujer vino por ti! ¡Sabía que eras el eslabón más débil por tu pasado con Amelia y se lo confirmaste! —reclama Irán —¡Y lo mismo hiciste con Irina! No te digo que la olvides, porque no, sé que no se puede, pero no es justo que después de veinticinco años yo siga siendo tu segunda opción

Marcos baja la mirada con culpa, sabe que lo que Irán dice es cierto, y qué no hay argumento que lo defienda, pero tampoco puede darle la razón del todo.

—Te conozco hace poco más de treinta años, Marcos, y te consta que lo dejé todo por ti aún sabiendo que podía ser que no me respondieras igual —exclama Irán y Marcos asiente —Lo mínimo que espero es un poco de reciprocidad. No tenemos más que hacer hoy, terminando mi turno me iré a casa, espero verte ahí

Irán sale de la oficina y Marcos vuelve a su lugar, pero en vez de revisar las cosas busca en los últimos cajones hasta dar con un proyector que, al abrirlo, muestra una imagen de él y Amelia el día de la graduación del primero; ella lo abraza por el cuello con una amplia sonrisa y él la sostiene por la cintura con alegría.

INMORALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora