Sé tú mismo

33 3 50
                                    

Después de casi otra semana completa, estaba sentado en la cafetería del hospital esperando a Xander, Irina está sentada a mi lado, se supone que comiendo, pero sus dientes están muy ocupados mordiendo mis labios como para masticar su propia comida.

Sus manos rodean mi cuello mientras yo rodeo su cintura con mi brazo, de pronto siento como poco a poco empieza a bajar sus manos hacia mi torso, cuando la siento ponerlas en mi pecho las tomo para devolverlas a su lugar generándole una pequeña risa.

—Quiero saber qué hay debajo de esa chamarra —murmura pícara.

—No, no quieres —respondo acercando su rostro al mío.

—Ah, pero tú sí puedes tocar mis piernas, ¿no? —inquiere con una sonrisa.

—No es mi culpa que siempre uses ropa corta —murmuro sobre sus labios antes de besarla de nuevo y apretar su muslo con mi mano.

Seguimos en lo nuestro hasta que escucho un pequeño ronquido cerca que hace que ambos nos separemos de golpe, me asomo sobre su cabeza y veo a mi primo parado detrás de ella.

—Xander —exhalo asustado, entonces mi cara cambia a una de preocupación al verlo bien —Oye, ¿qué pasó?

Me levanto de la silla y rodeo la mesa para acercarme a él, su cuerpo se sacude en breves espasmos mientras exhala débiles sollozos, sus ojos están rojos como si intentara contener el llanto y solo me mira asustado.

—Xander ¿qué pasa? —pregunto preocupado, lo veo intentar responder pero solo suelta más sollozos —¿Nos vamos?

Xander asiente varias veces y yo le devuelvo uno firme antes de voltear hacia Irina y disculparme con una mueca.

—Lo siento —exclamo acercándome a ella.

—¿Está bien? —pregunta apuntando a mi primo con su cabeza.

—No creo —acepto y ella asiente —Hasta mañana

—Hasta mañana —responde y se levanta un poco para dejar un suave beso en mis labios.

Me incorporo, tomo a Xander del hombro y lo empujo para que empiece a caminar; ambos nos dirigimos a la salida.

Mientras caminamos, noto una especie de papel sobresaliendo de la bolsa trasera de su pantalón, al llegar afuera, lo tomo sin preguntar y lo reviso; es otra foto, en esta se ve a la misma mujer mirando sonriente al pequeño frente a ella, mi primo viste un uniforme femenino, lleva colgada una mochila que parece ser de princesas y su cabello blanco está amarrado en dos chongos a cada lado de su cabeza mientras sonríe ampliamente; debe ser su primer día de escuela.

—Xander, ¿qué pasó? —pregunto mirándolo y sacudiendo la foto.

—Estaba afuera de la oficina de mi padre —exclama entre sollozos —Karim, tengo miedo, él no está en las fotos, él las tomó, él… él… él

—Oye, tranquilo —detengo mientras lo tomo por los hombros —Él no está aquí, no va a hacerte daño

—Él prometió que volvería por mí —afirma aterrado —Karim, no quiero que vuelva, no quiero que me haga daño

—No volverá Xander, te lo juro —sentencio firme —Y si vuelve, sobre mi cadáver permito que te haga algo

Xander me da una pequeña sonrisa y estira sus brazos, lo suelto para permitir que me abrace y lo aprieto contra mi.

—Estás a salvo Xander Garcés, lo prometo —aseguro apretándolo.

—Gracias, de verdad —murmura frotando su cabeza contra mi hombro, es un gesto que hace para sentirse a salvo.

INMORALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora