Al día siguiente no tuve ánimos ni valor para mostrar mi cara, dije que me dolía todo el cuerpo y que era imposible que hiciera cualquier cosa. Realmente debía de lucir devastado, porque mamá y papá Rodrigo dejaron que me quedara en la casa. Pasé toda la mañana viendo caricaturas en la tele de mi cuarto, disfrutando de los mimos de mamá, a ella le gustaba tratarnos como niños cada vez que nos enfermábamos. Cuando entró a llevarme el desayuno sentí tanta lástima y amor por ella que la abracé y me eché a llorar. Mamá me devolvió el abrazo y me besó en la frente sin entender. Preguntó: «¿Qué le pasa a mi chiquito?» y yo no le respondí.
Ella creyó adivinar la razón por la que lloraba.
—¿Te gusta una niña?
«Me gusta un niño» habría sido la respuesta acertada, en su lugar respondí que no.
—¿Entonces? Cuéntale a mamá por qué lloras.
Puede que las cosas hubieran sido diferentes si esa mañana me hubiera atrevido a decirle la verdad, no lo hice porque quería guardarme lo que sabía para mí, quería ser el único que cargara con ese peso.
Un domingo durante la comida le pregunté a Joel por ti.
―¿Por qué ya no viene tu amigo?
―Está ocupado ―respondió ―, últimamente prefiere estudiar con su novia.
―El otro día lo vi en la academia ―dije ―, pero estaba muy lejos y no pude saludarlo.
―Ni te hagas ilusiones de verlo en la academia, me contó que ha faltando mucho.
No me gustó escuchar eso.
―¿Por qué?
―Esta ocupado, ya te lo dije ―respondió Joel, irritado ―. Él y su novia estudian para el examen de admisión de la facultad de medicina, también me dijo que terminando el último módulo en la academia de ballet buscará un trabajo.
Papá Rodrigo se interesó:
―Entonces al final se decidió por medicina, me alegro. Es un muchacho inteligente y responsable, estoy seguro de que le irá bien.
―Sí ―concedió Joel ―. Creo que fue idea de su novia, es igual de inteligente que Miguel ángel, eso me ha contado.
―¿Quieres decir que de plano dejará el ballet ? ―pregunté.
―Eso es obvio, ¿no?
―La medicina es una profesión sumamente difícil y demandante ―dijo papá Rodrigo ―. Si quiere lograrlo no deberá distraerse con nada más.
Me quedé pensando en el abrazo que te había dado en la cabaña, ya no aguantaba las ganas de verte.
―Invítalo a comer mañana ―le sugerí a Joel.
―Ya lo he invitado, pero dice que no tiene tiempo.
―Si él no tiene tiempo podemos visitarlo nosotros ―miré a papá Rodrigo ―. ¿Nos llevas?
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Érase una vez el amor
Romance«Si pudiera metería nuestros mejores momentos en un videocasete para dártelos, así nuestras risas y abrazos te acompañarían siempre, aunque te fueras al fin del mundo» Leo sabe que no es como los otros chicos, ama bailar ballet, le roba ropa a su he...