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"Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría. Que me encanta mirarte y que te hago mía con solo verte de lejos. Que adoro tus lunares y tu pecho me parece el paraíso. Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero que te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser." Julio Cortázar.
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Soñar con ella y no tenerla es difícil de aceptar, pero vamos nunca la tuve como creí. Dentro de tres días se va Bruno a los Estados Unidos ese pelirrojo sí le he tomado un gran cariño.

Bru: Hermosa pintura - asiento - ¿Estáis bien? - subo los hombros -
Lu: Supongo que sí Bruno - sigo mirando la pintura que se trata de la silueta de alguien, una mujer sólo que esta rodeada por una sábana transparente -
Bru: ¿Es por ella? - volteé a verlo -
Lu: Mi vida a cambiado desde que vi esos ojos grises entrar por la puerta de mi salón, con ínfulas de grandeza, con su cabellera rojiza y con su atuendo perfecto, creo en ella ¿sabes? Creo cuando me dice que me ama, cuando dice que es mía pero igual no la tengo, ni la tendré - vuelvo a mirar la pintura -
Bru: Venga que mi hermana no es de confesar sus sentimientos - me abraza - pero tienes que entender que llevan años y - sus palabras se quedan en el aire -
Lu: Y la fusión con tú papá - me mira sorprendido - un día ella me lo contó Bruno
Bru: Sí que te tiene confianza Lucía - asentí sonriendo nostálgica y me volvió a abrazar -

La verdad no sé porqué pero hubiese preferido no saber nada de la fusión, de los años juntos, de los engaños, nada sobre la relación de Paula y él. Pero ya lo sabía todo y no puedo ayudarla, y no se deja ayudar.

Bruno y yo seguimos recorriendo la exposición de artes el cuál habían invitado al pelirrojo, pero como había quedado en verse conmigo me invitó y acepté, a mí me encanta estas exposiciones. Quiero ver lo más posible al pelirrojo ya que no sé cuanto tiempo durará en América, los chicos decidieron que nos reuniéramos más tarde en alguna terraza y mañana fuéramos a algún parque, también acompañaría a Bruno hasta el aeropuerto. Estaba sumergida en la conversación con Bruno que no me di cuenta cuando todas las miradas cayeron sobre ella como cuando la reina Isabel sale del Palacio o como cuando la Princesa Diana recorría algún lugar, así todas las miradas cayeron en esa pelirroja que me mata, venía sonriendo hacía nosotros.

Pau: El tráfico no me ayudaba pero aquí estoy - miró a su gemelos y se abrazaron eufóricos - ¿No me saludas? - preguntó mirándome y asentí -
Lu: Hola Paula - me acerqué y la abracé, su perfume inundo mis fosas nasales, ella siempre olía a Vainilla y coco, era mágico - ¿Cómo vais?
Pau: ¿Ahora? Muy bien de verlos - sonreía mostrando su perfecta dentadura y apareciendo sus hoyuelos -
Bru: Venga zalamera, vamos a seguir viendo las pinturas - nos reímos a carcajada y enrede mi brazo al de Bruno, mientras Paula lo abrazaba enredando un brazo al cuello de él -

Y así pasamos la tarde hablando de pinturas, riéndonos y Paula robándome besos mientras Bruno se hacía el ciego, sordo y mudo, ya como a las 7 de la tarde Bruno de repente se esfumó, supongo que conoció alguna chica y lo mataré si me dejó varada en este lugar, para no matarlo mentalmente me puse a mirar algunas obras eran hermosas, este pintor si sabe lo que hace y llegué a una pintura, eran unos ojos grises y lloraban mariposas, era una obra de arte y me recordaba a sus ojos, pringao pintor que me ha robado el aliento.

Pau: Yo creo que es la mejor pintura - no quería voltear y verle a los ojos, me mataba -
Lu: Parece que sí - me crucé de brazos y su perfume inundo todo el salón -
Pau: ¿La quieres? - susurró en mi oído y se me erizo la piel -
Lu: La verdad sí pero no tengo para comprarla - volteé y sus ojos estaban oscuros, llenos de deseos y su sonrisa me mataba - debo irme - caminé dándole la espalda -
Pau: ¿Te llevo? - pregunta y me giro para verla, puso esa cara de niña chiquita que convence a quien sea... Incluso a mí -
Lu: Vale, venga vamos - caminamos hacía la salida -

El camino no fue tan silencioso como pensé, Paula prendió la radio y fuimos tarareando las canciones que se escuchaban, me sentía en casa al estar a su lado, hablábamos y reíamos de todo un poco, Paula me preguntó si quería que me esperará para ir a la terraza y terminé por aceptar así que entró a casa y la dejé en la sala con papá y mamá mientras yo me arreglaba y Andrea terminaba de alistarse.

I BELIEVE IN YOUR LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora