Capitulo 20: The Adults Are Talking

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Esto estaba mal, bastante mal, no era capaz de mantener todo en orden, y mucho menos cuando la noticia de que la sheriff de Woodsboro había sido asesinada, esto se estaba expandiendo rápidamente, los medios de pueblos cercanos comenzaron ha alertar a la ciudadanía, aumentando el número de periódicos, notas, y reportajes.
Sea lo que estaba pasando en aquel pueblo, era peor de lo que imaginaba.

-Mierda- pasaba por los múltiples canales de televisión, los cuales en su mayoría eran noticias -Esto no puede ser peor- bloqueaba los canales lo más rápido que podía.

Richie no era una persona ocupada que digamos, su trabajo en el boliche no era tan pesado, pero desde que Amber le pidió aquel favor no ha tenido ni un momento tranquilo, debió pensar mejor antes de aceptar la petición de su amiga.
Apenas logró bloquear el último canal cuando Samantha entró por la puerta del establecimiento, teniendo que aparentar estar tranquilo, cuando en su interior era una bola de estrés.

-¿Como está mi pastilla de felicidad?- saludo a su pareja, dejando el control sobre la mesa, para después acercarse a Carpenter.

-No empecemos con tus apodos raros- se rió entre dientes la joven, abrazo al chico y le dió un pequeño besos en sus labios -¿Y ese milagro que llegaste temprano?

-Solo quería ordenar un poco- sujeto las manos de su amante con delicadeza, acariciando, lo cual la chica lo vio como un gesto lindo, cuando en realidad hacia esto para calmar sus nervios un poco.

-Vaya ¿Richie Kirsch siendo productivo?- se burló Carpenter -¿Estoy soñando acaso?

El castaño se rió entre dientes, para después con su dedo índice tocar la punta de la nariz de su novia.

-Por supuesto que no.

Desde qué aceptó ayudar a Freeman su actitud había cambiado un poco, era más apegado a Samantha, iba con ella a todos lados con la excusa de "Es mejor salir en parejas que quedarme en casa" una excusa que ni él mismo se creía que había dicho, y aún así la castaña le había creído, no sospechaba nada de lo que pasaba a su alrededor, es como si su mente estuviera tan ocupada como para estar lidiando con problemas ajenos.

Comenzaron su trabajo con normalidad, los clientes llegaban de poco en poco, en la mañana no había tanta gente, pero cuando caía la tarde, grupos inmensos de jóvenes ruidosos pasaban por las puertas del local, a pesar del ruido, les era demasiado fácil atenderlos.
Sam era quien se encargaba de registrar a los clientes, mientras que Richie era el encargado de la sección de alimentos, y de envés en cuando era quien se encargaba de "reparar" las máquinas del lugar, que a decir verdad no era muy bueno, pero siempre que se daba la oportunidad intentaba arreglar las cosas, porque no le entraba la gana de estar gastando dinero en servicios, en temas de la zona de comidas, no era muy bueno que digamos, no cocinaba mal, pero tampoco bien, su comida solía salir decente y si no, de plano no tenían sabor, la cocina definitivamente no era lo suyo, por ello en un inicio le ofreció a Carpenter cambiar de posición, pero ella se negó, porque en sus propias palabras "Me dan miedo los cuchillos" así que la dejo en paz, aunque él ya sabía exactamente porque lo decía.
Ojalá tuvieran más ayuda, pero al parecer nadie quería trabajar en un boliche, tenían otros dos compañeros, pero ellos solo los veían cuando cambian de turno.

Un grupo de aproximadamente cinco personas entraron al sitio, hablaban entre ellos, hasta que uno de ellos llegó a la caja para que Sam le registrará. Mientras que Richie miraba con atención a aquel grupo, descuidando un poco su trabajo de acomodar unos vasos, estaba demasiado ansioso, literalmente el tema de los asesinatos de Woodsboro podría colarse en cualquier momento, porque en este punto, todo Modesto está al tanto de aquellos crímenes.

Al estar distraído dejo caer un par de vasos de plástico, poniéndose nervioso.

-Carajo- maldijo en voz baja, se agachó rápidamente para recoger las cosas, sus manos comenzaban sudar, lo cual le llamo la atención.

El grupo de chicos se habían reído por la torpeza de su novio, lo cual una vez esos sujetos se fueran hacia su lugar se acercó a su pareja, notando el nerviosismo en él.

-¿Te encuentras bien?- tocó delicadamente el hombro del contrarió, el cual dió un pequeño saltó, que de pura suerte no se volvieron a caer los vasos.

-Si si, no te preocupes- se levantó rápidamente, y puso los vasos en su lugar de forma veloz.

Algo le estaba pasando a Richie, su actitud no era lo único extraño, ya que al mirarlo de cerca pudo ver cómo este estaba sudando de la frente. Así que decidió insistir.

-¿Seguro?- paso su mano sobre la frente del joven, quitándole un par de gotas de sudor, ganándose una mirada de este -Si pasa algo puedes decirme sin problema.

-Insisto Sam, todo está bien- sacudió su mano un poco para darse un poco de aire -Solo tuve un pequeño mareo.

Supo que era una mala idea cuando vio la cara de confusión de Carpenter, no se lo terminaba de creer, porque nadie suda tanto con tan solo un mareo. Iba a interrogarlo un poco más pero en ese momento llego otro grupo de clientes, así que tuvo que dejarlo.

"Si claro, un mareo, eres un genio Richie"

Apretó el puente de su nariz con su pulgar y dedo índice, frunció el ceño, se daba golpes mentales por pedazo de excusa que dió, este día no podía ir peor.

-Cierto ¿Que opinas de los asesinatos de Woodsboro?

Vaya que la había cagado, por andar distraído en otras cosas, se le olvidó subir el volumen a la televisión, combinado con el breve silencio total que hubo en el lugar, aquella pregunta se apoderó del ambiente.

El castaño giro hacia donde provenía aquella voz, era uno de los niños que habían entrado hace unos momentos, sabía que tenía que tenerles un ojo encima, y aún así se distrajo un momento. Volteó a ver a Samantha, quien igual se le quedó viendo al chico, si lo había escuchado, tenía que actuar rápido.

-Heeey Sam- se dirigió hacia ella rápidamente tomándola de los hombros -¿Te parece tomar un poco de aire fresco? Te ves algo tensa.

-Espera un momento- le había ignorado completamente, apartando aquellas manos de sus hombros, para ahora dirigirse hacia donde estaba ese grupo.

El chico le pidió que se quedará, pero una vez más fue ignorado, viéndose en la necesidad de ir atrás de ella, intentando por todos los medios posibles detenerla, pero fue inútil, había llegado con el grupito.

-¿Que asesinatos?- pregunto Carpenter.

-Oh eso, desde hace unos días habido bastante asesinatos, los más recientes fueron de la Sheriff y su hijo- lo comentaba como si no fuera nada del mundo, estaba bastante tranquilo a decir verdad, lo cual ponía más nerviosa a la mujer.

-¿Tienen alguna idea de quién podría ser el causante?

-Creo que ya estás bien así Sam, no creo que necesites saber más- Kirsch tomo de la cadera a su pareja para apartarla lentamente, pero no podía hacerlo con facilidad, estaba poniendo fuerza, era obvio que no se movería hasta saber que era lo que estaba pasando ahí.

-Si no mal recuerdo tienen a una sospechosa.

-¿Quien es?

-Sam, por favor.

-Una tal Tara Carpenter.

Bien, ella misma se había dicho hace años que no regresaría a ese pueblo, quería romper el vínculo que tenía con ese lugar, pero al parecer eso le sería imposible, no solo por su linaje paterno, si no su hermana menor, la había descuidado todos estos años, nunca tuvo noticias de ella hasta ahora, y no era muy buenas.
Se dirigió rápidamente hacia la caja del lugar, comenzó a ordenar las cosas, siendo seguida por Richie.

-¿Que es lo que haces?

-¿No es muy obvio?- ahora se le escuchaba desesperada -Voy a ir a Woodsboro, y tu me vas a acompañar.

Vaya que se había metido en un problema muy grande por una simple distracción, bravo Richie Kirsch.

If I Can't Have Her No One Can - TamberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora