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Nuevas amistades y comienzos 

Era Diciembre, el mes favorito de Adrián porque venía la Navidad, algo que le encantaba. Yo había conocido mejor a Macarena y Carlos. Ambos me caían muy bien, es verdad que Maca era la que mejor me caía y con la que más hablaba, y es verdad que Carlos se puso un poco celoso de nuestra relación pero, a ver, yo tampoco tengo culpa de ser más afín a una persona que a otra. 

En lo que avanzó el mes, el gimnasio al que iba decidió dar una fiesta a la que fuimos mi grupo del gimnasio. No te pienses que mi grupo eran todo gente de mi edad, yo me había apuntado al gimnasio para bailar sobre todo, y me apunté con mis padres. Iba a clase con mi madre por lo que el grupo que se había formado era gente más de su edad que de la mía. A la fiesta cada una iba a llevar a sus hijas o quien quisieran, y antes de ello íbamos todos a cenar. Una de las mujeres, Isa, con la que mejor me llevaba, trajo a su hija, Sofía. A mí Sofía me cayó fatal desde el primer momento, una chica que iba con aires un poco de ser brusca y borde y además, tenía 17 años y se quería colar en la fiesta. No señora, eso no podía ser. Al final no pudo entrar y no llegué a hablar con ella nunca esa noche, pero no os preocupeis, Sofía se convertiría en mi hermana prácticamente. 

A medida que pasó el mes, Adri dejaba de estar estresado para estar más feliz. Se acaban los exámenes y llegaba la Navidad, aunque faltaban 10 días, ya había preparado toda la casa. Como conocía más a sus padres, de vez en cuando iba a recogerle a su casa para estar por Rivas dando una vuelta ya que él tenía que estudiar para los finales y no podía perder mucho tiempo entre ir en metro y demás. No me importaba hacer el esfuerzo.

En cuanto a las chicas de la uni, hicimos nuestro amigo invisible, quedamos la última semana de Diciembre para darnos los regalos. A mí me había tocado Carol, estaba muy contento porque me había tocado a mi mejor amiga, pero, pronto iba a descubrir quien le había tocado a ella. Volvíamos de casa de una nueva Isa que se estaba adaptando al grupo. Nos íbamos a Canarias en Semana Santa. El padre de Carol era famosillo por trabajar en la radio de allí y Carol quería que conociéramos su tierra, Lanzarote. Así que Ariadna, Isa, Claudia, Carol y yo compramos los billetes para ir en Marzo. De vuelta en el tren Carol me dijo quién le había tocado.

- Venga Carol ¿me lo vas a decir? - pregunté riendo.

- Puf...si en parte quiero porque sé que me vas a poder ayudar a regalarle a esa persona - dijo sonriendo.

- Pues mira, yo te digo quien me ha tocado a mí y tu me dices quien te ha tocado a ti - propuse.

- Mira...no sabemos jugar a esto del amigo invisible ¿eh? - rió.

- Es que entre que no me gusta regalar y que soy Jorge el curioso...tu dirás - respondí.

- Venga pues a la de 3 lo decimos - dijo.

1...2...3...

- ¡Tú! - dijimos los dos a la vez. 

Nos quedamos mirando el uno al otro con la boca abierta y empezamos a reírnos en alto y muy fuerte. Carol no paraba de reírse flipando con lo que estaba pasando. Nos habíamos tocado el uno al otro. 

- Sinceramente, no quería que me tocara otra persona - me dijo Carol.

- Ya tía, yo me llevo muy bien con todas, pero claro, me has tocado tú que es otro nivel - dije.

- Bueno, ¿qué vas a querer? - me dijo riéndose.

- No sé...ya te pasaré diferentes ideas, ¿y tú? - pregunté.

- Me encantaría un peluche gigante, de verdad - me dijo riendo.

- ¿Gigante? - pregunté.

- Sí, de esos que no caben en cualquier sitio - me respondió.

Pues manos a la obra, tenía que encontrar un peluche gigante y ya tendría regalo. 

- Oye Adri, tu sabes dónde puedo encontrar un peluche gigante?

- Mmmmm ni idea, por?

- Porque necesito regalarle eso a Carol y es que no sé dónde mirar

- Voy a ir con Itziar a algún sitio pero por si sabías tu

- Bueno, déjame que pregunte a Carlota a ver si se le ocurre algo

Al cabo de unos días, y tras muchas búsquedas, tenía regalo. Carlota vendía un oso enorme de casualidad, así que ya estaba solucionado, se lo compraría a Carlota y me lo guardaría hasta que llegara el día. Además, íbamos a hacer el amigo invisible en la casa de Carla que estaba en Arganda así que, para no tener que ocupar sitio en mi habitación, como para ir a Arganda pasaba por Rivas, Adri me lo daría y así no daba yo mil vueltas. Muy bien organizado.

Las del gimnasio decidieron hacer también su propia cena de Navidad. Saldríamos por ahí y luego iríamos a algún garito a bailar y pasarlo bien. Esta vez nadie se trajo a sus hijxs excepto Isa, que quiso traerse a Sofía. Yo no estaba muy de acuerdo, entre que Sofía no me caía bien y que era la única que no era del gimnasio no entendía por qué venía. Pero menos mal que vino. En la cena empecé a hablar con ella. Vi que compartiamos mismos gustos, nos gustaba Rihanna, Beyoncé, el reggaeton, bailar, los chicos, etc. Empecé a sentir que la había prejuzgado y realmente era una chica muy maja, ella también participaba en la conversación o se reía si decía alguna tontería, o sea que estaba atenta. Cada vez me iba cayendo mejor. Pasamos una noche genial donde estuvimos bailando todos hasta tarde y al final Sofía y yo nos dimos los números para hablar. Lo que eran las cosas, esa chica me había caído como el culo y ahora quería que fuera mi amiga. 



Todo lo que no te pude decirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora