Todo lo que no te pude decir
Ya habían pasado varias semanas, Adrián estaba muy feliz, le vi en el Orgullo de Madrid y eso que me extrañó ya que me dijo que tenía miedo al transporte público, pero es que se lo estaba pasando tan bien...Yo lo intentaba, de verdad que sí, pero me era imposible avanzar, cada vez que daba un pasito para adelante, retrocedía tres. No me gustaba sentirme así pero, en parte me lo había ganado. Dos no se separan si uno no quiere ¿no? Estuve dándole vueltas y vueltas sobre cómo quedarme cerca de él. Le leía todos los días y estaba atento a si me mandaba un mensaje, me había hecho amigo de sus amigos para seguir sabiendo de él pero nada parecía surgir efecto. Un día quise meterme en su twitter como de costumbre y descubrí que Adrián me había bloqueado y desbloqueado, es decir había hecho que nos dejáramos de seguir, y con todo el dolor de mi corazón supe que jamás volvería a tenerle conmigo. Me quedé con tantas ganas de decirle tantas cosas, que por fin voy a poder hacerlo desde aquí:
He buscado muchas maneras de poder expresar cómo me sentía por entonces, y no he llegado a la conclusión de nada. Te perdí, y eso no me lo va a quitar nadie en la vida, o tal vez nos perdimos. Quiero seguir pensando que de verdad nos queríamos, que había amor mutuo, uno de esos que no se pueden romper, que son genuinos y que sólo pasan una vez en la vida. Hay tantas cosas que no te pude decir que no sé por dónde empezar. Adrián, fuiste mi primer amor, el de verdad, el más puro, el amor que no estaba manchado con otras experiencias, el que me hizo ver cómo era crecer con alguien al lado y ver crecer a ese alguien. No creo que pueda olvidarte nunca y realmente ahora he llegado al punto en que tampoco tengo que hacerlo. Creo que la clave en la vida es saber convivir con tu pasado porque eso no lo puede borrar nadie, al principio, no te mentiré, renegaba mucho de querer pensar en tí, de seguir queriéndote, pero, para qué mentirnos, lo hacía, lo hacía y mucho. Busqué aprobación en otros chicos, te buscaba en otros ojos, en otras bocas, en otras manos, pero al final del día sólo quería que esa persona fueras tú. Me da mucha pena y mucha rabia cómo terminamos, al fin y al cabo yo sí pensaba que estábamos hechos el uno para el otro. Y lloraba, y lloraba, deseando ver cómo aparecías de nuevo en mi vida. Me enredé en fantasías y pensamientos sobre qué pasaría si volvieras de nuevo, perdí mucho peso para que si me cruzaba contigo, te gustara de nuevo, daba vueltas y vueltas por Rivas sin rumbo ninguno esperando encontrarte. Y qué iluso de mí.
Tu mientras haciendo tu vida, creciendo, abriéndote a otra gente, madurando sin mí. Y me lo perdí, me lo perdía Adri, ya no sabía qué más hacer para poder alejarme de todos mis pensamientos, porque te juro que si hubiera podido, me habría desquitado de tí cuánto antes, pero me era imposible. Sé que te fue muy bien sin mí, al final, de los dos fuiste el que de verdad salió victorioso de aquella lucha constante por no quedarse en el fango hundido. Yo sí me hundí, como se hunden los barcos en las guerras, como se hunden las montañas en el mar, como se hunde un avión que baja desde el cielo. Porque eso es lo que fue, un descenso. Lo malo de ello es que el descenso lo hicimos poco a poco y por eso dolió de esta manera. Me encanta seguir pensando en los momentos buenos que vivimos, en cómo hiciste que confiara en mí mismo un poco más, en los regalos, en las excursiones, en las tardes interminables o en las noches eternas. Nuestra historia no era la que más brillaba de todas, no era una historia de cuento de hadas, y, por supuesto, no era la más especial; pero para mí era auténtica, ver cómo se te iluminaban los ojos al verme, cómo con darme la mano nos encendíamos o simplemente con mirarnos nos entendíamos. Aún me acuerdo cuando volví a ver tus regalos por sorpresa y me puse fatal, tuve que tirar todo porque no podía ver como tantos sueños se rompieron, tantas promesas se quedaron atrás y todo un futuro terminó siendo nuestra pasado.
¿Por qué fuiste tan frío? ¿Por qué me apartaste de tu lado de esa manera? ¿Qué hice tan mal que no supe ver? ¿Por qué no me lo dijiste? Yo, que habría cambiado hasta el último punto y coma de nuestra historia. No sé qué pasó, ni en qué momento se torció. Sólo sé que nos convertimos en un tren descarrilado, en una bomba que explotó, en un reloj roto, en un avión que se cae y sabes que no hay posibilidad de salvarte. En una enfermedad que no tiene cura. En una sustancia tóxica sin tratamiento. En un problema sin solución.
A día de hoy no sé cuál hubiera sido la solución a nuestros problemas. No sé qué habría hecho más para poder hacer que te quedaras a mi lado, no sé ni si quiera si tú querías seguir conmigo, ni si volverías a ser feliz estando aquí, no sé qué habría pasado de no haberme ayudado Sofía. Estaba anulado completamente porque tú te convertiste en mi prioridad. Tal vez habría sido mejor entablar una conversación seria basada en valores, límites y respeto. Tal vez habría sido mejor crear un refugio para todas las tormentas que pasamos. Arrancar la tirita, echar alcohol y dejar que escociese en vez de simplemente quejarnos por el dolor. Desde entonces aprendí que los problemas duran contigo el tiempo que no les plantas cara y, sí, a lo mejor fuimos dos cobardes que no supieron plantarle cara a todo lo malo que venía, o simplemente dos guerreros que se rindieron en la batalla. Y lo siento Adrián, a lo mejor me rendí cuando menos tenía que haberlo hecho, a lo mejor te dije 'adiós' por egoísmo, a lo mejor no supe ver que no estábamos hechos el uno para el otro tanto como pensábamos, tal vez no fue la mejor opción alargar un final doloroso como lo hicimos, yo pensé que moriría en tus brazos, que viviría para siempre en tí, que serías mi eterno hogar. Y también me equivoqué.
Si me preguntas, hice todo lo que estaba en mi mano y más para no perderte, te di el cielo en una bandeja de oro, te llevaría al punto más alejado de la tierra si con eso te voy a hacer feliz, te bajaría la luna para que cenáramos en ella, movería montañas para que tuvieras las mejores vistas, o simplemente me quedaría a tu lado para que tuvieras siempre un hombre en el que llorar y donde apoyarte. No sé en qué punto nos perdimos, pero lo hicimos, y no conseguimos ningún mapa, ninguna brújula, ni siquiera una rosa de los vientos. Simplemente nos perdimos y no supimos qué hacer. Quiero culpar a la edad de ello. Han pasado 6 años desde entonces y siempre he tenido un nudo en la garganta pensando en cómo decirte todo ésto, todo lo que no te pude decir.
Espero que seas feliz, de verdad, tanto como lo soy yo ahora, tanto como buscabas, tanto como me hubiera deseado hacerte, tanto como te mereces. Muchas veces deseaba que no lo fueras, creía que no te lo merecías, que te habías portado muy mal conmigo y tenías que pagar, e hice cosas de las que no estoy orgulloso. Hice cosas que te dolieron, que hicieron que te alejaras todavía más de mí. Y lo siento. Nunca es tarde para pedir perdón y nunca es demasiado pronto para para reconocer los errores de uno. Pero se nos ha pasado el tiempo, se nos hizo tarde, no tuvimos reloj y por eso perdimos tantos minutos, horas, días y semanas en estar mal. También perdimos besos, caricias y abrazos. De verdad, si hubiera sabido que ese abrazo era el último, te hubiera abrazado más lento. Se suele decir del tiempo que cura todos los males y que se los lleva lejos, pero nadie habla del dolor de echar de menos todo lo que se ha llevado. Y es que, es así, a mí me dolió mucho tener que dejarte ir, a mi Adrián, a mi casa, a mi refugio, a mi niño. Al hombre con el que quería compartir toda mi vida, a todos mis sueños y planes de futuro, a todo el amor que había conocido, a todos los momentos que habíamos vivido.
Ésto es todo lo que no te pude decir. Todo lo que llevo guardando desde hace muchos años, todo aquello que escondo en la más secreta oscuridad por miedo a sentirme igual, por miedo a llorar, por miedo a verme débil. Pero mira, me lo he permitido en este libro y me lo permitiré siempre que lo necesite. Porque entendí que quien no expresa sus sentimientos por miedo, pierde todo lo que tienes. Te quise Adri, de la manera más pura que podía querer a alguien, de la mejor manera que sabía hacerlo, de verdad que sí. Te quise como cuando quieres agua después de un día de mucho calor, como cuando hace mucho tiempo que no ves a tu familia y os reencontráis, como cuando te das una ducha caliente en invierno, como nunca había querido a nadie. Y eso, no se olvida ni en un millón de lunas.
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Todo lo que no te pude decir
Teen FictionEsta es una historia basada en todo lo que viví con el chico que me cambiaría toda la vida por completo. Adrián. Aquí esta todo lo que no pude decir al chico que me abrió un mundo que jamás había conocido. Es un libro hecho carta lleno de momentos...