Han sido unas cuantas barreras que se han traspasado
Diciembre, el mes favorito de Adri, el mes de la Navidad, el mes en que se acababa el año. Realmente estábamos pasando una mala racha, mi abuela decía que las malas rachas son como las temporadas de lluvia, las hay que duran más que otras pero al final siempre volvía el sol; quedaba en mí saber cómo iba a pasar esa racha. Adri y yo seguíamos distantes, hablábamos y nos veíamos pero sentía que ya no era lo mismo, yo no sabía qué pasaba, le estaba dando todo lo que yo pensaba que necesitaba: atención, interés, regalos, cariño, preocupación, amor. Todo. Pero veía que no era suficiente y, lo que era peor, nadie me preguntaba a mí qué tal estaba. Es decir, claro que tenía gente, Isa, Sofía, Carla, Macarena...Pero ellas también tenían sus vidas aparte, yo que sé no quería ser pesado. Sofía me había dicho muchas veces que podía contar con ella para lo que fuera, la verdad que se estaba convirtiendo en una amiga muy importante porque sentía que de verdad estaba ahí. Lo bueno de nuestra amistad es que no la había conocido en la uni, fue de la manera más inesperada y eso, me hacía ver que daba igual si se acababan las clases. Quiero decir, no era la típica amistad en dónde estáis unidos porque vais juntos a clase, no. Simplemente éramos amigos porque nos gustaba estar el uno con el otro. Ella también estaba en una relación problemática y, evidentemente, yo tenía que apoyarla y ayudarla en vez de venir a contarla mis problemas.
- Sabes que da igual lo que pase, me puedes hablar siempre que quieras para contarme lo que necesites, yo te voy a ayudar.
- Si hija pero, es que ya sabes, no quiero ser pesado.
- Bueno, es que no eres pesado, además, yo también te cuento mis cosas.
- Ya...si lo sé, pero es que Adri y yo estamos bien 1 día de cada 40.
- Pues a lo mejor es el momento de que empieces a abrir los ojos...
- No sé sofia, yo no le quiero perder.
- Bueno, todo es como lo mires, muchas veces, perdiendo es como más se gana.
En el fondo algo me decía que Sofía tenía razón. Adri se estaba comportando como un auténtico gilipollas y encima decirme eso del peso...Menudo soplapollas. Yo os juro que jamás he sido inseguro en cuánto al físico pero desde entonces, todo cambió. No me gustaba verme, me fijaba más en todo aquello que no me gustaba, me encantaba tener el pelo largo y sin embargo, hacía todo lo posible por tenerlo recogido o que pareciera corto (porque es que no me lo quería cortar joder, yo quería aceptarme y quererme tal cual pero Adri no me ayudaba).
- Tu crees que esto se puede solucionar?
- El que?
- Pues volver a gustar a Adri, no sé.
- Jorge, si es que a quien le tienes que gustar es a ti mismo.
- Joder Sofia...que dificil de repente todo.
- Ya lo sé, pero es que life is hard jajajaja venga, vamos a quedar y así te animas.
Y así, es como empezamos a quedar cada vez más y más, yo veía que podía confiar en ella mucho y, al final, la frase de 'nadie me ha preguntado' fue teniendo un alguien. Si fuera hetero, perfectamente podría haberme enamorado de Sofía. Es una chica muy guapa, pelo ondulado largo, con un buen cuerpo, estilo, carácter y sobre todo, atenta con los suyos, super preocupada por si su entorno está bien y, lo mejor de todo, tal vez no diga 'te quiero' demasiado pero es que ella lo está demostrando constantemente. Me partía el alma ver como el chico con el que estaba la trataba fatal, la usaba, la manipulaba como él quería e incluso la dejaba tirada cuando ella más le necesitaba a él. Yo me quejaba de mi relación pero la suya...No era mucho mejor. Así que nos ayudábamos.
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Todo lo que no te pude decir
Roman pour AdolescentsEsta es una historia basada en todo lo que viví con el chico que me cambiaría toda la vida por completo. Adrián. Aquí esta todo lo que no pude decir al chico que me abrió un mundo que jamás había conocido. Es un libro hecho carta lleno de momentos...