Si no puedo estar contigo
Ya no puedo estar sin ti.. . .
Sesshomaru había decidido dejar de visitar el cementerio por un tiempo. Además el clima ayudaba con esa decisión, la nieve y las tormentas, de todos modos hacían casi imposible esa misión.
No faltaba nada para la llegada de los días festivos, la Navidad. Fiestas paganas donde solo un pequeño porcentaje de las personas en su país natal celebraban. En el orfanato lo hacían más que nada por la costumbre de los regalos que a los niños les encantaba.
Él hace mucho había dejado de ser un niño.
Pero tampoco era un adulto aún, por más que se comportara como uno.
No quería ni imaginarlo, llegar a esa fecha tan alegre para algunos, tan amarga para otros. No cree poder soportarlo. No cuando muy apenas pudo soportar la odiosa fecha de su cumpleaños. El mundo siguió como si nada. Por que todo seguía su curso. El tiempo no se detendría por una nimiedad como lo era la herida en su corazón.
No va a soportar su primera navidad sin ella.
...
─ No estoy segura. Sesshomaru todavía está atravesando un duelo. Si antes era difícil de tratar, me temo que su condición ha empeorado. Necesita sanar antes de considerar una nueva solicitud de adopción. ─ comentó la señorita Meiyou.
─ No le hemos preguntado. Quizás estar aquí lo está lastimando aún más. Después de todo, tiene recuerdos en cada rincón de esta institución. No lo superará tan pronto. Quizás salir de este lugar sea bueno. ─ opinó la Nana Kaede.
─ Fue un desastre la fecha pasada. Respetamos su decisión de no hacer una celebración de cumpleaños. Pero no podemos no celebrar la navidad por ejemplo. Fue tan duro, ver como escondió todas las cosas, suyas y de la pequeña que ya no está con nosotros. En paz descanse.
La puerta de la oficina se abrió, dejando en silencio a la señorita Meiyou y la Nana Kaede.
─ Sesshomaru... ¿Podemos ayudarte?─ la Nana habló.
─ Acaso ¿Mencionaste que hay una solicitud para mi? ─ el chico habló con su voz ronca, al no ser usada en bastante tiempo.
─ Así es. ─ asintió. ─ ¿De casualidad, te interesa?
─ ¿De quienes se tratan? ─ al terminar de preguntar, cerró la puerta a sus espaldas.
...
─ Todavía no puedo creer este milagro.
─ Es de lo más natural que ya no quiera estar en este lugar. Después de todo, no le queda nada aquí, no después de haber perdido a su única familia.
─ Nana Kaede, si sigue hablando así lloraré de nuevo. No sólo ha sido duro para él, como adulta he intentado ser fuerte, por los niños. Lo siento por ser tan sensible.
─ No hay que pedir disculpas por eso que la hace humana, Meiyou-San.
Sesshomaru también debe de aceptar eso. No sabe cuanto está sufriendo en silencio. Pero este es un buen paso para terminar con su etapa de negación....
Era un día nevado, las ramas de los árboles estaban frías y desnudas, totalmente expuestas, demostrando así su etapa de muerte invernal. El ciclo natural de la vida.
Era uno de sus últimos días en el orfanato antes de ser llevado a su nuevo hogar. Y por mucha insistencia, antes de las fiestas navideñas. Todas sus cosas empacadas en cajas con su nombre.
─ No recuerdo que tuvieras tanto. ─ Meiyou mencionó mientras inspeccionaba el contenido de cada una. ─ Espera ¡No creo que este vestido sea tuyo! ─ Exclamó viendo la prenda en la caja abierta.
La señorita dio un respingo cuando la caja fue cerrada abruptamente. Sesshomaru no solía reaccionar de manera tan agresiva. Oh sólo esa vez, en su cumpleaños, cuando le arrebato ese juguete de dragon a sus compañeritos menores que él. Hacia años que Sesshomaru dejaba que los demás lo usarán sin problema alguno. Después del deceso... definitivamente no era el mismo. No podían culparlo.
─ Me llevaré todo. ─ buscó una cinta con la cual sellar cada una de las cajas y evitar que las revisaran más.
─ ¿No crees que es demasiado? ─ la Nana intervino. ─ Sesshomaru ¿Qué harás con todo esto? ¿No será mejor dejar algunas cosas que las niñas puedan usar?
─ ¡No! Me lo llevaré todo.
─ Hay más cosas de ella que tuyas. ─ Meiyou mencionó.
─ ¡¿Cual es la parte que no entienden?! ¡Todo es mio!
─ ¡Sesshomaru! Disculpate ahora mismo, no admitiremos que nos trates de mala manera.
─ Nana Kaede, déjelo. No importa.
...
Esa misma tarde ya no hubo discusión por el asunto. Esas mujeres lo habían cuidado tan bien todo lo que duró su estadía ahí, eran una figura materna para él. Se sintió una gran basura luego de gritarles. No puedo disculparse aún si se lo exigieron. Sus emociones eran como la marea de un mar bajo una tormenta.
¿Así se comportaría con su nueva familia?
Pensaba que era un verdadero bastardo.
Salir quizás haría despejar su mente.
Deambuló por las calles, sin un rumbo fijo. Con tal de cansar sus piernas, quizás duerma hasta la mañana siguiente. Y no tener que pensar más. No tener que sentir más.Esta era su última salida antes de conocer su nuevo hogar donde ni siquiera recordaba la dirección o siquiera los nombres de sus nuevos padres. Un par de dementes aventurados para quererlo en su familia, pensó. O su desesperación por tener un hijo varón, quizás.
¿Lograría encajar? ¿Sería parecido a convivir como con los otros niños huérfanos? Muchos de ellos fueron y vinieron y fueron, quizás sean dos o tres los que han durado tanto tiempo como él y ella. Ni siquiera se molestó por encariñarse demasiado con los demás. Los despedirla al día siguiente, como ellos lo despedirían muy pronto. Esta vez, se aseguraría de no ser devuelto. Pensar en eso era tedioso.
─ Seguramente mis nuevos padres no me permitan volver a visitarla. ─ no sabía si tomar aquello como algo bueno o malo por el bien su estabilidad emocional. ─ Quizás... pase mucho tiempo.
Recordó a Totosai, el viejo que lo acompañó durante un tiempo. Quizás deba empezar a ser menos idiota, y comenzar a ser grato con los adultos que hicieron lo mejor posible por él.
Al llegar, no lo encontró en su puesto a la entrada del cementerio, eso solo le dejaba buscarlo dentro del lugar.
No se engañaria, ya estaba ahí, no resistiría a visitar esa tumba una vez más. A la mitad de camino se dio cuenta que había llegado de imprevisto, con las manos vacías. Chasqueó la lengua. Definitivamente estaba haciendo todo mal, mal, mal.
Justo cuando se estaba acercando cada vez más, al alzar la vista notó que posiblemente dos personas husmeaban en la tumba a la que se dirigía. Reconoció a Totosai de inmediato. La otra persona era más pequeña. ¿Una niña?
─ ¿Cómo era su nombre? ─ buscó en su memoria, recordaba a la niña del jardín de flores. ─ Higurashi...
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• FLORES DE PAPEL •
Fanfiction• SessKagu / Sesshome ⚠️ • Angustia • AU Moderno • En Emisión