Kenai

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Admito que ver a la niñera de mi hijo salir corriendo preocupada por él como si fuera todo lo que tiene en este mundo, me trastocó. 

Por otro lado, miro al bebé con gesto aburrido. 

Podría haber esperado otro momento para llorar y no justo cuando cuando ella y yo estábamos en medio de un momento como ese. 

No soy un maldito cretino que se acuesta con las niñeras o las de limpieza. 

No. 

Como dije, ni siquiera salgo con mujeres. 

Desde mi expareja no he vuelto a estar con nadie. 

Ni siquiera para sexo casual. 

Y sin embargo, ya van varias veces que Maia revoluciona mis circuitos internos. 

De todas las maneras posibles. 

Es hermosa en muchos sentidos. 

Fascinante y el hecho de que ame a mi hijo no hace que añadir más a la lista de por qué estoy tan fascinado por la señorita Maia. 

Abraza a Izán mientras este se recupera de su llanto. 

- shh... ya está... ya está... - le susurra acariciándole la espaldita. - ¿te has despertado y te has visto solito? - emite un sonido triste por el pequeño. - ...no pasa nada... ya estoy aquí... ya pasó... 

Le mece con suavidad. 

Bailando con mi hijo entre sus brazos. 

Admiro la estampa desde el umbral del cuarto. 

Suspiro. 

Entrecierro los ojos ante esa mágica mujer que cautivó a mi hijo en tan poco tiempo. 

Por cada día que pasa, siento que ella era todo lo que necesitaba.

Alguien que realmente le protegiera y cuidara. 

Una madre. 

Esto último me tensa. 

Maia no es su madre. 

Pero la forma en que lo mira...

El amor y cariño que le brinda... 

La forma de cuidarle y protegerle de todo... 

De mantenerle contento... 

Esta mujer es increíble. 

Por eso quería saber más de ella. 

Conocerla. 

Que ella me hable sobre sí misma. 

Porque me intriga. 


Saber lo de su marido, me hizo sentir una rabia que no conocía en mí. 

Bueno, ex-marido. 

Me da igual que no estén divorciados todavía. 

Cómo alguien es capaz de engañar a una mujer como Maia. 

Hay que ser un completo imbécil. 

Alguien que estaba claro que no la merecía. 

Además de eso, la tenía infeliz sin importarle nada. 

Me dan ganas de buscar quién es y joderle la vida moviendo un par de hilos. 

Cómo puede ser un hombre tan jodidamente idiota. 

Y como un cuchillo atravesándome, no puedo evitar pensar en mí mismo.  

Si de algo en común se han quejado todas mis ex-parejas ha sido porque la dejadez por mi parte ya que solo me centro en mi trabajo. 

Millonario se enamora de quien menos se lo esperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora