Maia

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Firmé el contrato con el bebé en brazos.

No estaba segura de lo que hacía. 

Pero... 

El tener a ese pequeñín pegado a mí, me hizo sentir que debía ayudarle a toda costa.  

Y después de saber que su padre lo único que quiere es estar lo más lejos de él... necesitaba a alguien. 

Y ese alguien podría ser yo. 

Suspiro mientras le miro comprobando mi firma en el contrato. 

Sigo meciendo al bebé entre mis brazos. 

Pero miro de forma seria y molesta a aquel hombre trajeada que transmite poder, pero también soledad. 

Que él quiera estar solo me da igual, pero dejar a un bebé a su suerte, sin nadie en este mundo me parece horrible. 

Me da igual su trabajo, no puedo creer que no le quiera. 

Sus ojos se encuentran con los míos. 

Alza una ceja manteniéndome la mirada. 

- ¿está molesta conmigo? 

Me giro apartando mi mirada. 

Supongo que este comportamiento no es normal cuando eres recién contratada, pero... este señor no me cae bien. 

Le oigo suspirar lentamente y siento su mirada todavía en mí. 

Acaricio con suavidad la espaldita del bebé. 

- esto es todo, recuerde no acercarse a mi zona para no molestarme y manténgalo calmado el mayor tiempo posible, le estaré vigilando por las cámaras de seguridad 

Sigo sin mirarle. 

Silencio. 

Tensión. 

El bebé balbucea. 

Yo le acaricio con más suavidad. 

Es muy pequeñito... y tierno... 

Entonces oigo cómo se intenta ir. 

Me giro. 

- espere 

Se detiene y me mira con esos ojos verdes de serpiente. 

De alguna manera, me arde cada vez que pasa su mirada por mí. 

- no me ha dicho hasta ahora cómo se llama - le digo seria. 

Él se queda mirándome sin decir nada. 

- todavía no tiene nombre - suelta. 

.

..

...

- ¿disculpe? 

- no me haga repetirme

- cómo que no tiene nombre 

- no lo tiene 

- p-pero...

Él suspira intentando enmascarar su irrites. 

- no sabe nada sobre mí ni mi vida señorita Maia, así que le ruego que siga así. - hace una pausa mirándome con cara de pocos amigos mientras se acerca lentamente a mí. -  Si quiere juzgarme, hágalo, me importa más bien poco lo que pueda pensar la simple niñera a la que acabo de contratar. Ahora bien, no tolero que se metan en mi vida, así que si quiere conservar su puesto de trabajo, hágame el favor de hacer preguntas estúpidas 

Millonario se enamora de quien menos se lo esperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora