Capitulo 12.

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No debería acercarme a la cabaña, pero al estar aquí, decidí aprovechar la oportunidad.

Me fui acercando cada vez más y observé la cabaña, que lucía desgastada, sin pintura, ligeramente inclinada, y rodeada de un grupo de árboles que formaban un laberinto confuso, lo que me provocaba un leve dolor de cabeza. Era complicado acostumbrarse a estar rodeada de tanto verde. Me acerqué aún más y la observé desde el exterior.

Señor, sé que he sido una perra casi toda mi vida, pero no me dejes morir.

Al llegar a la puerta, me detuve al ver un gran letrero que decía PROHIBIDO ENTRAR. Sentí un impulso irresistible de seguir adelante. Tragando saliva, me quedé mirando la cabaña, casi hipnotizada, y avancé hacia ella con cautela. Aunque el miedo me invadía, ya estaba allí, así que me acerqué a la gran puerta, que para mi mala suerte estaba cerrada. Maldiciendo, me dirigí a una de las ventanas y miré hacia adentro, donde reinaba la oscuridad, sin posibilidad de entrar.

Sin embargo, decidí dar la vuelta, no me iría sin más. Tenía que encontrar una forma de entrar, aunque no sabía cómo hacerlo. Caminé detrás de la cabaña y descubrí un pequeño huerto envejecido, y para mi sorpresa, también había una puerta trasera. Me moví con cuidado, colocando mi mano derecha en la puerta y empujándola suavemente; para mi fortuna, estaba abierta, como si esperara mi llegada.

Sentía que mi corazón se encogía de pánico, una sensación que no había experimentado ni en la mansión, donde solía estar asustada. Esta puerta me parecía un umbral hacia el infierno. Suspirando, encendí la linterna de mi teléfono y me adentré en la cabaña.

Al entrar, un olor nauseabundo y a descomposición me golpeó de inmediato. Cubrí mi nariz y continué avanzando, notando que el techo estaba cubierto de telarañas. Buscando un interruptor para encender la luz, me acerqué a la pared y, tras unos segundos, encontré uno que presioné hacia abajo, iluminando la escena que me dejó atónita y con los ojos llenos de lágrimas.

El conejo yacía allí, muerto y con un hedor insoportable.

Estaba en una esquina, dentro de un pequeño contenedor de basura. Luché contra las ganas de vomitar y traté de seguir investigando, pero me detuve en seco al ver un gran tablero de instituto; sabía que si lo giraba, todo cambiaría drásticamente. Me acerqué y lo volteé, horrorizada al descubrir fotografías de varias personas tachadas en rojo, con Hanna y yo marcadas en un círculo rojo.

Estaban los dos oficiales, el manager, el abuelo de Benjamin, Hanna, Frederick, Hillary y yo. Todos los demás estaban tachados, pero Hanna y yo no; no comprendía su significado, pero estaba claro que no era nada bueno.

La ausencia de Hellen generaba inquietud en mí, aunque no lograba identificar la razón exacta.

Capturé una imagen del tablero y del conejo, sintiendo la necesidad de recopilar pruebas. Dejé todo en su sitio y continué mi búsqueda, con un temor creciente. Me dirigí hacia la mesa grande, donde noté dos iniciales talladas con un cuchillo: B y H.

¿Podrían ser Brais y Hanna?

Me alejé para reflexionar sobre esta información y, al acercarme a la estantería, encontré muchos libros, pero solo uno rojo llamó mi atención. Al abrirlo en la mesa, descubrí que estaba vacío, salvo por un CD con una cinta blanca que decía "Monstruo".

Empecé a preguntarme si se trataba del CD de la película que había hecho famoso a Brais, lo que podría ser relevante. A pesar del riesgo de ser descubierta, decidí que era crucial llevarme el CD, así que lo guardé en mi mochila, devolví el libro a su lugar y salí de la cabaña, asegurándome de dejar todo como estaba.

Comencé a reflexionar sobre la posibilidad de que el CD que tenía en mis manos fuera el mismo que catapultó a Brais a la fama, ya que compartía el mismo nombre, o tal vez se trataba de una revelación significativa. Sin embargo, si decidía llevarlo conmigo, corría el riesgo de ser descubierta. No importaba si este CD contenía alguna pista valiosa; lo importante era que lo guardé en mi mochila y dejé el libro en su lugar. Organizando todo como estaba, salí de la cabaña.

H de ? :¿Quién mató a Brais?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora