Lo que estaba apunto de hacer era una locura. ¿Quién diría que estaría enfrente de la casa de una chica que conocía desde hace dos semanas a las once de la noche solo para verla? No me lo creía ni yo.
Y encima había llamado a Daniel para estar seguro de que no estuviera con ella.
No tenía ni la menor idea de cuál de las ventanas era la de su habitación, así que elegí una al azar. Cogí unas cuantas piedras del suelo y las lancé a la ventana provocando un pequeño ruido por cada piedra que chocaba con el cristal.
Segundos más tarde, una chica con el pelo castaño abrió la ventana y se asomó por ésta.
—¿Leo? ¿Qué estás haciendo aquí?
—Yo también me alegro de verte.
—No has respondido a mi pregunta.
—Qué amable de tu parte. Pues pasaba por aquí y quería saber cómo estabas—mentí.Estaba más que claro que había ido a verla, pero ese era un detalle que no hacía falta que ella supiera.
—Podrías haberme llamado por teléfono—dijo ella.
—Así es más divertido. Además, no quería despertar a tu familia.
—Mis padres están en una cena de trabajo y mi hermano está en casa de un amigo suyo.
—Así que estás sola, ¿eh?
—No querrás entrar, ¿no?
—Si insistes tanto...
—Vale, ahora bajo. Pero que sepas que voy en pijama.Sonreí justo cuando ya no podía verme. Tiempo después me abrió la puerta. Y ahí estaba ella, con ese pijama corto que le sentaba tan bien.
—¿Ya has acabado?—preguntó ella, ya que notó que no paraba de mirarla.
—Sí—dije entrando a la casa.Nos sentamos en el sofá del salón.
—¿Y qué hacías por la calle a estas horas?
—Pues... dar un paseo—me lo inventé.
—¿En serio? Tienes todo el día para pasear y decides y por la noche.
—Me gusta más por la noche. De día hace mucho calor y por la noche hay brisa.
—Casi me lo creo.
—¿Qué?—dije confundido.
—Un chico como tú no dice esas cosas.
—Hay muchas cosas que no sabes de mí—dije haciéndome el interesante.
—Lo mismo digo—dijo.En ese momento nuestras miradas conectaron de una manera que nunca antes habían hecho. Estuvimos unos segundos mirándonos, pero luego me desanimé al ver que ella apartaba la mirada. Su expresión cambió a una un poco triste.
—Eh, ¿estás bien?—le pregunté preocupado.
—Sí, es solo que Daniel ha estado muy raro últimamente. Hoy he estado con él y todo ha ido muy bien, pero cuando estamos con los demás está muy diferente. ¿Tú sabes algo?
—No, no sé qué le debe pasar.
—Le he preguntado miles de veces, pero siempre me dice que está igual que siempre. Y yo estoy segura de que le pasa algo.
—Tal vez se siente mejor si no nos lo cuenta.
—Pero es muy extraño, él y yo nos hemos estado contando todo desde siempre y desde que llegué ha cambiado.
—Dale un tiempo y si todo sigue igual vuelve a hablar con él sobre el tema.
—Está bien, lo haré.Ella apoyó la cabeza en el cabeceo del sofá y bostezó.
—¿Tienes sueño?—pregunté.
—Un poco.
—Si quieres puedo irme.
—No, tranquilo, quédate.Algo en mi interior se removió cuando dijo que me quedara. Eso significaba que estaba cómoda conmigo y se sentía bien. O tal vez lo decía por educación. Yo esperaba que fuera por la primera razón.
Pero no tardó en cerrar sus ojos y sumergirse en un profundo sueño. Estaba muy mona cuando dormía. La tapé con una manta y me despedí de ella aunque no pudiera oírme.
—Adiós, morena.
Abrí la puerta de la entrada cuidadosamente para no hacer ruido e hice lo mismo para cerrarla.
ESTÁS LEYENDO
INALCANZABLE
عاطفيةOlivia acaba de terminar bachillerato y su familia y ella se mudan a Barcelona para pasar el verano y quedarse allí a vivir definitivamente. Y lo mejor de todo es que se va a reencontrar con su mejor amigo de la infancia, Daniel, el cual le oculta u...