Sabía que había algo entre Leo y Olivia. Siempre que pensaba en ellos dos había algo que me molestaba. Ellos se veían tan bien juntos y me molestaba que los demás los vieran como algo más que amigos. Leo era mi mejor amigo, pero últimamente lo único que quería era que se alejara un poco de Olivia. Ya admití que me gustaba ella, pero hiciera lo que hiciera no obtenía nada. Ella me seguía viendo como un simple amigo mientras que yo intentaba cualquier cosa por acercarme más a ella.
No podía darme por vencido, pero ya no sabía qué más hacer.
—¿Pasa algo?—me preguntó Leo mientras me sentaba a su lado.
—No, nada. Es solo que hace mucho que no hablamos.Él me miró extrañado.
—Solo tú y yo—añadí.
—¿Por qué lo dices? ¿Tienes que decirme algo?Quería preguntárselo, pero había algo dentro de mí que me decía que era mejor guardármelo para otra ocasión. Mandé mis pensamientos a la mierda y fui directo.
—¿Te gusta Olivia?
Él se rio al oír eso, pero yo estaba serio.
—¿Qué? ¿A qué viene esa pregunta?
—Es solo una pregunta.
—No me gusta.
—No me mientas.
—Estoy diciendo la verdad, ¿cómo me iba a gustar Olivia?En ese momento me acordé de que eso fue exactamente lo que me respondió ella el día que volvimos en coche de la casa de Helena.
Me distraje pensando en eso y no me di cuenta de que estábamos en un silencio largo, aunque se oyera la música de la discoteca de fondo.
—¿Y ahora en qué piensas?—me preguntó de repente.
Si le hubiera dicho la verdad le hubiera dicho que no me creía ni lo que me había dicho él ni lo que me había dicho ella.
—En nada.
—¿Quién es el que miente ahora?—dijo riendo y dándome una palmada en el hombro.Su pregunta me dejó desconcertado.
—Espera... ¿qué?
Él se apartó un poco y me miró serio.
—¿Qué ocurre?—preguntó dudoso.
—¿Acabas de insinuar que me has mentido?
—¿De qué hablas?Ya podía parar de actuar haciéndose el inocente porque no me lo tragaba.
—No te hagas el inocente, sabes perfectamente que hablo de Olivia.
Esta vez solo me miró sin decirme nada.
—Ella te gusta. ¿O me lo vas a negar?
Él tragó saliva y, a punto de decir algo, la voz dulce de Olivia nos llamó.
—¡Eh, vosotros! ¿Vais a entrar de una vez o qué?
—Ahora vamos—le dije sin despejar mi vista de Leo.
Él estaba cabizbajo, pero sabía que sabía que lo estaba mirando.Al final nos levantamos y entramos los tres juntos. Lo que quedaba de noche no lo llegué a disfrutar tanto como me hubiera gustado, pero al menos me ayudó a no pensar tanto en lo que hablamos Leo y yo.
Ya eran las tres de la madrugada y, aunque solía quedarme un hasta más tarde cuando salía de fiesta, me despedí de los demás y me fui a mi casa porque estaba bastante cansado. Menos mal que Helena tenía coche e iba a llevar a Olivia a casa porque sino sabía perfectamente que Leo la hubiera llevado.
Es noche no había bebido tanto, entonces no me había emborrachado. Aunque ya me había acostumbrado a la resaca era algo que quería evitar.
Ya habían pasado unos cuantos días. Era por la mañana y ese día quería dedicarlo especialmente a preparar la fiesta de Olivia. Cada vez quedaba menos y tenía que asegurarme que todo estuviera perfecto. Tenía claro que para ella sería tan especial la sorpresa que le teníamos preparada que no la olvidaría ni aunque le quitaran la memoria.El regalo ya lo tenía. Era lo que ella me llevaba pidiendo desde que llegó. Decidí no decirle a nadie qué era para que fuera más sorpresa. Aunque yo tampoco sabía lo que los demás le iban a regalar.
Solo quedaba una semana para el cumpleaños de mi mejor amiga. Antes me parecía algo completamente normal, pero ahora cada vez que nombraba "mi mejor amiga" sonaba raro. En fin, haciendo un repaso, la fiesta era el viernes y Helena iría a recoger la tarta de chocolate a la pastelería. Mientras tanto Carlos y Víctor decorarían toda la casa. Y, por último, Leo y yo cocinaríamos y prepararíamos toda la comida.
Al final me di cuenta de que todo estaba bajo control y no tendría que preocuparme de que saliera mal, por eso salí de mi casa dispuesto a dar una vuelta y tal vez ir a la casa de Olivia a darle una sorpresa.
Casualmente pasé por su portal y, como buen amigo que era, tenía que pasar a saludar.Toqué varias veces el timbre, pero no había respuesta. Acabé por llamar a Olivia.
—Eh, Daniel. ¿Cómo estás?
—Bien, ¿y tú?
—Pues bien.
—Oye, ¿estás en tu casa?—pregunté.
—No, estoy con mis padres y mi hermano por la ciudad. ¿Por qué preguntas?
—¿Te creerías que estoy en tu portal esperando a que alguien me abra la puerta?Ella se rio. Su risa me dio vida.
—¿En serio?—dijo entre risas—. Pues sigue esperando que no va a aparecer nadie.
—Tienes razón, mejor me voy—dije sonriendo, aunque ella no pudiera verme.
—Si quieres nos podemos ver mañana—propuso.
—Primero tengo que mirarlo en mi agenda.
—Ni que tuvieras nada mejor que hacer.
—Cierto, no hay nada mejor que estar contigo.Eso se me escapó, pero no me importó, ya que quería que ella se diera cuenta de cómo me sentía cuando estaba a su lado.
—Bueno, luego hablamos—fue lo único que me dijo. —Adiós.
—Adiós.Tal vez yo esperaba que me dijera algo más...
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INALCANZABLE
RomanceOlivia acaba de terminar bachillerato y su familia y ella se mudan a Barcelona para pasar el verano y quedarse allí a vivir definitivamente. Y lo mejor de todo es que se va a reencontrar con su mejor amigo de la infancia, Daniel, el cual le oculta u...