¿Dónde estaba?
Ah, claro, ya me acordaba. Estaba en casa de Helena.
Ayer fue una noche inolvidable, pero en el mal sentido. Bueno, más o menos. Al principio me lo pasé muy bien. O, mejor dicho, demasiado bien. Pero luego las cosas no terminaron como me hubiera gustado. Como no, tuve que vomitar.En general, pasaron muchas cosas anoche, pero no recuerdo la mayoría. Seguro que iba muy borracha, al igual que los demás.
Pero lo más raro de todo fue despertarme en una hamaca junto a Leo. ¿Cómo había acabado allí?
—Buenos días, morena. ¿Y esa cara?
Tal vez fue por mi expresión de confundida por la cual me hizo esa pregunta.
—Nada, cosas mías.
Justo me levanté lo más rápido que pude y entré al interior de la casa, ya que habíamos pasado toda la noche en la terraza.
Busqué por todas partes a mis amigos, pero no encontraba a nadie. Me acerqué a la cocina y casi me da algo al ver a Víctor tumbado en el suelo.
—¡Víctor! ¿Qué haces en el suelo?
Mi corazón iba a mil.
—Fiesta, fiesta...—murmuró.
Menos mal que estaba bien. Por un momento pensé que le había pasado algo.
—¿Dónde están los demás?
—No lo sé.Qué buena ayuda. Pero no lo culpaba, en las condiciones en las que se encontraba no me extrañaba que no lo supiera.
Recorrí los pasillos de la casa, subí al piso de arriba y me metí en la primera habitación que me encontré.
—Helena, ¿pero qué...?
Helena se encontraba haciendo ejercicios con pesas. Nada podía ser más raro.
—Ah, hola, Olivia. ¿Qué tal todo?
Estaba flipando.
—¿Cómo puedes tener tanta energía? A mí me cuesta hasta mantenerme de pie.
—Hacer ejercicio por las mañanas me activa. Deberías probarlo.
—No, gracias. Por cierto, ¿dónde está Carlos?
—En la habitación de al lado. Está durmiendo, así que si no quieres que esté todo el día de mal humor, no te atrevas a despertarlo.
—No lo haré.Volví a bajar al piso de abajo. Desde la cocina se podía observar perfectamente a Leo en la terraza. Se estaba frotando los ojos del cansancio.
—¿Has encontrado a tus amigos?—me preguntó Víctor a mis espaldas.
Y otra vez volvió a darme un susto. Al menos ya se había levantado del suelo.
—Antes pensaba que estabas muerto.
—Qué graciosa—dijo con ironía.Suspiré y me lancé al sofá. Mi cabeza daba vueltas y vueltas. Cerré los ojos para ver si se me pasaba un poco el dolor, pero lo único que conseguí fue quedarme dormida.
De repente oí unas voces a mi alrededor, pero supuse que formaban parte de la imaginación de mis sueños. Pero lo que pasó después me indicó perfectamente que no se trataba de mis sueños.
De pronto me cayó un chorro de agua bien fría en toda la cara. Me desperté rápidamente y muy furiosa.—Buenos días, bella durmiente—oí que decía Leo.
—¿Sois tontos?—dije enfurecida.
—No hables en plural, ha sido todo idea suya—corrigió Víctor.Miré a Leo con furia. Me levanté del sofá lo más rápido que pude y empecé a perseguirlo. Pero antes de que diera tres pasos él ya me había alzado y me tenía colgando boca abajo de su hombro.
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INALCANZABLE
RomantiekOlivia acaba de terminar bachillerato y su familia y ella se mudan a Barcelona para pasar el verano y quedarse allí a vivir definitivamente. Y lo mejor de todo es que se va a reencontrar con su mejor amigo de la infancia, Daniel, el cual le oculta u...