Otra versión

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El lunes llegó y con este, la esperanza de un mejor futuro para Jimin. Como profesor, Park Jimin era un hombre responsable, que gustaba de trabajar en equipo, una persona muy capaz que se entregaba a su trabajo. Si administrativamente era muy bueno, en su accionar en el aula era extraordinario. Tenía impecable control de grupo, sabía cómo atraer a los niños, era de los que contaban cuentos, bailaba, cantaba, se tiraba al suelo y saltaba junto con ellos contagiado de su alegría pues al haber pasado él una infancia muy dura, quería dar alegría a todos sus alumnos y hacer de su aula, un pequeño mundo feliz. 

Apenas sonó su despertador, salió de la cama, se aseó, se puso unos pantalones de vestir azules y una camisa blanca así como zapatos negros tal como le habían dicho que era el uniforme que usaban, puso solo un poco de maquillaje para corregir sus ojeras y darse un poco de más color porque vaya que lo necesitaba. Después de mal dormir el fin de semana, no era para menos y aunque no se sentía mal, quizá después le comenzaría a pasar factura, porque antes, podía descansar entre semana y ahora debía trabajar de lunes a viernes levantándose al alba y luego el fin de semana -¡Rayos! Lo bueno que aún estoy joven- veinticinco años bien vividos. 

Llegó a la escuela y fue recibido por una de las maestras quien se le quedó viendo extraño cuando dijo que era el nuevo profesor y lo estaba esperando Ahn Hye-Jin la directora. 

Fueron a la dirección y Hye-Jin convocó a todo su equipo de trabajo para presentar al nuevo integrante a quien algunas de las presentes vieron con recelo, otras con extrañeza, unas cuántas con gusto y otras más con ojos de amor. 

A él le asignaron, uno de los grupos de 4 años. Iniciaban nuevo ciclo escolar y aunque ya algunos habían estado en la escuela hacía un año, para otros era su primera experiencia fuera de casa y se sabía que los primeros días no se harían esperar llantos histéricos, niños emprendiendo la fuga del salón, patadas y mordidas. 

Jimin se puso en la puerta de la que sería su aula para recibir a los pequeños que ingresaban al pasillo entre risas, griterío o llantos y se iban a donde les correspondía. Chaeyoung una de sus vecinas de aula le deseó suerte con una sonrisa cínica al ver cómo uno de los niños de Park ya estaba comenzando a patalear y él trataba de que no se saliera del aula poniendo su pierna de lado para tapar el paso. -No le hagas caso, es una pesada- dijo Ji-Eun la vecina del otro lado -Soy Ji-Eun pero todos me dicen IU, bienvenido- el chico agradeció con una pequeña reverencia y todos ingresaron a sus aulas. 

Tras presentarse, tratar de crear vínculo con sus nuevos alumnos y dejarles algo de material de construcción, aún el pequeño que era de nuevo ingreso, seguía llorando, era Minho -¡Papá! ¡Papá!- gritaba y Jimin se acercó. Se hincó para tratar de que lo viera de frente a sus ojos -Pequeño, en un rato viene por ti tu mamá- el niño se le quedó viendo con enojo -¡Mi papá! ¡No tengo mamá! ¡Vete!- 

Algo en Jimin se removió y se compadeció del niño haciendo una conexión inmediata con él -Disculpa. Sabes, yo tampoco tengo mamá, se fue cuando yo era pequeño como tú- 

Él se refería a su fallecimiento, pero el niño lo tomó literal -¿También se fue? ¿También te dejó solito?- Jimin asintió y el niño se abrazó a él desahogando su tristeza y frustración ante el abandono sufrido, algo que no había podido hacer con su papá. Tras recibir consuelo, el llanto cesó y al fin el lugar estuvo en calma. El profesor lo invitó a unirse a un grupo de niños que compartían unos bloques y luego comenzó con sus situaciones didácticas para diagnóstico. 

A la hora del descanso, Chaeyoung quien tenía a su cargo a uno de los niños de cinco, salió un momento de su aula encontrándose con el sonido de música infantil que provenía del aula de Jimin. Se asomó discretamente y pudo ver a todos los niños siguiéndolo en una ronda, ninguno llorando, todos sonrientes participando. Hizo un pequeño entripado y regresó. 

La hora de la salida llegó y los niños esperaban en el patio a ser llamados para subirlos a sus autos. Cada día le tocaba el turno de hacer esta labor a dos personas y a Jimin y IU les tocó comenzar al dar ambos el segundo grado. El turno de Minho llegó y Park lo tomó de la mano para llevarlo hacia la camioneta negra que tenía el letrero con el nombre "Jeon Minho" abrió la puerta del asiento trasero -Buenas tardes- saludó. 

Jungkook había tenido los nervios a flor de piel toda la mañana al haber sido ese el primer día de clases de su pequeño en la nueva escuela. Esperaba fuera acogido por sus compañeros y tuviera una maestra que fuera agradable y cariñosa para que pudiera entrar en confianza rápido. Apenas dio la hora de la salida, fue a recoger al niño y luego lo llevaría a clases extra curriculares de fútbol en lo que él acababa su jornada laboral en la oficina o pediría apoyo a Jennie algunos días -Al menos me dieron tiempo de poder recogerlo- 

Llegó al colegio y puso el cartel con el nombre de su hijo para que lo pudieran vocear y subir al auto. De pronto vio cómo era llevado de la mano por un joven, lo que lo tomó un poco por sorpresa. El chico abrió la puerta y saludó amablemente -Buenas tardes- contestó. 

Jimin se había quedado pasmado, el hombre de la camioneta era el mismo al que le había dado el privado hacía una semana, aquel que lo había excitado y a quien le había saboreado el pene. Un rubor nada discreto cubrió sus mejillas y volteó su mirada rápidamente hacia el niño a quien puso el cinturón de su asiento -Nos vemos mañana Minho- se despidió. 

El pequeñito esbozó una enorme sonrisa -Adiós profesor Park- Jimin cerró la camioneta y ésta avanzó. Jungkook pensó que aquel chico seguramente sería el profesor de educación física o de artes, pero le agradó que aún siendo el primer día de su hijo, lo conociera de nombre y mucho más aún, que su pequeño reflejara en su rostro que estaba feliz y ese profesor le era grato. -Se ve muy amable aunque nervioso- pensó. 

-¿Estás bien Jimin-ssi?- preguntó IU al verlo regresar casi trotando y con las mejillas rojas como tomate. Él asintió y mordió sus labios, se tenía que volver a concentrar en su labor y dejar de estar pensando en aquel hombre y en lo que había pasado. De todos modos, jamás lo reconocería como Min-ha. Se había encargado de que ella luciera muy diferente a él quien tenía el cabello castaño y ojos avellana -Tranquilo, no se dará cuenta- se dijo a sí mismo. 

Los días de esa semana fueron pasando y nuevamente fue el fin de semana. El viernes apenas salió de trabajar en la escuela, fue a su casa a comer algo y a cambiarse, pues a las nueve, Min-ha tenía que volver a hacer su aparición. 

Inició como cualquier día, atendiendo algunas mesas, contoneándose de aquí para allá para despertar el libido de los hombres y recibir cuantiosas propinas. Ya se había hecho a la idea de que estaría ahí hasta que terminara su contrato o en éste caso el de Mina. Sólo quedaban cinco meses, lo podía lograr. 

Estaba terminando de limpiar una mesa cuando escuchó una hermosa voz que hizo se le pusieran los vellos de punta -Buenas noches Min-ha- Era Jungkook quien había ido sin compañía al lugar. Ella le sonrió, su sonrisa seductora que tanto le atraía y señaló la mesa recién limpia para que tomara asiento -Ya vuelvo- le dijo. En dos minutos, la chica volvió a tomar la orden y fue a la barra para que la prepararan con su corazón desbocado. 

El pelinegro por su parte, no perdía dato de la hermosa figura de hermosa sonrisa y labios mágicos. Había levado suficiente dinero consigo para nuevamente tener la posibilidad de un privado con ella, pues desde esa vez, no había podido sacársela de la cabeza. 

Lo que desconocía Jungkook es que la rubia tampoco había dejado de pensar en él; tanto por la otra experiencia como por saber que era el padre de un alumno suyo, el pequeño Minho, quien toda la semana, no había parado de nombrar al señor Park ante su padre. 

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¿Cómo andan después de la noche de desvelo y el cine? Gracias por los votos y comentarios. 



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