Al llegar al hogar de Kibutsuji, la cena de la pequeña ya estaba lista, la que fue a degustar con deleite, pues en su antigua casa, su padre no le brindaba tales manjares. Pero en cambio aquí, le servían los cortes de carnes más deliciosos que ha probado, sin duda ya había comenzado la nueva vida que tanto anhelaba. Cuando finalizó, se dirigió a su alcoba a tomar un baño, ya que en su cabello contenía algunas pringas de la sangre de demonio.
Cepillaba con delicadeza su mediana cabellera negra, se miraba al espejo con una sonrisa, al ver que su rostro y cuerpo, ya no tenían marcas de golpes o heridas, sus pómulos mostraban una tonalidad rojiza y sus ojeras desaparecieron. Su buena alimentación le enseñaba su excelente salud, ya se había recuperado en su totalidad.
Al día siguiente, despertó con la gran sorpresa de que en uno de los sillones de su alcoba, se hallaban finos kimonos de variados colores, calzado, broches para el cabello y productos de higiene personal. Su asombro deslumbraba, le encantaban sus nuevas cosas, así que se apuró en acomodar los objetos en su respectivo lugar.
—Hiroko— Muzan entró. —Ve a comer algo, y en una hora quiero que vayas a mi estudio— ordenó a la pequeña.
—Así lo haré, señor Muzan— le reverenció y él salió de ahí.
Después de comer y tomar un baño, la niña se dirigía al cuarto asignado, que se trataba de la misma habitación cuando entró por primera vez con Kokushibo. Al ingresar, Kibutsuji le hizo una seña de que se acercara, y al estar junto a él, Hiroko escuchó que el hombre pálido nombró a una chica llamada "Nakime", y como si se tratase de magia, el ambiente cambió.
Ahora se encontraban en un sitio diferente, la infante no podía describir lo espectacular del lugar, era como una ciudad subterránea iluminada con cientos de faroles. Todas las construcciones estaban hechas de madera, y eran conectadas con escaleras e incontables puertas, pero lo más extraordinario, fue que los altos edificios yacían entrelazados unos con otros, saliendo de diversas direcciones.
Fue espectacular, era difícil decidir en qué parte mirar, absolutamente todo captaba su atención, jamás pensó que existiera algo así, y no tenía idea en dónde se encontraban, pero esa dimensión la maravilló. A simple vista, observó actividad en el lugar, habían otros demonios andando por sus largos pasillos, y al parecer, este mundo es controlado por una chica de largo cabello negro con un biwa, pues cada que lo hacía sonar, las cosas cambiaban o se movían. Mientras tanto, el rey de los demonios llevó a su pequeña aliada, a una de las tantas habitaciones que había, para estuviese protegida y que no fuese devorada.
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El lirio rojo
FanfictionPeriodo Edo. Una infante de corta edad, es entrenada cruelmente por su padre, para ser un samurai. Al ser la primogénita, y no haber nacido como varón, su trato era injusto. Sino hasta que decide huir y tratar de llevar una vida lejos de maltratos...