Suaves caricias en la piel, se repetían consecutivamente en el rostro de Sayori, una mano enorme recorría el negro cabello de la chica, delicadamente. El demonio rubio que yacía acostado junto a la joven, le miraba dormir con suma atención, jamás creyó que la vería descansar plácidamente en su cama. Sonreía mientras admiraba su belleza, y por primera vez en su larga vida, sintió remordimiento por haber deseado devorarla, a pesar de jurarse mentalmente que no lo haría, de no contenerse, ahora estaría muerto.
—Doma...— despertó a las continuas caricias, hablando tenue.
—Hola, mi amor— pronunció tierno. —¿Dormiste bien?
—Más que bien, mi cuerpo se encuentra muy relajado, pensándolo bien... No supe en qué momento me quedé dormida— Tenía esa incógnita.
Ella le brindó aquella sonrisa, que la luna superior consideraba pura y sin odio, e involuntariamente abrazó a Sayori recostándose sobre su pecho, al sentir que la joven respondió su gesto, cerró sus ojos disfrutando del instante.
—Doma, ¿Está todo bien?— él asintió sin contestar, no quería que lo dejara de abrazar, pero sus obligaciones como deidad le llamaban.
—Te ayudaré, cariño, cuenta conmigo— la joven esbozó una sonrisa de oreja a oreja ante tales palabras, su felicidad era incomparable.
—¿En serio? ¡Muchas gracias, Doma!— volvió más intenso el abrazo, que parecían uno solo. El haber escuchado que la ayudaría, sin duda la alegró.
—Por tí lo que sea...— quedó cara a cara con la chica. —Sólo te pediré una pequeña cosa a cambio— Sayori ladeó un poco la cabeza, ¿Qué podría querer un demonio de alto rango como él? ¿Dinero? ¿Mujeres? No, eso ya lo tenía. —Quiero probar tus labios, quiero que me permitas besarte— argumentó con seguridad, viéndola directo a sus bellos ojos.
—¿Be-Besarme?— le extrañó su petición. —Pero... No sé besar, nunca he besado a nadie— afirmó sin dejar de mirarle.
—Con mayor razón lo disfrutaremos— se acercó al oído. —¿Qué dices?— preguntó seductor.
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El lirio rojo
FanfictionPeriodo Edo. Una infante de corta edad, es entrenada cruelmente por su padre, para ser un samurai. Al ser la primogénita, y no haber nacido como varón, su trato era injusto. Sino hasta que decide huir y tratar de llevar una vida lejos de maltratos...