El amanecer llegó, la joven Kibutsuji lentamente despertó, su anatomía todavía estaba siendo rodeada por los fuertes brazos de Akaza, y parecía no querer soltarla, cosa que hizo sonreír a Sayori. Esa era la primera noche que ha pasado con él; durmiendo a su lado. El demonio aun yacía dormido, y ella observaba detalladamente su rostro, a la chica le encantaban sus líneas azules, y sus largas y hermosas pestañas rosadas, las consideraba perfectas.
—Despierta, dormilón— inició a acariciar su cabello, incitando a despertarlo. Akaza abrió sus ojos con pesadez.
—Hola, cariño...— dio un bostezo, dejando ver sus grandes colmillos.
—¿Cuándo fue la última vez que dormiste?— le miraba.
—No lo recuerdo, hace años, creo...— aún la tenía bien abrazada. —Y dormí de maravilla...— su voz se tornó grave, con un toque sensual, y sus rostros estaban muy pegados.
—Me alegro que hayas descansado, aunque sé que ustedes no necesitan dormir tanto como los humanos— le sonrió.
—Así es, pero...— su tonó se volvió suave, mientras ella estaba atenta. —Espero que... En alguna otra ocasión, podamos volver a dormir juntos...— un ligero rubor apareció en sus mejillas.
—En efecto, Akaza... Dormir a tu lado es muy cálido, además, me siento segura contigo...— esa respuesta hizo que el corazón del demonio se acelerara.
La tercera luna superior anhelaba expresarle lo que sentía por ella, pero temía ser rechazado, quería ser más que su mejor amigo, más que su guardián, deseaba ser su compañero de vida. Ella era su todo, su mundo, es la causante de que sonriera todos los días, sin Sayori, estaría de nuevo solo.
—Será mejor que regrese al templo, Akaza— lo sacó de sus intensos pensamientos. —El cielo continúa nublado, podrás salir— se preocupaba por él.
—Sí, sí, tienes razón— no la quería soltar, y no la soltó. —Por cierto, ¿Te has vuelto a besar con Doma?— la veía con atención.
—No, sólo fue una vez, recuerda que fue por un trato solamente— observaba que no la soltaba. —Sin embargo, siempre se las arregla para abrazarme.
Era obvio que eso le hacía hervir la sangre, pero él trataba de no aparentar sus celos obsesivos, desgraciadamente las venas de su rostro se exaltaron a su enfado, no lo podía evitar.
—¿Qué te ocurre, Akaza?— notó su expresión.
—No quiero que te abrace— dijo con repudio. —Tuve que soportar que te haya mordido y besado, cómo para que también te ande abrazando— ella le escuchaba. —¡No lo soporto! ¡Es un maldito aprovechado!
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El lirio rojo
FanfictionPeriodo Edo. Una infante de corta edad, es entrenada cruelmente por su padre, para ser un samurai. Al ser la primogénita, y no haber nacido como varón, su trato era injusto. Sino hasta que decide huir y tratar de llevar una vida lejos de maltratos...