Y ahí estaba Lana, comiendo la pizza que habían preparado, completamente sola, esperándo a que Tom volviera de la farmacia, rió al recordar la imagen del chico preocupado, hasta había empacado uno por si lo necesitaría, pero como pudo olvidarse?
Al cabo de unos minutos, el gemelo ya estaba junto a Lana, viéndola tomar la pastilla.
– Lo siento, había traido uno en mi mochila pero — la rubia lo detuvo, dándole un leve golpe en la cabeza.
– Ya te disculpaste muchas veces, no hace falta explicar nada, no quiero saber — dijo Lana mientras se acomodaba en su asiento, Tom la miró con una sonrisa – Pero... Por qué viniste preparado? — preguntó burlonamente la joven, éste negó con la cabeza, tomándola de la cintura.
– Dijiste que no querías saber, ahora no te diré nada — respondió éste, casi rozando sus labios con los ajenos.
Más tarde esa misma noche, Lana estaba durmiendo profundamente, estaba muy cansada, había sido un día tan largo, se sentía exhausta, por otro lado, ahí estaba el, mirándola atentamente, tenía la boca entreabierta y lo estaba abrazando como si no lo quisiera dejar ir, Tom volvió a sentir como su corazón volvía a volverse loco, sus ojos brillaban, nada podía arruinar ese momento.
(...)
Lunes 9:38 a.m
Lana se despertó exaltada, despertando a Tom, el cuál se quejó mientras se volvía a acurrucar en la cama, miró la hora, la universidad...
– Mierda, por qué la maldita alarma no sonó? — habló en voz alta para si misma, se sentó en la cama frustrada, sintió como unos brazos le abrazaron la cintura.
– Yo la apagué, te veías tan serena durmiendo que no quería despertarte — confesó el gemelo, ganándose un zape por parte de la chica – No te va a matar faltar un día — la rubia volvió a recostarse de mala gana, vió las notificaciones de su teléfono, varias llamadas perdidas y mensajes de Evan preguntándole si estaba enferma o si estaba bien, se había olvidado por completo de su amigo, antes de que pudiera contestar aquellos mensajes, Tom le arrebató el teléfono.
– Dámelo — exclamó Lana irritada, éste negó con la cabeza, trató de tomar su teléfono de nuevo, pero solo terminó encima de Tom, el cuál tenía su brazo estirado para que ella no tomara el objeto, antes de que pudiera bajarse de esa sugerente posición, sintió un fuerte agarre en su cadera, impidiéndole irse.
– Salgamos hoy, solo tu y yo, como compensación por hacerte faltar a tus clases — aquella sonrisa coqueta que siempre tenía en su rostro la molestaba tanto, le molestaba que le gustara...
– Te odio tanto — murmuró antes de sentir unos labios sobre los suyos, ambos estaban sentados en la cama, Lana sobre el regazo de Tom, y éste con sus brazos alrededor de la cintura de la chica.
– También me gustas, rubia — dijo el gemelo, rozando sus labios con los de la chica, ésta se limitó a suspirar, cerró sus ojos, chocando su frente con la de el. El sonido de la puerta siendo golpeada hizo que ambos jóvenes se miraran confundidos, quién podría ser?
Tom la soltó, dejándo que Lana fuera a abrir la puerta, la siguió hasta allí, estando detrás de ella, ambos en pijama, la cara de la chica se puso pálida.
– Ahora si podemos hablar? — por qué ahora?
– Ya te dije que no quiero hablar contigo — respondió con algo de dificultad.
– Oh... Veo que estás ocupada — dijo mirándo a Tom de pies a cabeza, casi comiéndolo con la mirada, éste tomó la mano de la rubia, apretándola levemente.
– Amelie, vete de mi casa — exclamó la rubia, viéndola con desprecio.
– Así recibes a tu madre? — dijo ésta con una sonrisa ladina, devoliéndo su vista a su hija.
– Dijo que se vaya — habló finamente Tom, parándose frente a Lana de forma protectora.
– Cariño, puedes conseguir a alguien mejor que mi hija — habló casi de manera coqueta, la rubia sintió como le hervía la sangre, como se atrevía?
– Disculpe? — a pesar de estar sonriendo, el rostro de Tom reflejaba ira, estába algo atónito, en verdad era su madre?
– Lana cielo, volveré mañana para poder hablar — dijo Amelie con una sonrisa – Y asegúrate de estar tú también — habló de forma coqueta mientras miraba al gemelo, y así sin más se fue en su auto, Lana sentía un nudo en la garganta, no quería verse débil frente a su madre, mucho menos frente al chico que le gustaba, sintió como Tom la abrazó, sus brazos se sintieron tan cálidos, por qué siempre estaba ahí en el momento correcto?
– No le hagas caso — susurró dulcemente mientras acariciaba su cabello, no quería llorar, no por ella, no valía la pena, no tenía razón, verdad?... Verdad?
– Ella... Ella tiene razón — dijo la rubia, Tom se separó levemente para poder ver su rostro, tenía los ojos cristalinos, no quería verla llorar.
– A que te refieres, preciosa? — preciosa... Su pecho se orpimió aún más, el mayor la miraba con preocupación.
– Por qué te gusto? — la repentina pregunta de Lana hizo que Tom sonriera, limpiando las pocas lágrimas de la contraria.
– La verdadera pregunta es, por qué no me gustarías? — el gemelo hizo una pequeña pausa, poniendo sus manos en las mejillas de la chica, acariándolas suavemente – La forma en la que tus ojos brillan cuando hablas de las cosas que te gustan, esa costumbre que tienes de acomodar tu cabello detrás de tus orejas, tu cara de concentración cuando pintas, tus suaves labios, tus hermosos y brillantes ojos... Mierda Lana, harás que me enamore más de ti — lo último lo murmuró, apoyando su frente en el hombro de ésta, Lana apretó sus labios, tratando de aguantar las ganas de llorar de nuevo, nadie nunca le había dicho esas cosas, como un hombre que había estado con cientos de mujeres aún más hermosas e interesantes que ella... Pudo decirle esas cosas?
– Maldito seas... — susurró la rubia sonriendo, el nudo de su garganta había desaparecido, sentía su corazón latir a tal velocidad que parecía que iba a salirse de su pecho, abrazó al mayor con fuerza, sintiendo como éste le devolvía el abrazo.
– Tomaré eso como un "También me gustas, Tom".
– Me gustas — acaso estaba soñando? Parpadeó varias veces, la rubia lo miró confundida.
– En serio? — preguntó dudoso.
– No voy a repetirlo — amenazó Lana, Tom besó sus labios dulcemente, para luego tomar su rostro entre sus manos nuevamente, apretando levemente sus mejillas.
–No tienes idea de lo feliz que me acabas de hacer.
– No es para tanto...
– Claro que si.
– Claro que no.
– Por qué no me dejas disfrutar este momento?
– Está bien, está bien, tu ganas...
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LANA DEJATE AMAR POR DIOS TE LO MERECES HERMOSA
actualización tempranito hoy iii
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Sorry, Who are you? - TOM KAULITZ (TERMINADA)
Fanfiction- Y tu eres? - preguntó ella con un leve tono sarcástico, mientras le daba una calada a su cigarrillo; él sonrió de lado. - Ya deberías conocerme, hermosa - Tom acomodó uno de los mechones de Lana detrás de su oreja, acercando su rostro al de ella...