Extra

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Estados Unidos, Los Angeles 3:25p.m 2014

– Rubia — la llamó el mayor mientras entraba a la casa, ocultando sus manos detrás de su espalda.

– Hola a ti también — respondió Lana con algo de ironía mientras se acurrucaba en el sofá de la sala, con su vista fija en la televisión.

– Adivina que — habló Tom emocionado, parándose frente a su esposa.

– ¿Por qué tanto misterio?... Solo dime — contestó la rubia mientras suspiraba, mirándo al mayor.

Éste no respondió solo le mostró su mano izquierda. Lana jadeó, parándose del sofá mientras tomaba la mano del de barba, mirándo su tatuaje nuevo.

– ¿Que mierda hiciste? — exclamó la menor enojada, dándole un golpe en el hombro.

– ¿No te gusta? — preguntó Tom sonriendo, frotando el área golpeada.

– ¿Estás loco? Será mejor que puedas borrar eso de tu maldita mano — dijo Lana enojada, poniendo una de sus manos sobre su frente y la otra sobre su cadera.

– Es permanente, boba. Ahora estarás en mi para siempre — susurró en el oído de la contraria, colocando sus brazos alrededor de la cintura de su esposa, dándole un suave beso en el cuello.

Tom se había ido temprano en la mañana, con la excusa de que tenía cosas que hacer junto a Bill, pero en realidad tenía cita con un tatuador. Ahora tenía a las dos personas más importantes de su vida escritas sobre su piel, daba gracias de que el nombre de su amada tuviera cuatro letras, cuatro letras que ahora estaban tatuadas en los nudillos de su mano izquierda, mientras que la hora en la que nació estaba en su mano derecha, un tatuaje el cuál compartía con su gemelo.

– Carajo... Estás jodido de la cabeza, en serio — susurró Lana, colocando sus brazos alrededor del cuello de su esposo.

– Es tu culpa, por enamorarme — susurró Tom de vuelta, empezando a besar el cuello de ésta, la rubia rápidamente se alejó.

– No empieces, sigo enojada — exclamó la menor mientras entrecerraba los ojos.

– Oh, vamos, amor. Fue un gesto romántico, ¿No lo crees? — dijo el contrario, volviendo a acercarla a él.

– No lo creo — contestó entrecerrando los ojos, recibió un casto beso en los labios – Si no te borras eso de la mano, te la arrancaré yo misma — susurró Lana sonriendo mientras sus labios rozaban los ajenos.

– Tu sabes que puedes hacerme lo que quieras — susurró de igual manera Tom, deslizando sus manos sobre la cintura de su esposa, bajando hacia su espalda baja.

– ¿En serio te excita que te amenace? — preguntó la rubia con ironía, ladeando ligeramente su cabeza.

– No sabes cuánto — respondió con una sonrisa juguetona, acercándola aún más a el, provocando que sus cuerpos chocaran entre si.

– No va a pasar nada — dijo Lana con una sonrisa antes de darle unas leves palmadas en la mejilla a su esposo, alejándose de él, al darse la vuelta, la rubia pudo sentir unos brazos envolviéndose alrededor de su cintura, ésta suspiró.

– ¿Todo por un simple tatuaje? — susurró Tom cerca de la oreja de la menor, empezando a deslizar sus manos debajo de los jeans ajustados que portaba su esposa, jugando con el elástico de su tanga.

– No intentes convencerme — murmuró la rubia, ladeando ligeramente su cabeza hacia atrás, cochando con el pecho del contrario.

– Por favor — volvió a susurrar el guitarrista, bajando una de sus manos por debajo de su ropa interior, Lana apretó los labios, no quería ceder, pero lo estaba dejando tan difícil.

Sorry, Who are you? - TOM KAULITZ (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora