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Paris, Francia, Sábado 5:07 p.m

Más tarde ese mismo día, ambos ya se encontraban en una boutique, no una tienda común, y por desición de Tom, ya que según sus propias palabras, Lana merecía lo mejor de lo mejor.

– Todo aquí es muy costoso — susurró la rubia mientras miraba las etiquetas de la ropa, docientos euros por una simple camiseta? Le parecía excesivo.

– Ya te lo dije, boba... Nada es demasiado caro para mi hermosa princesa — respondió el mayor con una sonrisa mientras colocaba uno de sus brazos alrededor de los hombros de la contraria.

– Buscan algo en particular? — preguntó una tercera voz, en francés obviamente, Tom no entendió nada, y era algo obvio, pero Lana rápidamente respondió.

– Vestidos — dijo la artista mientras le regalaba una sonrisa a la trabajadora, ésta se dió media vuelta y empezó a caminar, guiándo a la chica hacia la sección que ella le había contestado.

– No entendí ni una palabra, pero eres sexi cuando hablas francés — susurró el guitarrista en el oído de la rubia, ésta le dió un codazo discretamente mientras sentía como la mano de éste recorría su cintura.

– Señor, espere aquí por favor — habló la trabajadora nuevamente, esta vez en inglés mientras señalaba un sillón, el cuál estaba frente a los probadores, Tom hizo caso, no sin antes besar la mejilla de Lana, ésta rodó levemente los ojos.

La mujer la guió a la rubia hacia todo un pasillo repleto de hermosos vestidos. Pero uno de ellos llamó especialmente su atención, era negro con una falda corta estilo princesa que seguramente le llegaría a la mitad de los muslos, la cuál tenía tela de tul con unos leves brillos, junto a un precioso corpiño ajustado, adornado con leves piedras pequeñas plateadas y hecho de una tela casi transparente negra con brillos igualmente plateados, se veía tan hermoso.

– Se le vería muy bien — la voz de la trabajadora la sacó de sus pensamientos, Lana la miró y sonrió negando con la cabeza.

– No podría — la mujer hizo un ademán con la mano, diciéndole que estaba equivocada, sacó el vestido de el perchero, colocándolo justo frente a la menor.

– Es como si fuera hecho para usted, señorita — habló nuevamente la mujer, antes de que la artista si quiera pudiera negarse nuevamente, ya estaba en el probador, viéndose al espejo con aquel hermoso... Pero caro vestido, sentía que no lo merecía, mucho menos que Tom pagara por el.

Por otro lado, el mayor solo vió como su chica entró al probador, mientras el la esperaba impacientemente, moviéndo su pierna de arriba a abajo de forma inquieta. Apenas Lana salió de aquella pequeña habitación, las pupilas del guitarrista se dilataron y sus ojos empezaron a brillar levemente, una sonrisa adornó su rostro inmediatamente.

– No te gusta, cierto? — habló Lana mientras ponía sus manos detrás de su espalda, apartándo la mirada levemente.

– Estás bromeando? — contestó parándose de su asiento, acercándose a su chica, tomó la barbilla de ésta, haciéndo que lo mirara a los ojos, le dió un pico en los labios, para luego soltar su barbilla y agarrar unna de sus manos, haciéndola dar une vuelta – Te ves como toda una princesa, rubia — la menor no pudo evitar sonreír, apoyó su mejilla en el pecho de su chico mientras abrazaba su cintura, el mayor solo se limitó abrazarla por los hombros, apoyándo su barbilla en la cabeza de ésta.

– Es demasiado caro — murmuró Lana, escondiéndo su rostro en el pecho del contrario, éste se separó levemente de ella para ver su rostro.

– De nuevo con eso? Sabes que si me pidieras comprarte la luna, lo haría, cierto? Quizás mis sentimientos hacia ti no tienen precio alguno, pero mínimamente déjame comprar un hermoso vestido para la mujer más hermosa que la tierra tuvo el placer de tener sobre ella.

Sorry, Who are you? - TOM KAULITZ (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora