Capítulo 35

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Es fácil vivir con los ojos cerrados,
interpretando mal todo lo que se ve...
John Lennon

Alyn se encontraba sentada sobre el escritorio, aquel que había vaciado en un momento de rabia el día anterior tirando todo por el suelo. Cualquiera de sus allegados hubiera asegurado que ella no había sido la culpable de tal desorden, pero así era. La chica pensaba que aquello era un reflejo de lo que era en esos momentos su vida. Un desorden constante. Anclada a unos estudios que no quería, sin compañía y con un derrumbe emocional.

Miraba por la ventana, abrazada a sus rodillas, fijándose en las personas que paseaban por la calle o en los alumnos que volvían a las residencias tras la festividad de dos días atrás. Caminaban ajenos a ella, a todo lo que había trascurrido en su vida hacía cuarenta y ocho horas. Alyn se sentía estancada, sin energía, pero aquellas personas seguían como si nada hubiera ocurrido. Y eso también le dolía, porque quería estar igual y no lo lograba.

Escuchó la puerta principal de aquel escueto apartamento que compartía con Kai y supuso que se trataba de ella volviendo de casa de sus padres. Había pasado Acción de Gracias y el día siguiente con ellos, y junto a Steve. O al menos esa había sido la intención antes de que la mentira que ella le había ocultado saliera a la luz. Alyn había llamado al rubio el día anterior para encontrar un refugio y se topó con que a su mejor amigo también le habían engañado, aunque de otra manera.

Unos golpes suaves en la madera hicieron que la castaña apartara la mirada del exterior y la posara en aquella chica de pelo negro que asomaba por la puerta medio abierta de su habitación. Alyn mantuvo el semblante neutral, pero en sus ojos se mostraba la furia. Ver a Kai tan cerca le recordó todo lo que había pasado de golpe, como un tsunami. Y se le oscureció la expresión.

– Hola – saludó, Kai, con cautela, ante el silencio de su compañera. No se atrevió a traspasar el umbral –. Solo quería avisarte de que ya había llegado y saludarte.

– Ya lo has hecho – concluyó mientras volvía a su antigua tarea.

– Alyn... – se silenció a sí misma cuando la nombrada la miró con enfado. Tragó saliva antes de atreverse a continuar –: ¿Podemos hablar? –. No quería que las situaciones paralelas con los chicos les afectase a ellas, pero era consciente de que el tema de Ethan, más el de Steve, les tocaría.

Esas palabras causaron que toda contención que estaba teniendo la castaña, ese carácter que solo había sacado con su padre una semana atrás y que se había obligado a reprimir porque supuestamente no era típico de ella, saliera. Era consciente de que Kai no era la mayor culpable de su estado, había alguien por encima, pero había un pequeño fuego encendido solo por ella y lo iba a sacar.

Se giró de golpe, dejando sus piernas colgando del escritorio, y agarró con sus manos el borde de este.

– ¿De qué quieres hablar primero? ¿De cómo has mentido a mi mejor amigo o de cómo el tuyo tenía una novia oculta que tú, seguramente, conocías? – preguntó con sorna –. ¿Con cuál quieres empezar?

– Lo de Steve es un malentendido.

– Ya, claro.

– En cuanto a Ethan... –, se centró en ese tema, ignorando el sarcasmo de Alyn, ya que era de lo que realmente quería hablar con ella. Sabía que lo de Steve también les afectaba, pero lo de su mejor amigo era mayor –. Sé que no he hecho bien, que no decirte nada ha sido un error, pero es mi mejor amigo y no quería traicionarlo.

– ¿Eso es una disculpa o estás intentando limpiarte las manos? – cuestionó aún más furiosa.

– Intento explicarte el porqué de mis acciones, de mi silencio. Y... bueno, sí... –, tragó saliva –, también disculparme por ello.

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