Si te hizo feliz, no cuenta como error.
Bob MarleyAlyn salió de ese edificio que era su universidad casi una hora después del fin de su horario lectivo. Se había entretenido en la biblioteca, donde fue en busca de un par de libros que creía que llegaría a necesitar durante ese semestre.
Frenó a unos metros de distancia de la puerta principal y sacó del bolsillo pequeño de su mochila una bolsa de M&M's. Desde que tenía memoria había estado enganchada a esos dulces, tanto que durante unos años de su infancia sus padres le prohibieron consumirlos. Fue la única regla que quebrantó, los comía en secreto gracias a su abuela.
Iba adentrando pequeñas bolas en su boca, apartando las de color rojo. Sus favoritas. Por ello las dejaba para el final.
Según su horario, solo tenía media hora para llegar al taller donde su coche había estado las últimas dos semanas. Le habían retrasado la recogida de este por un pequeño error, al cual ella le restó importancia. Al fin de cuentas en esos momentos no lo necesitaba mucho.
– Yo que creía que no te volvería a ver, pequeña loca – una voz masculina, a sus espaldas, causó que detuviera sus primeros pasos y volteara.
Ante ella se encontraba Ethan, que había ido hasta la entrada de la universidad en busca de su amiga, Kai. No esperó encontrarse con la castaña que varios días atrás le incitó a tirarse a una piscina en ropa interior. Sin embargo, a diferencia del chico, ella no lo recordaba de nada. Había tenido un lapsus total de aquella noche, hasta el punto de que lo último que recordaba era haberse sentado en un sofá. Después de eso todo era negro.
– Creo que te has equivocado – intentó esquivar la conversación y retomó su camino.
– Te aseguro que no – sentenció el chico parándose delante de ella, impidiéndole que siguiera caminando. Eso puso un poco nerviosa a la chica. Tenía cosas que hacer y este desconocido le descuadraría la agenda –. Alyn Stewart – la nombró, como si eso fuera una prueba de que la conocía.
Funcionó.
La ojiazul lo observó confusa, sin comprender en que momento se había cruzado con ese chico. Lo analizó de los pies a la cabeza. No podía negar que era atractivo, pero más allá de eso no había nada que le resultara familiar.
– ¿De qué me conoces? – preguntó mientras se llevaba otro puñado de M&M's a la boca. Los masticó con nerviosismo. El castaño se dio cuenta en ese momento de que Alyn no se acordaba de él y no porque estuviera fingiendo.
– De la fiesta del otro día.
– Explícate – exigió saber con suavidad.
– No creo que sea conveniente que cuente esas cosas en público, pequeña loca – respondió con una sonrisa pícara y en un tono bajo y provocativo.
Algo se resquebrajó en la cabeza de Alyn. Sus ojos se abrieron, sorprendida, y su respiración comenzó a agitarse ante la idea de haberse acostado con él, con un simple desconocido en general. No, no, no. Eso no podía haber pasado, se negaba a creerlo.
Ethan vio la reacción que sus palabras le habían causado y no pudo seguir con la falsa. Una carcajada se le escapó de los labios. La chica lo miró sin comprender.
– Es broma – confesó aún entre risas. Alyn lo miró enfurecida.
– Muy gracioso – ironizó –. Tengo prisa.
Lo esquivó para seguir su camino, a ese ritmo iba a llegar tarde a por su coche y entonces todo lo demás se retrasaría. No quería saber nada de esa noche, ni siquiera preguntó a Steve, ni a Kai. Les obligó a no mencionar esa fiesta.
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Mentiras || DISPONIBLE EN AMAZON
Novela JuvenilAlyn Stewart es una chica de diecinueve años. Organizada, decidida y responsable. Lleva su vida controlada minuto a minuto, guiada por sus padres. Comienza su segundo año de la carrera de arquitectura y tendrá que compartir habitación con su nueva c...