Capítulo 12

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Dicen que su belleza no era deslumbrante- desde luego, 
aquellos que la veían no quedaban impresionados-,
pero  cuando estabas en su presencia y
hablabas con ella, era irresistible.
Plutarco. Cleopatra

Riiiing, Riiiing, Riiiing.

Fue el sonido que hizo caer a Kai de la cama. Estaba somnolienta, tenía la boca seca, no podía abrir apenas los ojos, olía a alcohol y estaba segura de que el dolor de cabeza no era a causa de la caída.

Tan rápido como su resaca le permitió, fue a contestar la llamada que prevenía del fijo de la habitación.

– ¿Diga? – preguntó fingiendo un tono neutro para no parecer tan perjudicada.

– ¡Kai! Menos mal. ¿Llegaste bien? – respondió una voz alegre.

– Ah, eres Harriet – dijo volviendo al tono de voz ronco y resacoso –. Emmm... sí. Estoy bien... creo.

– Genial, sabía que podía confiar en Steve.

"¿Espera qué?", pensó Kai.

Se puso a recordar, o por lo menos lo intentó, pero la verdad era que su mente estaba difusa. Entonces empezó a alterarse.

– Harriet, ¿cómo volví a la residencia?

– Te llevó Steve. ¿No te acuerdas? –. Hubo un silencio –. La verdad es que me sentí fatal por no poder llevarte yo...

– Harriet...

– ...pero ya sabes que no disponíamos de coche y no me fiaba de nadie.

– Harriet...

– Te lo compensaré, ¿vale?

– Harriet... – repitió aún más afectada.

– ¿Qué?

– No me acuerdo de nada – dictaminó pasándose la mano por el cabello despeinado y dejando ir un bufido que se convirtió en sollozo.

– Vale, Kai, escúchame –. Esta empezó a sollozar–. Por Dios, para, tranquilízate –. La chica intentó hacerle caso –. Ayer se te fue un poco de las manos, no te mentiré. Quizás esto de emborracharte una vez al año no te favorece, pero eso es decisión tuya. El caso es que no debes preocuparte. ¿Hasta dónde recuerdas?

– N... No lo sé – respondió con voz temblorosa –. Creo que estaba contigo jugando al BeerPong.

– Bueno, pues te aseguro que no nos separamos ni un solo momento hasta que te llevé con Steve. Piensa que él tiene novia, pero lo amenacé. Así que tranquilízate y si quieres asegurarte pregúntaselo a él.

– ¿Pero lo vio Emily? – preguntó preocupada, recordando la cara del rubio cuando la vio bailando con otro chico. De aquello sí que se acordaba.

– Kai, ¿acaso crees que me importa? – preguntó con sarcasmo.

– No quiero más problemas con ella – aclaró.

– No te preocupes ahora por eso. Seguro que debes oler a perro y por tu voz lo pareces. ¿Por qué no te duchas, desayunas algo y te pones una peli?

No le pareció tan mala idea. De hecho, le apetecía aquel plan, algo relajado para aclararse un poco. Además, estaba sola, seguramente Alyn había salido. Ahora que lo pensaba no la había visto en la fiesta.

✩  ✩  ✩

Se tomó una larga ducha para despejarse y sacarse el olor a alcohol que la inundaba. Allí, bajo el agua, intentó recordar algo, aunque fuera una pequeña escena, pero nada de nada. Su mente era un pozo oscuro. Había bebido por primera vez hacía justo un año cumpliendo uno de los deseos de su hermana, el de emborracharse una vez estuviera en la universidad y desde entonces no había vuelto a beber hasta la noche pasada. No tenía pruebas, pero estaba convencida de que había sido un desastre. Sin duda debía hablar con Steve, por muy pocas ganas que tuviera.

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