3. Mientes tan bien

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Felix cerró los ojos con fuerza al sentir como su miembro entraba torpemente en los labios de la omega arrodillada en ese jodido y pequeño baño público, maldijo a sus adentros al estúpido Luka por provocarle un ataque de celos y sobre todo a el estúpido de Adrien por sonrojarse como si fuera un mocoso. Odiaba liderar con niños que no obedecían.

-Eres tan buena en esto- gruño Felix empujando sus caderas con fuerza y ahogando un poco a la pequeña Marinette –Eres toda una puta para mi princesa

Sin esperar más el alfa levanto a Marinette y se sentó en el inodoro bajando la tapa, la omega entendió a la perfección por lo que se sentó a horcajadas sobre sus piernas, rezando internamente porque nadie la encontrara y la vieran en una situación tan horrible como lo era aquella.

-Mírame- ordeno Felix tomando con fuerza las mejillas de la chica quien soltó un gemido de dolor –La próxima vez que te vea con alguien te follare tan fuerte que no me importa cuánto llores.

Marinette asintió con fuerza al saber que las palabras de Felix nunca eran mentira, lo sabía de experiencia por aquella ocasión en la que algún adolescente le coqueteo en una fiesta y como castigo Felix la grabo durante tres horas en las que la omega estaba tan lastimada internamente que no podía ni siquiera ponerse de pie.

-Tranquila princesa- susurro Felix colocándose entre los labios mayores de la Cheng –Sera rápido, no dolerá- prometió entrando de golpe en Marinette quien soltó un grito de dolor puro y se aferró a los hombros de el alfa –Ves, no dolió nada- se burló comenzando a mover sus caderas con fuerza.

Felix sentía como las paredes internas de la omega se apretaban fuertemente alrededor de su miembro, escuchaba los sollozos de su chica en su odio, podía sentir el cuerpo pequeño sobre ella temblar de dolor. Era un maldito enfermo y le importaba un carajo mientras pudiera tener a la chica.

-Felix- gimió Marinette escondiendo su rostro en el cuello de el alfa, inhalando ese aroma a café con la única esperanza de que el dolor y el miedo se fueran -¿Ya vas a terminar?

-Relájate Cheng- bromeo el alfa besando rápidamente la mejilla derecha de la chica –Parece que quieres que me aleje de tu vida.

La menor negó con rapidez, su mayor miedo era quedarse sola en un mundo que la odiaba y por mucho que estar con Felix doliera era lo único que le daba sentido a todo, la única persona que podría amar a una mocosa como ella era Félix Agreste. Todos lo sabían.

Llorar todos los días era mejor que ser nada en el mundo.

-Más fuerte- pidió Marinette cerrando los ojos y dejando escapar pequeñas lágrimas por el dolor –Por favor mi alfa más fuerte.

Felix obedeció y golpeo aun con más fuerza el interior de la pequeña quien sentía sus muslos comenzar a mojarse poco a poco y el ardor comenzar a llenar todo su cuerpo. La omega estaba llorando y eso enloquecía a Felix, jadeaba por aire pero a nadie le importaba. Quería ser amada. ¿Era tan difícil que alguien la amara?

Después de unos instantes Marinette sintió como el nudo de Felix se extendía en su interior, rasgando su cuerpo que aún no estaba preparado para recibir a un alfa pero que claramente lo hacía muy a menudo y algo que la había hecho tener que visitar a su ginecóloga antes de tiempo.

-Eres tan valiente amor- susurro Felix limpiando las lágrimas abundantes de la menor –Me encanta que siempre seas una niña tan buena.

Marinette asintió aferrándose al pecho de Félix quien acaricio su cabello tiernamente, era como un ritual enfermo que había desarrollado desde que la menor de los Cheng cumplió 14. La omega lloraba con fuerza y se acurrucaba en su pecho prometiendo ser una niña buena mientras Felix la consolaba y mimaba prometiendo ser más dulce la próxima vez aunque siempre mentía.

-¿Quieres helado?- cuestiono Félix y la menor asintió –Tal vez pida esa comida que tanto te gusta.

-¿Comida china y sushi?- pregunto mirando inocentemente a el alfa que siento su corazón derretirse.

-Todo lo que quieras- aseguro besando los labios de Marinette

(...)

Luis estaba sentado mirando el techo del centro comercial, eran las segundas papas fritas que pedía esperando a Félix y Marinette que finalmente llegaban con ellos, la menor tenía la sudadera negra de Felix alrededor de su cintura y parecían muy cariñosas entre ellos.

-Lo siento, esta chica quería consejos para citas- miente Felix sentándose frente a sus hermanos y mirando de reojo si la pequeña podría sentarse sin dolor –¿Quieres ir a casa?- cuestiono a lo que Luis y Adrien asintieron con prisa –De acuerdo, primero tenemos que hacer compras.

El rubio asintió y se puso de pie con prisa, si el pasaba un minuto más ahí terminaría golpeando a alguien pero Adrien no podía dejar de mirar la expresión de dolor en el rostro de Marinette al sentarse.

-¿trajiste tu auto?- cuestiono Adrien con unas sonrisa a lo que Felix asintió –Creo que me quedare en el auto, ha sido un día muy cansado

Marimette le agradeció con la mirada a Adrien, claro que aquello no pasó desapercibido por Felix quien tenso su mandíbula en respuesta pero fingió que estaba de acuerdo.

-Deberías quedarte en el auto si no te sientes bien- comento Luis mirando a Marinette quien asintió –Entonces perfecto, Adrien lleva a Marinette al auto y Felix vamos a comprar.

Un rato después Adrien se encontraba en el auto con Marinette a su lado, la chica parecía más pálida de lo normal, cansada y demasiado soñolienta, casi enferma lo que preocupo justamente a Adrien a quien no le importo que la chica se recargara en el buscando un poco de comodidad.

-Lo siento- susurro Marinette de forma casi lastimera –Si te molesta me puedo alejar.

-Descuida- respondió Adrien tomando la mano de la azabache que asintió –No me molesta.

Adrien saco su viejo reproductor y le ofreció un auricular a la azabache que lo acepto torpemente, al colocárselo una tonada dulce comenzó, reconoció los acordes como rock pero no le molesto. Era una canción nostálgica, cálida, de cierta forma hasta dulce o tal vez era porque el aroma de Adrien era similar a la menta fresca, pero estaba disfrutando la melodía.

-Hoobastank The reason- exclamo Adrien notando el como la chica también disfrutaba la canción –Es una buena canción.

-Es buena- confirmo Marinette cerrando los ojos con pesadez –Muy buena.

(...)

Felix llego al auto con Luis detrás de el, al parecer tanto su hermano como Marinette se habían quedado dormidos, el alfa se acercó hasta la omega y toco la frente de la chica asegurándose que estuviera bien o tendría que llamar de nuevo a Nataniel quien no dejaría de amenazarlo con denunciarlo por abuso.

-¿Eres algún fan de Cuties?- cuestiono Luis mirando con seriedad a Felix quien lo miro con fastidio –No la tratas como una niña, no soy estúpido.

-Deja de imaginar cosas enano- pidió Felix despeinando a su hermano quien se mantuvo firme –Ella es hermana de alguien que fue importante para mí.

-¿Qué paso con ella?- el interrogatorio del rubio se volvió un verdadero dolor en el trasero –Ella no te ve como un hermano Felix.

-Lo diré una vez Luis, su hermana está muerta- sentencio el mayor mirando a Marinette–Y lo menos que puedo hacer es cuidarla, así que no insistas enano o te daré una paliza.

Luis asintió subiendo al lugar del copiloto, el chico era extremadamente moralista por lo que aún le parecía desagradable el cómo Felix miraba ocasionalmente a Marinette por el retrovisor, era incómodo y lo hacía sentir mal. Como un cómplice de alguna mierda enferma. Algo no estaba bien.

-Vamos hermano no quiero estar mal contigo- exclamo Felix con una sonrisa de lado –Te contare todo lo que quieras en otro momento, no quiero que pienses algo mal de mí, no soy un enfermo que se aprovecharía de una niña.

-Te creo- confeso Luis con una sonrisa –Solo es raro, pero supongo que puedo confiar en ti, ¿verdad?

-Claro que sí, siempre te diré la verdad enano- respondió con una sonrisa falsa el alfa.

CONTINUARA...

CRIMEN FABORITO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora