9. Parásito

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Su cuerpo estaba muy caliente y la humedad entre sus piernas aumentaba, su mente daba muchas vueltas al igual que el aroma de café parecía meterse en su piel como un parásito. Entonces el juguete dentro de ella comenzó a vibrar con tanta fuerza que le fue imposible no gemir, no aferrarse a las sabanas mientras Felix la miraba como un animal salvaje a una presa.

-Tengo miedo- jadeo Marinette mirando de forma suplicante a el mayor que se deleitaba con su estado.

El juguete paro y Marinette pudo tomar aire pero se asustó al sentir su parte baja arder tanto como si el juguete siguiera encendido. Ella quería que Felix la tocara a pesar de que dolía, quería que la besara y le repitiera lo hermosa que era, estaba deseando tanto a Felix que le aterro.

-¿Qué pasa?- cuestiono el alfa tomando las muñecas de Marinette inmovilizándola –No querías que parara, porque no te ves feliz, ¿Quieres que continúe? ¿Quieres que te folle duro?

La Cheng negó con prisa, ella no quería eso, no podía quererlo pero su cuerpo la traicionaba, el calor le nublaba la vista y el hecho de que Felix estuviera tan cerca solo empeoraba las cosas.

-Por favor- pidió la Cheng con pequeñas lágrimas escapando de sus ojos.

Felix sonrió y el juguete volvió a hacer su trabajo robando un gemido largo de Marinette quien clavo sus uñas en las sabanas mientras rogaba al cielo que terminara todo antes de que perdiera la cabeza.

-Te ves tan caliente- se burló el alfa tomando su celular y encendiendo la cámara –Sería una lástima dejar pasar esto.

Marinette trato de cubrir su rostro pero Felix se lo negó, la Cheng estaba desnuda, su cuerpo mostraba marcas, chupetones, rasguños y una fina capa de sudar. Su mirada estaba casi oscurecida por el placer al igual que su cuerpo sufría espasmos mientras el juguete seguía moliendo su interior.

-Felix por favor- gimió Marinette extendiendo los brazos a el chico quien parecía fascinado por todo –Te necesito dentro.

El alfa sonrió con arrogancia mientras abrazaba a la omega que ahora aceptaba los besos sin problemas, que permitía que sus manos anduvieran libremente por su cuerpo a pesar de que estaba siendo grabada, a pesar de que se sentía sucia y mareada.

-¿Te gusta tanto que te folle?- cuestiono el alfa abriendo las piernas de Marinette quien asintió con vergüenza –Te romperé esta noche princesa, no importa cuánto llores, cuando me pidas que pare, no dejare de joderte hasta que me canse.

Marinette trago en seco, tenía miedo pero extrañamente las palabras de Felix eran una promesa de que la haría sentir bien, de que tendría cuidado. Después de todo Marinette era quien lo estaba provocando, quien le estaba pidiendo que entrara dentro de ella. Era su culpa.

Los dedos de Felix sacaron con cuidad el vibrador del interior de Marinette quien gimió fuertemente al tener su segundo orgasmo esa noche, su respiración era un desastre, ella era un desastre y eso lograba que Felix se excitara de una forma casi sádica.

-Rápido- pidió Marinette cuando noto que Felix examinaba su cuerpo con detenimiento.

-Eres una perra con prisa- susurro el alfa bajando sus pantalones –Entonces no importa si no soy cariñoso.

Felix era alguien grande, demasiado para el cuerpo de la pequeña Cheng por lo que fue extraño cuando se deslizo dentro de ella y no dolió en absoluto de hecho se sintió tan bien que Marinette gimió fuertemente en el oído del alfa.

-Te corriste y solo entre- gruño Felix tratando de aguantar la sensación tan fuerte del interior de la Chenge–Eres asombrosa joder.

Las embestidas de Felix comenzaron lento pero se volvió una tortura por lo que le dejo de importar y comenzó a golpear violentamente el interior de la Cheng quien gemía con fuerza, jadeaba y suplicaba porque lo hiciera más rápido, más fuerte. Se sentía tan bien como para parar.

-Lo estas recibiendo tan bien- jadeo Felix mirando como su miembro entraba una y otra vez dentro de la menor –Esto es muy caliente Marinette, lo estás haciendo tan bien princesa lo estas recibiendo todo.

Los golpes dentro de la chica se volvían fuertes, Marinette estaba sobre estimulada, estaba cansada, su mente se mantenía nublada y el hecho de Felix continuara entrando en ella la hacía arquear la espalda de placer.

Para el alfa el interior de Marinette era la cosa más deliciosa del mundo, pero lo mejor era ver como la niña era un desastre debajo de el, con el cabello alborotado, el labio roto, los ojos llorosos. Parecía una escena de una maldita película porno y le encantaba porque el la había destrozado. Estaba follando con una niña de 14 años que adoraba estar siendo abusada, estaba rompiéndola de tantas formar más allá del sexo que no le importaba, porque era la realidad.

Felix había logrado meterse en la piel de la Cheng, entre sus piernas, en su corazón y no planeaba soltarla, no la dejaría nunca, la obligaría a quedarse a su lado aunque ella no lo quisiera.

El interior de Marinette se apretó con fuerza alrededor de Felix cuando llego a su cuarto orgasmo esa noche provocando que el alfa también llegara al final dentro de la pequeña que enterró sus unas en la espalda de Felix al sentir el nudo del alfa.

(...)

Era muy tarde cuando Felix regreso al departamento cargando a Marinette en su espalda, Adrien estaba dormido en el sofá esperando por amabos lo que conmovió el corazón de el mayor quien primero dejo a Marinette en su habitación y después cubrió a su hermano con una manta cálida.

-Sabias que Adrien esta flechado por Marinette- comento un Luis muy cansado recostado en otro de los sofás.

-No tenía idea- miente el alfa sentándose a lado de su hermano.

-Creo que a Marinette también le gusta un poco- la voz de Luis está llena de sinceridad y cansancio –Seria lindo si pudieran salir juntos, debemos ser buenos hermanos y ayudarlo

-Tienes mucha razón enano

(.....)

En la casa de los Cheng Kagami miraba el techo de su habitación con dolor, extrañaba charlar con Marinette al final del día y que su hermana le contara como Alya había empezado una pelea o que había golpeado a algún chico nuevo.

Kagami extrañaba a su hermana, demasiado y se arrepentía de no haber estado lo suficiente atenta cuando Marinette comenzó a salir de casa con mucha frecuencia, cuando la menor de los Cheng tenía pequeños chupetones en el cuello, hubiera dado todo por ver las señales y no haber gritado que todo era culpa de Marinette cuando encontró a Felix sobre su hermanita.

-Maldita sea- sollozo Kagami abrazándose a sí misma –Todo es mi culpa.

En la mente de Kagami se repetía una y otra vez a escena, con tanto detalle que era asqueroso, con tanta precisión que recordaba incluso las lágrimas en el rostro de su hermanita. Tenía tanta rabia que podría morir por contenerla.

CONTINUARA.....

CRIMEN FABORITO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora