Revelacion

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Decido tomar su mano y me ayuda a levantarme.

—¿Eres nueva? Nunca te había visto por aquí —comenta mientras acaricia a Tawny.

—¡Sí! Recién salida de la caja —digo bromeando.

Es que Dios me da una segunda oportunidad y yo la embarro por segunda vez. Ni que fuera una muñeca... o un muerto. Soy mala dando buenas impresiones.

—Eso explica muchas cosas —menciona.

Qué linda sonrisa tiene, Dios mío. Me gustan las personas con linda sonrisa, aunque yo considero que la mayoría de las personas tienen una linda sonrisa, pero ella tiene una sonrisa aún más bonita que el promedio.

Contrólate, Bárbara Millicent.

—¿No debería haber alguien para enseñarte la escuela? —pregunta.

—Creo que mi guía se perdió en el camino —me encojo de hombros.

—Hoy es tu día de suerte, conozco todos los caminos que existen en este lugar —propone.

—Me siento honrada.

Me indica que la siga y nos dirigimos a los jardines, ubicados cerca del establo. La variedad de flores y tipos de árboles frutales es más de lo que creí posible, habia otro bosque aqui dentro. Pinos y arces se alzan intentando tocar el cielo, mientras grandes invernaderos albergan diferentes tipos de plantas exóticas. Los campos están bordeados por su especialidad: árboles de cerezo que tiñen los pisos rojizos. Me maravillo ante la vista una vez más.

Además de las plantas, el jardín está lleno de vida. Puedo escuchar el zumbido de abejas y mariposas revoloteando entre las flores, mientras pájaros de colores brillantes vuelan de rama en rama. El aire está impregnado con el dulce aroma de las flores que recorre los campos gracias a la brisa que pasa.

Mis padres apenas me dieron información sobre este lugar, y cuando digo apenas, me refiero a que no me dijeron absolutamente nada. Me sorprende gratamente haber descubierto tantas cosas que me gustan en tan poco tiempo.

Debo tener una cara de sorpresa muy notable, porque Raquelle me contempla con gracia en su mirada.

—Tenemos un club dedicado a dendrología y floricultura, por si te interesa —agrega.

—¿Puedo ser parte de varios clubes? —pregunto con expectación.

—Tú puedes ser lo que quieras —bromea Raquelle.

Y eso me causa una risa sin sentido.

—Puedes unirte a todos los clubes que desees, pero debes mantener buenas notas para poder quedarte —dice en un tono más serio.

—¿Estás en algún club? —pregunto.

—En la mayoría —dice con una sonrisa.

Hacemos un pequeño recorrido por los salones del castillo, me asomo un poco para enterarme de lo que sucede dentro y para mi alivo, estan lejos de parecer un manicomio, exceptuando las paredes blancas.pasamos por las salas donde se llevan a cabo la mayoría de clubes, como la sala de música, que está completamente vacía, con grandes ventanales que dan a los jardines, instrumentos de todo tipo y libretas con partituras en organizadores. Algo rompe un poco la armonía del lugar: una guitarra plateada con lentejuelas está tirada en el piso, junto a algunas hojas arrugadas.

—¿Cuándo aprenderá ese Rayito? —dice Raquelle en un tono de resignación.

—¿Conoces al dueño de la guitarra?

—Mejor que nadie —agrega mientras recoge la guitarra y la pone en una repisa.

¿Quién carajos es el tal Rayito? No puedo evitar relacionarlo con un cantante de hip-hop.

Destino EncantadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora